«El buey y tu mujer, de tu tierra deben ser». Eso, al menos, reza el refrán italiano que da título a esta novela, publicada en 1941, que constituye una de las primeras incursiones de Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, 1908 – Turín, 1950) en la narrativa, después de haber debutado en 1936 con el poemario Trabajar cansa. Está considerada una obra de referencia del neorrealismo, ya que desarrolla algunos principios del movimiento —el retrato de la realidad social, la clase trabajadora, el estilo accesible para el gran público, el desenlace pesimista, antiheroico—, si bien Pavese ante todo lleva a cabo un proyecto de realismo simbólico, que va más allá de las imágenes y otorga a cada elemento un significado que trasciende los límites de lo puramente social. De tu tierra, pese a tratarse de un libro modesto con respecto a novelas como La luna y las hogueras (1950) o Entre mujeres solas (1949), esboza los motivos esenciales del escritor piamontés, y por eso mismo hay que tenerlo muy en cuenta.
Cesare Pavese
Bajo la aparente simplicidad de la trama, en la que se suceden episodios rutinarios de la vida en el campo, Pavese construye una novela de múltiples capas que condensa muchas de sus obsesiones. No hay que dejarse engañar por la sencillez del universo cotidiano ni por la sobriedad de su prosa: Pavese es un narrador preciso y sutil, que no recarga su discurso, sino que expresa mucho en pocas líneas. Busca la palabra exacta, la metáfora que se ajuste a la dimensión simbólica que quiere dar a cada escena. Presta atención a la naturaleza, a los elementos del paisaje que puede utilizar para potenciar su composición (por ejemplo, el simbolismo del día y la noche en el campo: por el día todos cumplen con su labor, todo está a la vista de todos; la noche, en cambio, abre otras posibilidades para lo inexplorado, lo pasional y lo impúdico), como hace también y de forma muy notoria en El bello verano (1949). La familia nunca es una institución amable para él; y ocurre algo similar con el amor, condenado al desencanto. Leer a Pavese significa integrarse en una realidad ordinaria en la que sin embargo uno tiene la sensación de que hay algo que escapa de cualquier control, una tensión oculta en las acciones diarias que tarde o temprano sale a la luz en forma de clímax dramático.