Desde 1979, año en el que empecé a militar con 14 años en la Juventud Comunista de Madrid (JCM), me han tildado de muchas cosas, cosas tales como afgano, prosoviético, sociata, gerardista, socialdemócrata, eurocomunista, reformista, terrorista, zorrocotroco. Todos y cada uno de estos adjetivos con cierta justificación “ideológica” según de quien partiera y con la misma respuesta por mi parte, la indiferencia ante la falta de argumentos y el desprecio por la falta de método y discurso que al fin y al cabo es lo que nos caracteriza a los hombres y mjueres de izquierda de los verborreicos pseudorevolucionarios o socialrevolucionarios.
Hoy, los que se rasgan las vestiduras ante el “inmovilismo de la actual dirección de Madrid” de IU, rizando más el rizo ya no me califican con adjetivos supuestamente “políticos”, con los que uno o una pueda pensar que hay detrás de cierto discurso o planteamiento, no, su discurso es de tal profundidad y calado ideológico que me califican de mafia, concretamente “el nivel de la mafia madrileña” junto a un emoticono vomitando.
Estos supuestos puristas, socialrrevolucionarios, ya los he conocido en épocas anteriores, siguen estando entre nosotros y lamentablemente seguirán estando, y en épocas de confusión ideológica, de algunos y algunas, son los que se pegan el empacho ideológico o siguen a cualquier pico de oro que lo único que le interesa es medrar y su propio afán de protagonismo.
Son las mismas personas puristas que criticaban a los colectivos de las juventudes comunistas por llevar banderas de colores y no sólo la roja, pero también son las mismas personas que en su afán de revisar todo y de todo, nos califican a los que estuvimos en la transición de tragar con todo, pero también son los mismos que se alineaban con el CC del PCE cuando este nos “mandataba” para que no ondeásemos banderas republicanas en las manifestaciones y concentraciones, ya sabéis el oportunismo no da puntada sin hilo y de pronto estoy aquí pero mañana estoy allí.
De inmovilistas está el mundo lleno, y de socialrrevolucionarios también, para qué lo vamos a negar, pero lo que nunca me habían llamado era “mafia madrileña”, quizás las mafias habría que buscarlas en la triadas chinas de algún polígono industrial de alguna localidad madrileña, porque este que escribe de mafia poco, más bien nada, pero de argumentos sobre posicionamientos políticos y organizativos, los que hagan falta.
Quizás por mi larga trayectoria como militante en la que he estado en direcciones y he dejado de estar, en la que he participado más activamente y menos, pero de la que me siento orgulloso por haber seguido siempre siempre los dictados de mi conciencia, conciencia de clase que me labraron desde pequeñito la brutal represión hacia mis mayores, la emigración y clandestinidad de mis padres, las luchas estudiantiles, la creación de IU, y más luchas, y luchas y luchas.
Pero por favor si hay algo que debatir que se haga, unas veces seremos mayoría y otras minoría, que se haga con argumentos, porque la falta de estos lleva al que emite estos adjetivos a parecerse más a una asnada que a un “supuesto militante de izquierdas”.
Ya sabeis, los extremos se tocan, se retroalimentan y al final acaban confluyendo.