De repente, otoño

Publicado el 19 octubre 2017 por Daniel Guerrero Bonet

Aunque astronómicamente comenzó en septiembre pasado, no fue hasta hace dos días que el otoño hizo acto de presencia en España. Y lo hizo de manera súbita, haciéndonos pasar, de un día para otro, de un veranillo extemporáneo, que la gente aprovechaba para prolongar los paseos por la playa, a jornadas tormentosas que causaban inundaciones, granizadas y el desplome de las temperaturas. En las cumbres más altas se aposentaron las primeras nieves y los campos sedientos, que mantenían a los agricultores mirando al cielo cada mañana, sintieron el alivio de un agua que alejaba el fantasma de la sequía. Climatológicamente, el cambio fue repentino y drástico, sin ninguna transición que graduara la sustitución de las prendas veraniegas por las de abrigo. De los ventiladores a la caricia tierna de las sábanas para conciliar el sueño, haciéndonos buscar ese calor grato de una compañía de cama y secretos. Y es que, de repente, el otoño vino a ocupar su espacio e imponer su tiempo, tal vez molesto por el retraso de su llegada y la bondad transparente de los cielos. De repente, tras hacerse desear, se nos ha caído encima el otoño, dispuesto a recuperar el tiempo perdido. Ya era hora.