Si el 'Parque de El Retiro' tiene un nombre muy lógico, el 'Jardín de El Capricho' no se le queda atrás. Porque no es otra cosa que eso, un capricho. En su origen, lo fue de María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel y Tellez Girón (que nombres más largos. Esta señora tiene Twitter y sólo le quedaría espacio para decir 'Hola'), Duquesa de Osuna allá por los tiempos que discurrian entre los siglos XVIII y XIX. Básicamente, el capricho de hacerse el 'jardincillo' (de 14 hectareas) vino a realizarse por que el salón de casa se le debió quedar pequeño, y necesitaba un sitio para sus reuniones sociales. Y es que Pepa, si hubiera tenido Facebook, lo hubiera 'petado', que para eso era una de las animadoras de la vida cultural y nobiliaria de Madrid, que por aquella época, venian a coincidir bastante.
Y desde luego, se hizo el Capricho a conciencia, de manera que ni siquiera lo vio terminar, aunque es cierto que por el medio, como ocurrió con tantas cosas bellas en Madrid, estuvieron los franceses, quienes no tuvieron ningún problema en ocupar el parque mientras andaban de conquistas por aquí. Con el transcurrir de los siglos, el jardín tuvo variados ocupantes y ocupaciones, incluso como cuartel militar republicano, pero al final, todos los madrileños hemos tenido la suerte de poder recibirlo en bastantes buenas condiciones.
Y es una suerte porque el nombre sigue funcionando exactamente igual de bien. Es un capricho para las miradas y las sensaciones pasear por sus caminos y vericuetos, descubrir sus sorpresas o simplemente dejarse caer en un banco y que el tiempo pasee, más que pase. Rincones llenos de encanto y de belleza, de los que parece que puede surgir, en cualquier momento, la misma Duquesa de Osuna dándose una vueltecita por su capricho. Que ahora, y hay que darle las gracias a la Pepa, es el nuestro.
Ojo, el Parque tiene horario de visita y sólo se puede visitar fines de semana y festivos…..