De Safari en Tanzania

Publicado el 23 mayo 2017 por Grupozonaciencia

Un calzado cómodo, un buen sombrero y prismáticos son los únicos elementos que debe llevar a su viaje por Tanzania. Este país, de inmensas llanuras repletas de vida, se convierte en uno de los más indicados para los que desean experimentar la sensación de convivir con los animales en su propio hábitat. Antes de que le inviten a 'pasar a su casa', aterrizará en la ciudad más emblemática del norte del país -Arusha- para dormir y reponer fuerzas en una semana plagada de emociones.

Al día siguiente, sus pasos se encaminarán hacia el Parque Nacional del Lago Manyara, un territorio que cuenta con protección especial y cuya mayor parte de la superficie discurre entre la pared del Gregory Rift -y sus increíbles desfiladeros- y el lago alcalino Manyara. Si le gusta la fauna, prepare su cámara de fotos: los flamencos rosa son una constante en esta región, así como los rinocerontes, los mamíferos de árbol que trepan por los bosques de mangos y las manadas de herbívoros.

A 180 kilómetros hacia el oeste desde la ciudad de Arusha, experimentará la paradoja que se percibe en la zona de conservación del Ngorongoro: jamás en el cráter de un volcán se registró tanta vida, pues en sus 20 kilómetros de diámetro se dan cita más de 30.000 grandes animales. Entre ellos, los conocidos como 'los cinco grandes': elefantes, leopardos, búfalos, leones y rinocerontes.

Curiosamente, aunque en el idioma masai 'ngorongoro' se traduce como 'lugar frío', un auténtico edén repleto de actividad convierte este enclave en uno de los puntos calientes de Tanzania. Durante su estancia en el país, también podrá realizar un descenso al cráter para hacer un safari en su interior.

El Parque nacional Serengueti, con sus 14.700 kilómetros cuadrados, ofrece continuar la aventura por Tanzania experimentando un safari en sus terrenos. Su gran sabana plana y abierta es la morada de felinos, cebras, ñus y otras tantas especies que en total suman más de tres millones -sí, sí, ha leído bien- de grandes mamíferos en sus llanuras. Para hacerse una idea más cercana de la enorme superficie de territorio que engloba este parque, es posible contratar un sobrevuelo en globo al amanecer y disfrutar de las impresionantes variaciones de color del horizonte tanzano.

Si su viaje se realiza en mayo, tendrá la suerte de poder presenciar uno de los acontecimientos que, año a año, protagonizan los herbívoros que pueblan el Parque nacional Serengueti: la migración de más de 200.000 cebras y un millón de ñus que ponen rumbo hacia las llanuras del norte keniano en busca de pasto. Durante los meses de octubre y noviembre, el proceso se invierte, y todos estos animales ponen rumbo hacia el sur entrando de nuevo en el Serengueti tras un 'paseo' de más de 3.000 kilómetros.

Si durante la mayor parte de su recorrido por Tanzania le han acompañado los paisajes áridos -a excepción de los bosques de Ngorongoro-, al llegar al Parque nacional de Tarangire ante sus ojos predominarán los tonos verdes. Este cambio de escenario se debe a que en su ecosistema existe una gran cantidad de agua que 'alimenta' diferentes tipos de vegetación.

Entre las especies más características del parque se encuentran los baobabs, unos impresionantes árboles gigantescos que pueden llegar hasta los 10 metros de altura y cubrir un diámetro de otros 10 metros con sus ramas. En su viaje, se incluye un safari a través de los troncos de estos árboles gracias al cual tendrá la suerte de ver de cerca a los grupos de elefantes que juegan a lanzarse agua con las trompas.