No es facil calificarlo, porque escribe como dando brochazos. Su prosa va al grano: no se recrea ni lo más mínimo, va al tema para transmitirnos situaciones e imágenes (no en vano es director y profesor de cine), pero lo hace con oficio y eficacia. Puede parecer fácil pero yo creo que no lo es, hacer un uso inteligente de tan pocos recursos.
Un libro fácil de leer, porque los cuentos son breves o brevísimos. Y lo mejor está en los extremos, donde se aplica un especial humor negro a la israelí:
¿Os habéis parado a pensar alguna vez en cuál es la última palabra más frecuentemente pronunciada por los que están a punto de fallecer de una muerte violenta? El Instituto Tecnológico de Massachusetts ha llevado a cabo un importante estudio sobre la cuestión entre las distintas comunidades de Norteamérica y ha llegado a la conclusión de que la palabra no es otra sino "joder". (...)