Aunque bien pudiera ser que fuera a hablaros hoy en forma figurada (quien siembra vientos recoge tempestades o similar), lo cierto es que esta entrada va a ser muy literal. Hace tiempo os conté que había plantado semillas de calabaza, pero no os conté qué tal nos fue. Bueno, pues esta entrada va de eso, aunque tiene moraleja final
Siguiendo las indicaciones de San Google, las semillas de calabaza las plantamos en primavera, después de Semana Santa, cuando se supone que ya han pasado definitivamente las heladas. A principios de verano, aquellas semillitas ya eran plantas de verdad, vistosas, de grandes hojas y muy verdes. En pleno verano, además tenía unas flores amarillas bastante grandes y muy vistosas. Me encantaban.
Se suponía que las primeras flores no daban frutos y que su función era polinizar a las que vendrían después (si hay algún entendido en la sala, tiene la libertad de corregirme si lo considera oportuno
CONTRAS:
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Hay que saber cuándo plantar cada cosa. Yo aún estoy en ello. Me hubiera encantado poder plantar brócoli, que al Mediano y a mí nos encanta, para comérnoslo ahora en invierno, pero se nos pasó el tiempo y ahora tendremos que esperar otra temporada.
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Lo de las calabazas fue una gran decepción, he de confesarlo. Planté las semillas de las calabazas de Halloween y me pasé todo el verano esperando que alguna cuajara y pudiéramos usar las nuestras propias este año. Y todos nos quedamos con las ganas.
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Aunque a nosotros no nos pasó (cruzaremos los dedos), hay que vigilar las plagas: que si hormigas, bichos en las hojas, hongos y demás. ¡Menos mal que nosotros plantamos por gusto!
PROS:
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Nosotros no tenemos espacio para un huerto. Pero eso no es excusa para no plantar. Hoy en día existen cajones estupendos para plantar que pueden colocarse en patios o terrazas. Plantas como las lechugas se pueden colocar perfectamente en macetas o jardineras corrientes y las de tomates cherry quedan estupendas en latas.
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Es fantástico enseñarles a los niños de dónde vienen algunas verduras y hortalizas. Los míos alucinaron al ver que el pimiento salía de una flor. Pero es más genial para mí ver cómo iban cada día a mirar si los pimientos estaban ya lo bastante grandes o si los tomates comenzaban ya a ponerse rojos para poder comérselos.
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Como veis, no hace falta comprar determinadas semillas a menos que estemos buscando una variedad concreta. Las de las verduras y hortalizas que compramos a diario nos pueden servir perfectamente.
Esto de plantar semillas es curioso y muy parecido a la vida. Hay veces que pones todas tus ilusiones en algo que no termina por prosperar y nos entristecemos. Sin embargo, algo que te llegó por casualidad y que mantienes sin mucha esperanza resulta ser lo que te sorprende y te da mejores frutos. De todo se aprende. Y que sepáis que yo, este año, pienso volver a probar suerte con las calabazas. Igual que en la vida, que no se diga que no obtuvimos calabazas por no intentarlo
Y para terminar esta entrada, os recuerdo que hoy es el último día del súper sorteo de cumpleblog que pusimos en marcha hace un par de semanas. Tenéis hasta esta medianoche para participar si no lo habéis hecho ya