De series: Las chicas Gilmore

Publicado el 05 septiembre 2017 por Déborah F. Muñoz @DeborahFMu
Veía esta serie cuando era pequeña, pero me quedé sin enterarme del final cuando empecé el Bachillerato y el nuevo horario me impedía ver los capítulos. Siempre me quedé con esa espinita clavada, porque además me quedé en una temporada en la que pasaron cosas muy fuertes y por fin, tras muchos años, me regalaron la serie completa por mi cumpleaños, por lo que pude disfrutarla de nuevo de principio a fin.Son siete temporadas, más de 100 episodios de unos 45 minutos cada uno, pero aun así no se me ha hecho pesado. Cada episodio empieza con un pequeño gag cómico, seguido de una intro que prácticamente no cambia desde el inicio de la serie, y luego va el episodio en sí. No he visto los episodios secuela de Netflix, por cierto. No sé si me atrevo.La historia es básicamente la de una madre, Lorelai, que tuvo a su hija Rory muy joven y abandonó la casa familiar para criarla sola en un pueblo llamado Stars Hollow, repleto de gente excéntrica que tiene tendencia a meterse en los asuntos de los demás y a hacer muchas cosas en comunidad. Rory tiene el sueño de ir a Harvard y, para ayudarla a lograrlo, Lorelai la quiere inscribir en Chilton, un colegio muy prestigioso, pero la matrícula es carísima y se verá obligada a hacer de tripas corazón y pedir el dinero a sus padres, que se lo dan con la condición de que madre e hija vayan a cenar con ellos todos los viernes. A lo largo de la serie vamos viendo crecer a Rory en sus años en Chilton y posteriormente en la universidad, asistimos a los líos amorosos de madre e hija y disfrutamos de las historias de un amplio abanico de personajes únicos y maravillosos, como Luke, el gruñón dueño de la cafetería que frecuentan las chicas; Kirk, un tipo pluriempleado de lo más raro en todo lo que hace; Lane, la amiga de Rory, con una madre extremadamente religiosa a la que tiene que ocultar su pasión por el rock; Tsuky, una chef tan genial como patosa; los padres de Lorelai, ricos y manipuladores; Paris, compañera de colegio de Rory con un carácter terrible; Taylor, el concejal del pueblo que lo quiere todo a su gusto... y muchos más.Lo cierto es que lo que predomina en la serie es la comedia, aunque también tiene momentos muy dramáticos y la tendencia a finalizar las temporadas en un momento de tensión inmenso. Es bastante angustioso en algunos puntos, pero siempre saben rebajar la tensión con alguna gracia bien colocada. La temporada 6 pega un bajón considerable, pero la 7 remonta una barbaridad y te la pasas pegada al televisor a ver cómo sigue.Lo bueno es que la trama amorosa es un poco secundaria, la serie se centra en la relación de madre e hija, en cómo interactúan con los abuelos y con el resto del pueblo y en cómo van construyendo sus vidas y luchando por sus sueños. Otra de las cosas que me encantan de la serie es la cantidad de referencias a la cultura popular que hay, tanto en los diálogos, que son muy inteligentes, como en imágenes (los libros que leen...). También es un puntazo que madre e hija se pasen buena parte de los capítulos comiendo y bebiendo café, en otras series parece un tabú ver comer a los personajes.En definitiva, es una serie buenísima y muy original en todos los aspectos, hace reír y consigue que te impliques con los personajes, os recomiendo de veras que le deis una oportunidad.
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