¿De verdad somos tan listos? Descubre la respuesta con Manuel Martín-Loeches

Publicado el 15 febrero 2024 por Jeroensangers @JeroenSangers

Episodio 295

¿Cómo ha evolucionado la inteligencia humana y por qué, a pesar de ser una de las más poderosas del planeta, a menudo no desarrollamos todo nuestro potencial?

Ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás cómo desentrañar los misterios de la mente humana con Manuel Martín-Loeches.

Manuel es catedrático y doctor en Psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid. Ha dedicado toda su vida profesional a entender cómo funciona nuestra mente: por qué pensamos como pensamos, creemos lo que creemos o imaginamos como imaginamos.

Ha contribuido con más de 100 artículos a la comunidad académica y es autor de varios libros. Estos incluyen «¿Qué es la actividad cerebral?», «La mente del Homo sapiens», y «El sello indeleble», este último coescrito con Juan Luis Arsuaga. Su obra más reciente es «¿De qué nos sirve ser tan listos?: Descubre cómo piensa y se emociona nuestro cerebro».

 

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Índice de la entrevista

  • (04:10) La importancia de la visualización

  • (07:06) ¿Qué es la intuición?

  • (08:48) ¿Qué es la inteligencia humana?

  • (11:50) Entrena tu inteligencia

  • (19:34) El mito de las inteligencias multiples

  • (25:22) La inteligencia emocional

  • (29:40) La importancia del recuerdo

  • (34:28) Somos menos listos de lo que creemos

  • (40:06) Gestionar la emoción y la inteligencia al mismo tiempo

  • (44:48) ¿Qué nos mueve?

  • (49:03) Avances recientes en la neurociencia

  • (54:03) El mejor hábito productivo

  • (55:01) ¿Qué miedos has superado?

  • (57:00) Cuestionario KENSO

  • (1:00:46) ¡Nos escuchamos muy pronto!

   

Recursos mencionados

  • Manuel Martín-Loeches | Universidad Complutense Madrid

  • ¿Qué es la actividad cerebral? de Manuel Martín-Loeches | Amazon

  • El sello indeleble: Pasado, presente y futuro del ser humano de Juan Luis Arsuaga y Manuel Martín-Loeches | Amazon

  • ¿De qué nos sirve ser tan listos?: Descubre cómo piensa y se emociona nuestro cerebro de Manuel Martín-Loeches | Amazon

  • Teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner | Wikipedia

  • Inteligencia emocional de Daniel Goleman | Amazon

  • Inteligencia social de Daniel Goleman | Amazon

  • Red neuronal por defecto | Wikipedia

  • La vida secreta del cerebro: Cómo se construyen las emociones de Lisa Feldman Barrett | Amazon

  • Episodio 292: Entrena tu cerebro a ser más efectivo con Ana Ibáñez | KENSO

  • Una casa para el señor Biswas de V. S. Naipaul | Amazon

  • Back In Black de AC/DC | song link

  • Alejandro Magno de Oliver Stone | FilmAffinity

  • La página web de KENSO

  • Formación para empresas | KENSO

  • Cursos online | KENSO

  • Coaching personal | KENSO

  • Y la música de KENSO gratis para Podcasts y YouTube | Uppbeat

 
  • Aviso: el transcriptor a veces no nos entiende, pero vosotros seguro que sí.
    Disculpa, si lees algún error en la transcripción.

    Quique: ¿Cómo ha evolucionado la inteligencia humana y por qué, a pesar de ser de las más poderosas del planeta, a menudo no desarrollamos todo nuestro potencial? Pues ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás a desentrañar los misterios de la mente con Manuel Martín Loeches.


    Jeroen: Manuel es catedrático y doctor en Psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid, y ha dedicado todo su vida profesional a entender cómo funciona nuestra mente. ¿Por qué pensamos como pensamos? ¿Por qué creemos lo que creemos? ¿O por qué imaginamos como imaginamos? Ha contribuido con más de 100 artículos a la comunidad académica y es autor de varios libros. Y estos incluyen ¿Qué es la actividad cerebral? La mente de Domo Sapiens y El sello indeleble. Y este último, co-escrito con Juan Luis Arsuaga. Y su obra más reciente es ¿De qué nos iba a ser tan listos? Descubre cómo piensa y se emociona nuestro cerebro. Bienvenidos a un nuevo episodio de Kenso, el podcast donde descubrirás cómo viví en la efectividad para ser más feliz. Yo soy Jeroen Sangers, aprendiz en reconocer mis sesgos.

    Quique: Y yo soy Quique Gonzalo, aprendiz en perder neuronas y crear neuronas. Bienvenido. Es un placer tenerte con nosotros, Manuel.

    Manuel: Gracias, Ernesto. Yo también estoy muy a gusto.

    Quique: ¿Qué tal? La verdad es que nos gustaría hacerte una pregunta que, aunque parezca muy normal, yo creo que es importante. ¿Cómo te encuentras hoy?

    Manuel: Bien. Es miércoles, ¿no? Y está un poco nublado. Parece que no, pero a mí me afecta mucho lo que hace fuera, por la ventana. Incluso aunque esté en un sitio cerrado, como he tenido que llegar, si ha habido más luz o menos luz, a mí me afecta mucho la época del año y el día en concreto. Y bueno, hoy está nublado aquí en Madrid. Estoy bien. Hoy está mejor.

    Quique: Eso es maravilloso porque vamos a sacar luz, metafóricamente hablando, a un día nublado de nuestra vida. Immanuel, ¿a ti cómo se te iluminó cuando eras joven, cuando eras niño, empezar a apasionarte por el mundo de la inteligencia, del cerebro? ¿Qué es lo que te lleva hacia este lugar, hasta esta experiencia que nos trae hoy aquí?

    Manuel: Fíjate, pues no sabía decirte. Sí que es verdad que ya de pequeño tenía ese interés y no lo sé. Pasa un poco, es algo de lo que cuento en el libro, que muchas veces tomamos las decisiones y no sabemos por qué. El cerebro está ahí realizando cálculos, computaciones, comparaciones. De hecho, ahora mismo nuestros tres cerebros lo están haciendo y no somos conscientes de ello. Y luego al final sale a flor a la conciencia una determinación, una decisión, un bueno, voy a hacer esto, me apetece esto, y no sabes exactamente por qué ha sido. Y a lo mejor a veces dices, oye, pues si me preguntan, como estás haciendo tú ahora, intento dar una respuesta, pero seguramente será inventada ahora, ¿no? al cabo de los años, más todavía, ¿no? No sé muy bien por qué, pero sí que es verdad que cuando era pequeño ya dibujaba mi profesión de mayor, entonces me imaginaba con barba y con bata, y hubo un tiempo en que iba con barba y con bata, efectivamente, hace ya años, y que estudiaba, exploraba los cerebros de las personas con un aparato que les ponía, que serían unas antenas, y entonces de las antenas salía un cable que iba a una televisión y ahí podía ver la mente de la gente. Lo que hago ahora es muy parecido, ¿no? Aunque luego, salvando las distancias. Pero sí que es verdad que tenía esa idea de ser… Yo decía, quería ser médico científico, pero sobre todo científico, ¿no? Y al final, bueno, pues hago algo parecido a esto. He tenido esa suerte, que también es una cuestión de oportunidades. Y se me ha dado bien por las vicisitudes de nuestro país, ¿no? Que permite que si quieres te desarrolles y prosperes en cuanto que seas competente, claro, evidentemente. Depende mucho de tu esfuerzo, quiero decir. Y, bueno, pues me siento muy satisfecho, la verdad, por eso. Pero no sabría decirte de dónde vino todo, ¿no? No lo sé. Aquí estoy, a cabo de los años.

    La importancia de la visualización

    Quique: Efectivamente, y eso también es importante saber que parte de lo que has visualizado, esa barba, esa bata, esos cacharros conectados a la televisión, en cierto modo es lo que haces hoy en día. ¿Qué importancia tiene la visualización en nuestro día a día de lo que nosotros nos vamos rumiando, metiendo en la cabeza, con lo que luego al final vamos a terminar haciendo?

    Manuel: Bueno, tiene mucha importancia por lo que comentaba antes, ¿no? De alguna manera, mucho de lo que maquina nuestro cerebro escapa a nuestra conciencia. Y entonces muchas veces viene bien saber qué áreas, qué circuitos, qué estructuras se ponen en marcha cuando nos enfrentamos a un estímulo, a una situación o a una decisión, porque así podríamos de alguna manera ver ¿Qué ha tenido peso en esa decisión? Tanto a nivel, por ejemplo, grupal. Imagínate, esto se lo hacemos a un grupo de personas. A ver, pongo un caso muy práctico en la esquizofrenia. ¿Qué hace que la gente con esquizofrenia tenga alucinaciones? Pues si se ven activas ciertas áreas, puedes modelizar la cosa. Puedes decir, bueno, esto se puede deber a estas conexiones que son defectuosas o están en exceso. o alguna razón así, y lo mismo con las personas sanas que no tienen ningún trastorno. ¿Por qué tomamos las decisiones que tomamos? ¿Qué nos lleva a hacer esto a nivel grupal y a nivel individual? Entonces, el estudio del cerebro nos visualiza muchas cosas que nosotros desconocemos y que nos parecen sorprendentes. Un ejemplo que suelo poner mucho en mis clases es la reacción que tiene el cerebro cuando ve una cara con una expresión emocional. que si la presento de manera subliminal, es decir, en torno a 16 milisegundos, y no hace falta que sea tan breve, puede durar un poco más, la gente no la ve conscientemente, no sabe ni tan siquiera que ha aparecido una cara la mayoría de las veces, y sin embargo sí que podemos ver que en su cerebro se han activado algunas zonas que tienen que ver con los afectos, con las emociones, principalmente la amígdala, Y fíjate, oye, a lo mejor eso determina que hayas tomado una decisión o no respecto a la situación que está ocurriendo en ese momento, y es simplemente porque se te ha activado la amígdala. Entonces tú no sabes que ha ocurrido esto, te lo dice el experimentador. Y entonces, ¿cuántas veces no ocurrirá esto en la vida cotidiana, en la vida real? Que se nos activan áreas del cerebro en función de cosas que estamos viendo o que está elucubrando nuestro cerebro y que pasan desapercibidas a nuestra conciencia. Bueno, en el fondo es conocernos mejor a nosotros mismos.

    Quique: Es un auténtico descubrimiento porque, como bien dices, la capacidad de poder conocernos a nosotros, Manuel, muchas veces va en aquello que se escapa. La visualización, pensamos que cuando lo hacen los deportistas nosotros no podemos hacerlo y, sin embargo, ya nos has demostrado que es una cosa que podría funcionar en nosotros. Y otra de esas palabras que a menudo, a nivel científico, malinterpretamos porque pensamos que son casualidades, es la intuición. ¿En verdad qué es la intuición?

    ¿Qué es la intuición?

    Manuel: Sí, digamos que sería esto que estamos comentando. Yo creo que encaja muy bien con lo que entendemos por intuición. Es decir, es lo típico de a mí esto me da la sensación o me dice o me parece que… y no sabría decirte por qué. Y, ¿sabes qué pasa? Que, a ver, siendo muy extremista, y según algunos autores, la gran mayoría de las veces realmente no sabemos por qué creemos lo que creemos, o hemos decidido lo que hemos decidido, y cuando damos razones, muchas veces no son las verdaderas razones. Es decir que, Siempre sería intuitivo todo, solo que algunas veces no lo consideramos intuitivo porque nos hemos inventado una explicación a por qué hemos decidido que esto es lo mejor. Ah, pues es por esto, por esto, por esto, por lo otro. Cuando en realidad, en el fondo, el cerebro ha tomado la decisión igual que cuando estamos haciendo algo que es intuitivo, ¿no? Es decir, no sabemos por qué. Pero lo de la intuición encaja muy bien con esta idea de que en el cerebro se activan muchos circuitos, muchas estructuras que ni sospechamos que se están activando y, bueno, pues al final aflora en nuestra conciencia la conclusión, mira, lo mejor es hacer esto. ¿Por qué? No lo sé, pero el instinto me dice que es así. De hecho, según algunos autores, prácticamente todo lo hacemos así. Todas las decisiones son así, por muy conscientes que nos parezca que somos de las razones, que realmente son inventos a posteriori, síndromos radicales.

    ¿Qué es la inteligencia humana?

    Quique: Y una pregunta tan sencilla como la que te voy a hacer, por mi parte tan compleja, para responder como la tuya, ¿qué es la inteligencia humana, Manuel?

    Manuel: Bueno, a ver, la inteligencia en general, la definición de inteligencia, hay mucha gente que, he leído por ahí en redes sociales, dicen, mira, ni tan siquiera los científicos saben lo que es la inteligencia. Y no es verdad. Se lleva trabajando en inteligencia más de 100 años y muy bien, además es una de las ramas o de las áreas de la psicología que más se ha trabajado, además, entre otras cosas, por su gran utilidad. a la hora de clasificar a la gente para las funciones laborales, por ejemplo, para destinarlos a un trabajo o a otro, y para el rendimiento académico. Para esto ha sido y es muy útil la inteligencia. Entonces, ¿sí que hay una definición de inteligencia? En realidad hay varias. para prácticamente cualquier proceso psicológico. La única cuestión es que, al final, si te das cuenta, en todas subyace más o menos la misma definición. Entonces, una definición general o genérica de inteligencia, sin entrar en particularismos, sería algo así como la capacidad para solucionar problemas, especialmente problemas nuevos. se puede enriquecer para solucionar problemas, para aprender o para manipular conceptos. Pero bueno, yo creo que la definición más práctica es la capacidad de solucionar problemas nuevos. Y, de hecho, hay una definición que me gusta mucho de un autor, porque es muy práctica, es que la inteligencia es aquello que utilizas cuando no sabes lo que hay que hacer. Es prácticamente lo mismo que solucionar un problema nuevo. Me encuentro con alguna novedad, con alguna situación nueva, y, de repente, ¿qué tengo que hacer? Aplico la inteligencia. Si no tengo inteligencia, tengo poco que aplicar. Esta definición, o estas definiciones, de alguna manera se aplican a todos los seres vivos. Para clasificar si un ser vivo es inteligente o no, mira a ver si le pones una novedad y entonces si despliega comportamientos nuevos que no estaban en su repertorio. Entonces, si lo hace es porque es más inteligente. Ahora, si lo que hace es mostrar comportamientos que utiliza para hacer el nido, cuando le presentas una caja de cartón es porque realmente no ha entendido la novedad y está aplicando programas predeterminados genéticamente. Es decir, que esta definición sirve tanto para humanos lo que es la inteligencia como para no humanos. Y la inteligencia humana no tiene en este sentido nada de particular, es lo mismo, pero llevada al extremo más supremo, más superior. En ese sentido seríamos los más inteligentes de todos los animales porque somos los más capaces de solucionar todos los problemas nuevos con los que nos hemos enfrentado. A lo largo de la historia creo que está superdemostrado, porque cualquier dificultad antes… Hombre, algunas son imposibles, pero antes y después hemos sabido superarlas y es un trabajo que continúa. En ello estamos, porque somos muy inteligentes.

    Entrena tu inteligencia

    Quique: Manuel, ¿puedo entonces descifrar de esta respuesta que si cada día nos enfrentamos a nuevos retos, a nuevas formas de ver la vida, a hacer las cosas de una manera distinta, a aprender algo, ¿podemos entonces estar desarrollando nuestra inteligencia?

    Manuel: Sí, sin duda. Lo que pasa es que sería muy cansado. Me imagino. Habríamos aguantado. Me imagino. No, a ver, el ser humano tiende al mínimo esfuerzo, por paradójico que nos parezca, porque es verdad que hacemos muchas cosas, somos muy aprendedores, somos muy ambiciosos, nos gusta curiosear, hacemos muchas cosas, inventamos, viajamos, vamos a la Luna, queremos ir a Marte… No paramos. Pero en el fondo sí podemos que tendemos también a la comodidad, al mínimo esfuerzo que, como digo yo, esto hay que entenderlo en el sentido de que hacemos muchas cosas precisamente para poder hacer más con menos esfuerzo. Y el ejemplo que pongo muchas veces, este no es mío, es de hecho de Zipf. que es el autor que en los años 50 era un lingüista, se dio cuenta de que la ley del mínimo esfuerzo se aplica a la especie humana. Y el ejemplo es el siguiente. Bueno, si dos pueblos están separados por una montaña y llevan años subiendo toda la montaña y volviéndola a bajar para intercambiar mercancías, al final acaban haciendo un túnel con todo el esfuerzo que esto supone para comunicarse entre ellos, ¿para qué? Para luego ahorrarse los esfuerzos de subir y bajar la montaña y hacerlo lo antes posible en el tiempo. Esa es la línea del mínimo esfuerzo. Es decir, hay que entenderla. No que seamos unos vagos, sino que tendremos a ahorrar energía. La energía es cara de conseguir. Entonces, volviendo a tu pregunta, que me estoy yendo por las ramas… No, maravilloso. Bueno, la idea es la siguiente. Hombre, afortunadamente, yo creo, tenemos nuestra vida montada para no tener que enfrentarnos a nuevos retos todos los días. Son retos pequeños, retos aceptablemente llevaderos, digámoslo así, porque si no, consumirían, efectivamente, mucha energía y el cerebro, el esfuerzo cerebral, el esfuerzo intelectual, cansa, te deja agotado. La atención, simplemente, mantenerla muy activa y estar atento a muchos estímulos y trabajar con ellos a la vez, es algo fatigante para el cerebro y acaba repercutiendo en todo el cuerpo, que también necesita de esa energía. Entonces, es verdad, en el fondo, lo que tú dices en la pregunta, y esto es muy importante, que en la medida en que ejercitemos superar dificultades todos los días, Eso será importante para no dormirnos en los ladreres y para, como si fuera un músculo, esto lo habréis oído muchas veces, la inteligencia, la memoria, el lenguaje, cualquier otra capacidad cognitiva se ejercita y se mantiene en un buen nivel. Pero un poco a lo que quiero ir es de manera equilibrada, no teniendo todos los días retos y dificultades, sino de una manera mínima. Y de vez en cuando sí viene bien, hay que dosificarse, es un poco la idea, que haya estos retos y estas dificultades porque nos mantienen vivos, nos mantienen activos. Y, de hecho, fíjate, me está viniendo a la cabeza. Yo hice la tesis doctoral sobre la enfermedad de Alzheimer hace mucho tiempo. Las cosas no han cambiado mucho desde entonces. Pero quiero decir con esto que hoy día se sigue recomendando lo mismo que se recomendaba hace más de 30 años cuando hice la tesis, que es que cuando empieza la enfermedad, que es imparable y para la cual todavía no hay un tratamiento muy bueno, y ya sabemos que es una enfermedad en la que se pierden las capacidades cognitivas, la memoria, luego la orientación, el lenguaje, todo ese tipo de capacidades cognitivas, Lo que se recomendaba y se sigue recomendando es ejercicio, ejercicio mental, ejercicio de retos mentales, acertijos, crucigramas, cosas tan mínimas, tan simples, pero a veces suficientes. Aunque no del todo. De hecho, ya en aquel entonces se comentaba que un daño bastante grande, para el cual se tomaron medidas o se toman medidas de hace tiempo en las sociedades occidentales, es la jubilación. Cuando la gente deja de trabajar, si no se dedica a algo que le implique algún reto mental mínimo, es decir, no un esfuerzo todos los días, pero un esfuerzo mental sobre todo si puede ser de carácter social, por mucho mejor, el deterioro cognitivo es muy grande, en muy poco tiempo. Entonces, efectivamente, esto es para el caso de la vejez, para el caso de la no vejez también es importante tener retos, como dices tú, pero sin exagerar, que es a lo que quiero ir también. Aplicando la ley del mínimo esfuerzo, sin pasarnos, bien dosificado. ¿Cómo es esta dosis? No lo sé, cada uno tendría que verlo.

    Jeroen: Yo creo que es un cambio de paradigma para muchos oyentes y muchas personas porque yo creo que todavía muchas personas piensan que esto de ser inteligente o no es algo fijo. Que lo tienes de nacimiento, desarrollas durante tu infancia y a partir de entonces está fijo. Y ahora estás diciendo, no, no, se puede entrenar. Y mi pregunta es, ¿hasta qué punto? ¿El tonto del pueblo puede convertirse en el tío más listo del pueblo? ¿O hay una parte que es fijo y podemos entrenar el resto?

    Manuel: Ya, buena pregunta. Bueno, a ver, fijo fijo nunca hay nada en nuestras capacidades cognitivas, efectivamente depende de la práctica. Y a ver, dependen en gran medida de la dotación genética, vamos a decirlo así, de la biología con la que vengas al mundo. En el caso de la inteligencia está claro, hay una proporción intelectual, una proporción de la inteligencia que se debe a la ciencia genética, pues bastante importante. Pero esta herencia no sería nada sin el ambiente. Y el ambiente más importante para el desarrollo de la inteligencia es el de nuestro desarrollo vital, el de la infancia y la juventud, principalmente. Luego, también tenemos un desarrollo, también la inteligencia puede variar, pero en menor medida. Y es verdad que sí que lo que suele ocurrir con más frecuencia es que con la edad se vayan perdiendo ciertas capacidades cognitivas o intelectuales, quizá por esa falta de ejercicio en muchos casos. Pero, desde luego, claro que puede variar. El que iba a ir para tonto del pueblo podría no serlo tanto si le das una buena educación. Claro, esto tiene un esfuerzo, ¿no? Si su capacidad desde el punto de vista biológico, por la que viene al mundo, no es grande, pues hay que esforzarse más. Por eso pueden conseguir grandes cosas. Fíjate, esto es lo que estamos viendo en nuestra sociedad hoy día. Personas con síndrome de Down antiguamente se daban prácticamente por desahuciadas, no se hacía prácticamente nada con ellos. Ahora hay muchos de ellos que se sacan carreras, que se gradúan, ¿no? en carreras y que tiene su vida profesional, como muchas otras personas. Sin embargo, por sus características biológicas, podían haber ido destinados a tener un cociente intelectual bajísimo y una vida muy poco funcional. Y ahí lo tenemos. Es decir, realmente la inteligencia no es algo fijo que venga de nuestra dotación genética. En gran parte sí, ahí está como la semilla. Luego ya depende de cómo lo riegues y del abono que le eches y de los cuidados que hagas con la planta, el que se desarrolle más o menos. Yo creo que eso es muy importante. Y también aquí quiero hacer un inciso. que esa distinción que se suele hacer. Bueno, la inteligencia que tenemos que pesa más lo biológico o el medio ambiente, la educación y la cultura. Son los dos igualmente importantes. Es decir, una buena cultura conlleva una buena inteligencia en general, igual que una buena biología, con su dotación genética, conlleva también una buena inteligencia. Si podemos combinar las dos, tenemos algo muy bueno.

    El mito de las inteligencias multiples

    Jeroen: Ya has dado tu, o la, la descripción del que es nuestra inteligencia. Y me gustaría saber, vale, pues, en términos prácticos, ¿qué vamos a necesitar para ser inteligente? ¿Cuáles son estos elementos que cultivan nuestra inteligencia?

    Manuel: ¿Elementos, ejercicios te refieres?

    Jeroen: No, o qué necesito para solucionarlos. Supongo que necesito algunas habilidades, unas características mentales que necesito para ser inteligente. ¿De qué consiste exactamente la inteligencia?

    Manuel: Sí, vale. Es verdad que hay mucha gente que habrá oído hablar de las inteligencias múltiples, por ejemplo. Y eso, yo en el libro lo expongo muy claramente, no tiene base científica. No digo que no tenga base científica ninguna, pero las evidencias no apoyan esta división de ocho inteligencias según el modelo de Gartner. sobre todo porque la idea de este autor es que estas inteligencias son independientes, uno puede ser muy bueno en una de ellas y muy malo en otra. Al final lo que te das cuenta o lo que demuestra la evidencia es que esas ocho inteligencias están relacionadas entre sí. El que es muy inteligente en una normalmente lo es en otra, y algunas de estas inteligencias, de hecho, no son inteligencias según la definición más estricta. Y además de que no son independientes, hay otro problema con ese punto de vista que es el de ¿y por qué 8 y no 16 o 5? Es decir, parece que tampoco se basa en ninguna evidencia científica el que haya habido esa propuesta de 8 inteligencias. múltiples. Se está denostando mucho ese modelo, especialmente últimamente. No estuvo muy de moda en su momento, y es verdad que mucha gente lo conoce, pero parece que está habiendo una fuerza importante dentro de la academia, dentro de la ciencia, para tener claro que ese modelo no se sustenta en la evidencia científica, en la evidencia empírica. Bien, dicho esto, vamos a que inteligencia, entonces, parece ser, según la mayoría de los autores, aunque alguno hay que no, que la inteligencia es una sola. Vale. No se sabe si es un artefacto estadístico o no, pero la inteligencia sería el famoso factor G, o factor general de la inteligencia, porque en realidad la inteligencia, por eso nos dan un valor numérico único. Dicen, ¿cuál es tu inteligencia? ¿Qué CI tienes? ¿Qué cociente intelectual? Pues 115. Vale, ya está. Estoy un poco por encima de la media. Pero no te dan un cociente intelectual para varias inteligencias. Es uno, para la única inteligencia que hay. Eso para empezar. Y esto lo que quiere decir es que, normalmente, ya no hablamos de inteligencia, sino de habilidades o aptitudes. De hecho, en tu pregunta estaba en príncipe esta idea. Y el que haya un factor general de la inteligencia, y va en contraposición a esa idea de las inteligencias múltiples, precisamente, es que el que es muy bueno en unas facetas intelectuales, en unas aptitudes o habilidades, también suele ser muy bueno en todas las demás. No necesariamente por igual, pero hay ese factor general de la inteligencia, que parece que es el que tiene mucho que ver con todos los fenómenos que llamamos inteligencia, con todas las habilidades, con todas las aptitudes. Entonces, eso es muy importante. Yendo un poco, entonces, más abajo, hablando de ya no lo que sería la inteligencia, sino las aptitudes, pues las hay de distinto tipo. Las hay motoras, es decir, la capacidad para realizar movimientos finos, secuenciales, los que se mide también la velocidad y la precisión con la que lo haces. Las hay perceptivas, capacidades intelectuales que tienen que ver, o habilidades, ¿no? Que tienen que ver con hasta qué punto detectamos señales en tiempo y forma, ¿no? como percibimos las cosas en mayor o menor profundidad. Las hay también un poquito más cognitivas, que tienen que ver, por ejemplo, cognitivas que no son ni motoras ni perceptivas, sino algo que estaría entre medias, que puede ser, por ejemplo, la capacidad para manipular elementos en tu memoria, o para el típico ejemplo, que además correlaciona muy bien con la inteligencia en general, con el cociente intelectual, que es lo que llaman la memoria operativa o memoria de trabajo, que es la capacidad de mantener una secuencia de números en tu cabeza y darles la vuelta y decirlos al revés. Normalmente, la media de la población suele ser 5. Es decir, yo te digo 3, 2, 8, 4, 3. Bueno, he repetido uno. 3, 2, 8, 4, 1. Repítemelo al revés. Si eres capaz de hacerlo, estás ejercitando esta inteligencia y hay gente que llega a más. Es decir, cuanto más capacidad tengas, más números. El número sea mayor, el número de números que puedas repetir al revés, tu inteligencia normalmente es mayor. Estas son actitudes. Todo ello compone al final lo que llamamos inteligencia. El famoso factor G tiene mucho que ver con esto, no es lo único, porque luego cada actitud que tiene a nivel cerebral sus circuitos específicos que pueden estar mejor o peor desarrollados o dotados genéticamente y entonces diferir entre unas medidas y otras. Pero, en general, casi todas las medidas de la inteligencia, casi todas estas aptitudes se correlacionan. No habría inteligencias, sino una sola inteligencia dividida en habilidades diferentes.

    La inteligencia emocional

    Quique: Manuel, nos has desmontado perfectamente desde un punto de vista científico las inteligencias múltiples de Gartner. Y ahora me voy, yo creo que unos 20, 25 años atrás, y hay otro señor que se llama Daniel Goleman, y su inteligencia emocional ¿Qué nos podrías decir al respecto? Porque yo sé que para ti las emociones son importantes. ¿Qué nos podrías decir acerca de esta inteligencia emocional de la que tanto hemos hablado durante los últimos años?

    Manuel: Bueno, ¿qué quieres que te la desmonte o que te la acepte?

    Quique: A mí me encantaría conocer tu punto de vista desde tu experiencia, la base científica, para saber de verdad qué es lo que hay para un lado, para otro.

    Manuel: Mira, yo llevo muchos años investigando sobre el cerebro y la mente humanos y mis temas de especialización han sido la memoria, especialmente el lenguaje, las emociones en general, pero no exactamente la inteligencia, aunque mucho de lo que hago contribuye a ello, evidentemente. Pero cuando yo leo y cuando hablo con colegas que se dedican específicamente a la inteligencia clásica, a la inteligencia de solucionar problemas, me dicen que la inteligencia emocional no es inteligencia. No todos los autores estarían de acuerdo con esto, pero la mayoría de los autores dentro de la universidad, de la ciencia en general, sí piensan que el término inteligencia emocional no es correcto porque no es inteligencia. No es en sí solucionar problemas nuevos. Pero en el fondo sí puede tener algo de inteligencia, esta es mi opinión personal, en el sentido de que, efectivamente, lo emocional también puede ser un problema, también tienes que manejarlo, también tienes que dosificar tus emociones, también tienes que saber interpretarlas, tienes que entenderlas de los demás. No sé si esos son problemas, pero desde un punto de vista muy estricto eso no es inteligencia, entonces sería incorrecto hablar de inteligencia emocional. De hecho, fíjate, el propio Goleman, y de hecho yo es el primer libro suyo que me leí, decía que le parecía que era más correcto utilizar el término inteligencia social más que el de emocional. De hecho, tiene un libro que se llama así, Inteligencia Social, es el primero que me leí, y donde pone explícitamente que si él hubiera dado con la idea antes, lo hubiera llamado inteligencia social más que emocional. También, es verdad, hay muchos autores que piensan que inteligencia emocional y social son lo mismo, aunque no lo parezca en principio, pero sí que es verdad que el cerebro emocional y el social se solapan mucho. Las estructuras en un 80% son básicamente las mismas de lo que llamamos cerebro social, para la cognición, para los retos sociales, y el cerebro emocional coinciden en gran parte. Entonces, bueno, sí podríamos hablar, y hay muchos autores dentro de la ciencia y de lo académico, que hablan de inteligencia social e inteligencia emocional. Lo que pasa es que no son, y además las equiparan, ¿no?, como el propio Goleman, pero no son la mayoría. La mayoría de los autores considerarán que esto es más una cuestión de personalidad. Y ahí yo puedo estar también de acuerdo, ahí me lo parece. Es decir, el hecho de que tú te dejes llevar más o menos por tus impulsos o conozcas tus emociones, en principio, no es solucionar problemas. En principio, tiene que ver con las capacidades particulares que tiene cada uno. Bueno, más que capacidades, con la forma de afrontar cada uno las realidades cotidianas, las realidades sociales. Si eres capaz de entender las emociones o no, si eres capaz de manipularlas o no, eso no es solucionar problemas, eso son rasgos de personalidad, donde puedes ser más o menos consciente de algunas realidades o más o menos curioso, no es necesariamente inteligencia. Puede ser, yo estoy más de acuerdo con esto, admitiendo también que nadie tiene la verdad absoluta, ¿no? Pero admito que, efectivamente, más que inteligencia, podríamos hablar de rasgos de personalidad. Se entiende mejor en las clasificaciones clásicas sin necesidad de inventarnos una nueva inteligencia. Es lo que me transmiten mis colegas y, de hecho, es lo que pienso yo.

    La importancia del recuerdo

    Quique: Manuel, en tu libro, a mí hay un aspecto que me llamó poderosamente la atención y es la parte de la importancia del recuerdo. Al final, cuando dices que muchas veces somos lo que recordamos, hilo eso con las veces que nos contamos lo que nos queremos contar, que ya nos lo has explicado antes. ¿Por qué el recuerdo es tan importante en la vida de cualquier persona?

    Manuel: Bueno, es que cada uno tenemos un relato sobre nosotros mismos, ¿no? qué somos, de dónde venimos, a dónde queremos ir. Esto es muy importante. Nuestro pasado, nuestro futuro, nuestro presente, qué somos. Y todo eso es memoria. Por otro lado, también hay que tener en cuenta que la memoria falla mucho. Muy falsa. La memoria humana, tenemos mucha confianza en ella. No es mala, pero tiende también a inventarse las cosas. Forma parte de nuestros sesgos. a ignorar algunos datos, a agarrarse a otros que no son y que muchas veces de hecho no han sido verdad, no han sido reales, no hemos sido testigos de esto o fuimos testigos pero no fue así, sino que con el tiempo se ha reelaborado la historia. De hecho la memoria se puede modificar no solo en el momento en que guardamos los datos en la misma, sino mientras los tenemos almacenados porque se pueden y de hecho es muy habitual, se pueden mezclar o confundir con otros nuevos que vayan llegando y que van ramificándose entre ellos y en el momento de recuperarlos también podemos tergiversar nuestros recuerdos. Pero no deja de ser importante nuestros recuerdos porque forman parte, o sea, determinan quiénes somos y qué es lo que somos. Y eso es muy importante para, entre otras cosas, para nuestra autoestima. El cerebro muchas veces se dice, no es una frase mía, que no busca la verdad. Lo que busca es ganar discusiones, tener mejor prestigio social, tener una buena autoestima, una buena imagen de uno mismo, que depende mucho de la imagen que los demás tengan de uno mismo. Entonces, en eso está especializado. Y si para eso se tiene que mentir a sí mismo, lo hace. o olvidar ciertos datos o darle más importancia a otros, en general, salvo que tengamos una patología tipo una depresión o algo así, en general, si va bien, lo que hacemos es preservar nuestra identidad y dejarla, si puede ser, en un buen lugar. Y esa es la idea. Por eso la memoria es tan importante, porque evidentemente nuestro relato, nuestra identidad, está basada en lo que recordamos de nuestra vida, pero cuidado, porque lo que recordamos no es una copia fiel de la realidad, en ningún caso, en realidad. Es una copia sesgada, manipulada, mejorada, en la mayoría de los casos, pero basada en nuestra memoria, evidentemente. Y eso es muy importante porque nos da un sentido a la vida y nos da también un futuro.

    Jeroen: Pero tal vez nos dificulte un poco la solución de problemas nuevos. Porque para ser inteligente, para solucionar ese problema, yo tiro de mi memoria y mi memoria no es correcta. Y si ha extrañado, pues es un factor emocional a veces, ¿no? Puede ser bastante fácil que tomemos las decisiones equivocadas. Que tú has explicado, por ejemplo, que te dediques a lo que dediques por intuición, que un día simplemente te gustó, pero no sabías la lógica que había por detrás. ¿Y si detrás de esto hay algo que no os verá?

    Manuel: No, no, no, es correcto y, de hecho, por eso también nos equivocamos muchas veces. Muchas veces creemos o tenemos confianza en que lo vamos a hacer bien porque nos parece que aquello que hicimos aquella vez salió bien y muchas veces nos estrellamos o fracasamos o al revés. Es decir que, efectivamente, muchos errores vienen de esa mala memoria. Otra cosa es que muchas cosas las hagamos bien, y de hecho las hacemos bien, porque ya tienen que ver con la rutina, con la experiencia, con la práctica de algo que al final acabamos solucionando los problemas de nuestro día a día, si son cotidianos y los hemos ejercitado, pues más o menos sabemos solucionarlos. Pero sí, sí, muchos de los errores se deben a esa mala estimación y se le ve que en la memoria el recuerdo no es muy fidedigno. Y entonces nos puede dar una sensación que no coincide con la realidad. ¿Cuántas veces? A ver, dicen también que el que no arriesga no gana. Entonces, está bien, ¿no? O sea, si no, no haríamos nada. Si nos quedamos en que no, es que como mi memoria me puede estar engañando, yo pienso que esto me va a salir bien. Pero, entonces, ¿me puedo estar equivocando? ¿No lo hago? Pues yo creo que tampoco es cuestión, ¿no? Yo creo que es conveniente hacerlo. Si tenemos confianza en que lo vamos a hacer bien, aunque luego fracasemos, intentémoslo. Pero bueno, somos propiedades a error. Error es humano, ¿no? Se dice. Pues es que viene por ahí.

    Somos menos listos de lo que creemos

    Jeroen: Esto me hace pensar otra vez en el título de tu libro, ¿no? ¿Por qué queremos ser tan listos? Porque al final, tal vez, somos menos listos de lo que creemos.

    Manuel: No. Bueno, a ver, como especie somos muy listos e incluso, mira, ahora estamos hablando explícitamente de estas limitaciones humanas y esto yo creo que pone en evidencia que somos muy listos. Si no lo fuéramos, no nos habríamos dado cuenta de nuestros errores. Yo creo que el que menos se da cuenta de los errores es el menos inteligente. Ser inteligente es darse cuenta de los errores porque te permitirá corregirlos en un futuro. Eso es un signo de inteligencia. Entonces, para esas cosas no sirve ser tan listos. De hecho, fíjate, la humanidad como especie ha ido mejorando mucho, ha ido aplicando mucho su inteligencia y haciendo que su vida sea cada vez mejor. Y es que esto es inevitable y esto es muy evidente. A pesar de las guerras que haya, a pesar de que haya pobreza todavía, de que haya, en fin, situaciones miserables, la especie humana, gracias a su inteligencia, vive estupendamente. Somos los que mejor vivimos, ¿no? De todas las especies que hay en este planeta, prácticamente. Y aplicamos nuestra inteligencia para seguir solucionando problemas nuevos, ¿no? E incluso también para conocernos a nosotros mismos. Eso es algo que tiene, entre otras cosas, mucha utilidad, porque es para mejorarnos a nosotros mismos. Entonces, para todas esas cosas nos sirve ser tan listos. De hecho, si os fijáis en los datos, Es verdad que la humanidad en los últimos siglos, especialmente en las últimas décadas, ha mejorado muchísimo con respecto a la alfabetización, al fundamento de enfermedades, a sanidad, salud, unidad, a muchas cosas. Todavía hay problemas, pero no estamos igual que hace 100 años, ni mucho menos. Y eso es gracias a nuestra gran inteligencia, que sabe dónde está el origen de los problemas y sabe solucionarlos. Y si no lo sabe, pues sigue buscándolos.

    Jeroen: Aún así, no tengo datos sobre esto, pero tengo la idea, o al menos la sensación, que aunque nuestra vida está mucho mejor que hace 50 años, nuestra felicidad tal vez no. ¿Sabes algo sobre esta relación entre el progreso, la inteligencia y nuestra propia felicidad?

    Manuel: ¿Tú crees? Bueno, a ver, en principio no hay relación. Es decir, esa idea de que cuanto más inteligente eres, más infeliz eres, sobre todo porque das cuenta de las desgracias de la vida y de que te vas a morir, eso al final se ha demostrado que no tiene relación. Pero a ver, un matiz antes de explicar los detalles más técnicos. Yo creo que la humanidad en general siquiera sea con ayuda médica, siquiera sea con ayuda psicológica, pero de alguna manera no es más infeliz que antes. Yo creo que ahora lo que pasa es que tenemos más capacidad para reflexionar sobre nuestro estado de ánimo, y es que la felicidad no es el estado de ánimo natural, es un estado de ánimo pasajero, ¿vale? Pero te lo pueden decir muchos psiquiatras, estar feliz es sencillamente no estar infeliz. La realidad es así, no es necesariamente estar todo el día sintiéndote pleno e infeliz, ¿no? Entonces, con eso vamos bien, ¿no? Y como digo yo, siquiera sea con ayuda profesional o social y demás, hay muchos recursos, muchos medios, no somos más infelices que antes, al contrario, puede que lo seamos más. Eso es lo que yo pienso. Luego, por otra parte, en esa relación que dices entre inteligencia y felicidad, que está el famoso mito del genio torturado, el que es muy inteligente tiende a ser más infeliz, es más serio, y demás, no hay esa relación. La evidencia empírica no lo sostenta, al contrario, bueno, no al contrario, es que no hay relación. Se puede ser muy infeliz y muy poco inteligente, se puede ser muy inteligente y ser muy feliz. No hay relación. Hay una relación ortogonal entre ellas, en términos estadísticos quiere decir que una va por un lado y la otra va por otro, completamente opuestos. Entonces, lo que sí que hay hay una relación a nivel externo, en el sentido de que, curiosamente, aquellos que tienden por su personalidad, por sus rasgos de personalidad, a ser más tristes, más depresivos, más infelices, si son inteligentes, acaban encontrando los recursos para salir de ese pozo con más facilidad que aquellos que no son inteligentes. porque los inteligentes saben cuáles son los recursos adecuados. Tienen, de hecho, mejor posición social y económica. Por su inteligencia han llegado a tener más recursos, tienen más recursos y, por lo tanto, económicos, y tienen más facilidad y más capacidad para contratar a quien les pueda ayudar. Aparte de que su propia inteligencia les puede dar claves sobre por qué han llegado a donde han llegado y cómo salir de ello. Entonces, lo que sí que hay es esa… esa relación, pero como digo, es externa, no es intrínseca ni al rasgo de personalidad ni a la inteligencia, que las personas inteligentes tienen mejores recursos para afrontar tristezas, depresiones, infelicidades y ese tipo de situaciones. No hay relación intrínseca, la relación es externa, como digo.

    Gestionar la emoción y la inteligencia al mismo tiempo

    Quique: Sí, te quería hacer una pregunta al respecto de esto, Manuel, porque en el comienzo de tu libro Incluyes una frase maravillosa de Rabindranath Tagore que dice que una inteligencia completamente lógica es como un cuchillo sin mango, que hiere a quien lo toca. ¿Qué importancia tiene que podamos gestionar la emoción y la inteligencia al mismo tiempo para que haya una compensación y no iramos a los demás con nuestra inteligencia o con nuestras emociones?

    Manuel: Bueno, a ver, es que para muchos autores emoción e inteligencia trabajan en sincronía, al unísono, en el cerebro. Y eso es verdad, lo hemos comprobado. En el laboratorio es muy difícil de separar las capacidades cognitivas, incluyendo el lenguaje. Incluso las sintaxis del lenguaje se ven afectadas en función de tu estado emocional, ¿no? Porque a nivel cerebral están conectados. Están relacionadas y esto es muy importante. Entonces es muy difícil separar emociones de inteligencia. Pero esa frase de Tagore, yo la pongo en la idea de que en realidad lo más importante que tenemos son las emociones. Es lo que nos mueve. Sin emociones no haríamos nada en absoluto, por mucha inteligencia que tuviéramos. Me viene a la cabeza, de hecho, cuando me preguntan muchas veces por la inteligencia artificial, que es muy inteligente, pero muy poco emocional. Entonces, ¿esto qué quiere decir? Que no tiene ambiciones, no tiene motivaciones, no tiene necesidades, no hace nada por sí sola. La inteligencia artificial solo responde a lo que le pidamos, pero ella por sí misma, intrínsecamente, no hace nada. Y eso es lo que nos pasa a nosotros los humanos, nos pasaría si no tuviéramos emociones. Muy inteligentes, sí, muy listos, mucha corteza cerebral, mucha capacidad para solucionar problemas, pero ¿para qué? Entonces, en realidad, ¿para qué? Es para conseguir emociones positivas o evitar las negativas. Y especialmente, y por eso tenemos una gran corteza y somos un animal muy social, hipersocial, como dicen algunos, pues para conseguir emociones, la mayoría de ellas, sociales. Es decir, nos mueve el orgullo, por ejemplo, dentro de lo que es la jerarquía social, la competencia social. Nos mueve evitar la vergüenza o la culpa. Son emociones que en el ser humano están muy desarrolladas y son realmente lo que nos mueve. Lo social, la posición en la jerarquía social mediatizada por las emociones. Recordad que lo que decíamos antes, la inteligencia, si es que existe, emocional y social, están muy identificadas por muchos autores. Entonces, en el fondo, obtener una buena posición en el grupo es lo que nos mueve, y eso son emociones. Como todo, es conseguirlo. Entonces, las emociones son el motor de todo, y la inteligencia no es sino una herramienta, una esclava, para conseguir esas emociones. La inteligencia la ponemos a trabajar siempre para intentar conseguir esa sensación de orgullo, para intentar evitar esa sensación de culpa o de vergüenza. Yo le digo a mis alumnos muchas veces que estar en clase aguantando las lecciones que les damos, el rollo que les echamos, aguantando el estudiar los exámenes, ese periodo de nervios y demás. Y ahí están, y muchas veces están en clase aguantándonos, aunque fuera hace un tiempo estupendo, hace una luz estupenda y es primavera. Ya están aguantando. En principio están teniendo una emoción con un tono ciertamente negativo. Están interesados, más o menos, pero siempre podría ser más positivo salir fuera y, sin embargo, se aguantan. ¿Y esto por qué? ¿Por qué hacen esto? Su inteligencia les dice que se aguanten, que se esperen, porque llegará un futuro, un momento en el que se saquen un título, que es por lo que están allí en este caso, un título universitario, que les permitirá tener un trabajo de determinada posición social, con determinada solvencia económica, y eso les satisfará. Les hará sentirse más orgullosos o más felices, en general, más contentos, en comparación a otras personas. Por eso están aumentando. Entonces, el juego de las emociones y la inteligencia es complejo pero es que están muy relacionados. Ya te digo, algunos autores no distinguen una de otra. Piensan que el cerebro es cognitivo emocional, todo junto. Y yo puedo estar de acuerdo en gran parte.

    ¿Qué nos mueve?

    Quique: Y desde tu experiencia científica, Manuel, ¿qué podríamos hacer para fomentar y conseguir? ¿Qué ejercicios nos podrían ayudar a tener lo que nos acabas de contar? Conseguir esas emociones positivas, sociales, de orgullo, y que nuestra inteligencia sea esclava para ayudarnos en ese camino, ¿qué podríamos realizar?

    Manuel: Bueno, yo creo que un ejercicio de reflexión no vendría mal con respecto a… a qué nos mueve, a por qué queremos ciertas cosas. En el libro, yo lo desarrollo bastante bien en la tercera parte, cuando hablamos de los relatos. Los relatos que nos contamos a nosotros mismos, y esto un poco lo hemos hablado antes, son los que nos guían en la vida, al fin y al cabo. Es lo que somos, es lo que queremos ser, es de dónde venimos y es lo que nos define. Entonces, muchas veces, yo creo que, desde la reflexión, en el sentido de, bueno, yo quiero esto y no lo consigo, es frustrante. ¿Por qué quiero esto? Vamos a reflexionar. Si no lo consigo, ¿qué implica esto? Haciendo explícitas muchas cosas que normalmente no lo hacemos, recordemos que tomamos decisiones de manera implícita, siendo inconscientes de ello, entonces se trata un poco de sacar muy a la luz pensamientos y situaciones que tenemos dentro y de las que no somos conscientes, entonces al final darnos cuenta del verdadero valor de las causas que nos llevan a las cosas, donde la mayoría de las veces es espurio o no tiene tanta importancia como queremos darle. Entonces yo creo que el ejercicio más importante que podemos hacer es intentar hacer explícito ¿Qué es lo que nos mueve? ¿Y por qué nos mueve eso? Es decir, yo quiero, yo qué sé, estudiar la mente, pues no sé por qué. Pero eso en principio no me hace infeliz. Pero si me hiciera infeliz porque no lo consigo, tengo que intentar saber por qué lo quiero y entonces qué importancia tiene que yo lo haya querido. Y si lo puedo evitar y sustituirlo por otra cosa que tenga también tanta importancia. Entonces, aunque lo que nos mueve y nos lleva al final a alegrarnos o a frustrarnos sea inconsciente, porque no nos ha salido bien algo, yo creo que está bien sacar el ejercicio de reflexionar sobre nosotros mismos y cuáles son las narrativas que nos mueven y la importancia real que tienen estas narrativas. Yo creo que nos podría ayudar mucho a tener una vida mejor, con más sentido y más plena. Si te va mal, si te va bien, ¿por qué lo vas a dejar? De hecho, yo en el libro menciono que hay, no es una cosa mía tampoco, lo que dicen muchos autores, hay algunas narrativas que hacen muy feliz a mucha gente, pero desde el punto de vista científico tienen poca base, ¿no? Que son los nacionalismos, por ejemplo, ese supremacismo que tienen muchos nacionalistas, y las religiones, ¿no? Que tampoco tienen una base científica en muchas de sus afirmaciones, prácticamente todas, ¿no? Y, sin embargo, mucha gente es muy feliz con eso. Bueno, Ahora, si no es feliz con eso, entonces pues reflexiona sobre esa realidad que te has construido que no te está haciendo feliz, a ver si es que resulta que está sustentada en pies de barro, en una realidad que es inventada, en una narrativa que podríamos contar de otra manera. Entonces, si te va bien, no tienes por qué cambiar nada, pero si no te va bien, busca las verdaderas razones de por qué no te va bien y busca una alternativa. Yo en el libro propongo una buena alternativa, si es que te frustran cualquiera de las otras, si no, déjalo como estaba, es la ciencia. La ciencia es una forma de explicar el mundo, bastante satisfactoria, pero admitiendo que es incompleta. Si no lo admites, te puedes frustrar. Pero ves, reflexionando de manera explícita sobre esto, que uno de los sesgos humanos es que todas las historias y todo tiene que tener una razón de ser y todo tiene que tener una explicación. Y si no, me frustro. Pero si lo haces explícito, no te tienes por qué frustrar. Dices, ah, es que este sesgo, esta tendencia que tengo, me lleva a eso. Vamos a intentar controlarla. Yo creo que explicitando mucho de lo que tenemos dentro, y en eso es lo que estamos intentando los científicos, conocernos más a nosotros mismos, mejoraríamos muchas cosas.

    Avances recientes en la neurociencia

    Jeroen: Qué buen mensaje. Hablando de la ciencia, ¿qué avances recientes en la ciencia consideras tú más relevantes para entender cómo pensamos, cómo somos, cómo sentimos los seres humanos?

    Manuel: Sí. Bueno, no hay nada así último último. que sea diferente de lo que ya está ocurriendo en las últimas décadas, porque vamos conociendo muchas cosas sobre nuestro cerebro. Desde luego, la neurociencia y la psicología biológica, psicobiología, dieron un grandísimo salto a principios del siglo XXI y un poco antes, cuando se desarrollaron las técnicas de imagen cerebral. La resonancia magnética funcional y luego esta resonancia magnética también que permite ver también las conexiones dentro del cerebro, la difusión, el tensor de difusión. Estamos consiguiendo analizar muchísimos fenómenos y eso realmente no hay nada sorprendentemente nuevo en los últimos años. La historia lo que está haciendo es afianzarse, consolidarse. Las primeras impresiones se están confirmando. Hay algo, una cierta novedad, que no es tan novedad, tiene ya también sus veintitantos años o veinte años, que tiene un gran presente y yo creo que tiene un gran futuro también, que tenemos que seguir investigando porque es muy interesante. Y es la existencia de la llamada red del modo por defecto. que es muy curioso y muy sorprendente. En el cerebro hay varias zonas, y esto, al principio, hace 20 años, se empezó a conocer, pero no se sabía qué era ni para qué servía, y en los últimos años ya sí se va sacando mucho sobre su función. Es una red de varias áreas del cerebro, que están en el frontal, en el parietal y en el parieto temporal. Se pone en marcha cuando, sobre todo, cuando desconectamos de la realidad exterior y nos metemos en nuestra imaginación, nuestro mundo interior, estamos pensando sobre las cosas, sobre lo que ocurrió, lo que va a ocurrir, lo que voy a hacer. Ahí es cuando se pone en marcha esta red del modo por defecto. Ahora se ha descubierto que está siempre en marcha. Lo que pasa es que no se la ve tan bien cuando estamos atendiendo algo externamente. Pero es la que dirige todo lo que está ocurriendo. Es algo así como el famoso homúnculo que estamos buscando, ¿no? El hombrecito que está en el cerebro que lo dirige todo. Es una metáfora que aquí se aplica bastante bien, ¿no? Es la red del modo por defecto, es la que está controlando absolutamente todo, intentando entender absolutamente todo, y es la que gobierna absolutamente todo el resto del cerebro. funcionando a una frecuencia muy lenta, de cada varios segundos pega un ciclo. ¿Vale? Y todos los ciclos, los ritmos cerebrales, se acoplan a ese ritmo. ¿Vale? Se va sincronizando. Cada vez que hay un pico, los demás picos también se alinean a este pico de la red del modo por defecto. Y fíjate que se empezó pensando que era una cosa que tenía que ver con la imaginación y la elucubración, y cuando desconectas del mundo exterior ya resulta que está continuamente funcionando. Y es la que da sentido a todo lo que estamos percibiendo en el fondo y en definitiva. Y otra cosa que se está descubriendo también, muy interesante, es que esta red del modo por defecto se conecta entre las personas. Ahora mismo nuestras tres redes del modo por defecto deberían estar conectadas si nos estamos atendiendo los unos a los otros. Van sincronizadas. Su ritmo, ese ritmo tan lento, es sí o no en los tres casos de nuestros tres cerebros. En la medida en que uno de los tres, que puede ser, esté ahora pensando en otra cosa. aunque parezca que no y se esté yendo a otra realidad, se desincronizan en nuestras redes del modo por decirlo. Pues esto es lo último, sin ser último último, que a mí me parece muy importante y muy interesante en el cerebro. Tiene que ver con la conciencia, con lo que es el ser humano, con la inteligencia, porque eso tiene que ver con los niveles de abstracciones, lo que más abstrae en el cerebro. Tiene que ver incluso con las emociones, según algunos modelos, Esto, que es parte de nuestro cerebro social también, es lo más importante para que tengamos emociones. El modelo de Lisa Ferman Russell, perdón, Russell no, Barrett, dice que si tenemos emociones es gracias a la red del modo por defecto. Que como los animales no la tienen como nosotros, no tienen emociones. No son emociones completas como las nuestras, son afectos, pero no emociones. Bueno, podría estar hablando de la red de modo por defecto mucho rato, pero para mí es lo más impresionante de los últimos años, sin ser muy reciente, ya se conoce desde hace 20 años. Pero antes, incluso una de las partes de esta red se la llamaba, por cuándo y cómo se activaba, se la llegó a llamar Área Misteriosa Parietal. ¿Y esto por qué se activa? Y ahora sabemos que es porque forma parte de este sistema que está siempre ahí trabajando.

    El mejor hábito productivo

    Jeroen: Se nota que tienes mucha pasión por este tema y que te interese mucho. Nosotros también tenemos una pasión, que nos dedicamos a ayudar a personas y empresas a vivir en la efectividad para ser más felices, y por eso siempre preguntamos a nuestros invitados, ¿cuál es tu mejor hábito productivo?

    Manuel: ¿Mi mejor hábito productivo? Yo creo que el que algo me guste, es decir, que me motive. Tenerlo como objetivo lo que voy a obtener de satisfactorio a cambio, puede ser muchas veces la posición social o simplemente siendo más mundano, más banal, el que a la gente le guste. Eso yo creo que… A ver, es un poco de todo lo que hemos hablado, ¿no? Pero la idea es esa, que voy a sacar lo que me mueve, lo que me hace más productivo, es sabiendo que esto que voy a hacer va a tener como resultado la satisfacción de otras personas y, por lo tanto, mi propia satisfacción.

    ¿Qué miedos has superado?

    Jeroen: Y voy a dar un salto del tema porque hace unas semanas hemos entrevistado a Ana Ibáñez y ella ha dejado una pregunta para ti. Y su pregunta es, ¿qué miedos has superado y cómo has mejorado tu vida?

    Manuel: Bueno, yo creo que… Muy buena pregunta, muy personal también. Yo creo que yo durante muchos años y todavía, pero yo creo que también esto es natural, he tenido muchos problemas de autoestima, en el sentido de… Yo creo que esto nos pasa a mucha gente, ¿no? De si realmente cumplo mis propias expectativas, ¿no? Y es verdad que muchas veces te acabas demostrando que sí, que por lo menos he tenido la suerte de ir cumpliendo metas o de irme demostrando a mí mismo que sí que era capaz. Pero eso nunca deja de estar ahí. Yo creo que tiene mucho que ver con los circuitos de la dopamina, que al final siempre acabas queriendo más. Yo creo que en ese sentido, cuando consigues lo que pensabas que iba a mejorar tu autoestima, pues al final dices, bueno, pues a lo mejor no era para tanto, ¿no? Vamos a ver si consigo lo siguiente. Y eso siempre ha sido para mí muchas veces una especie de hándicap, ¿no? Que me ha podido hacer infeliz en muchas ocasiones, ¿no? Pero en el fondo yo creo que ya me voy acercando ya a los 60 años, ya me voy controlando mucho mejor en ese sentido.

    Jeroen: Y para controlar la cadena, ¿qué pregunta harías al próximo invitado o la próxima invitada a este programa?

    Manuel: Pues no lo sé, la verdad es que es una buena pregunta. Pero, bueno, un poco parecido a la línea de lo que me habéis preguntado y me acabáis de preguntar. ¿Qué habría que hacer en la vida para ser feliz? Así de simple. Una sola idea. Y es difícil, yo no la sabría responder. Pero ahí lo dejo. Y yo tome nota.

    Cuestionario KENSO

    Jeroen: Vamos terminando un poco esta entrevista. Solo nos quedan estos dos bloques fijos. El primero, el cuestionario KENSO. Diez preguntas rápidas, las mismas preguntas para todos nuestros invitados. Y la primera pregunta que tengo para ti es, si tuvieras que compartir un solo aprendizaje de todo lo que has vivido hasta ahora, ¿cuál sería?

    Manuel: Ah, la carrera de Psicología. Sinceramente, o sea, a mí me encantó. Yo entré con ganas de conocer al ser humano, acabé con la sensación de que no tenía ni idea, pero al cabo de los años te das cuenta de lo mucho que valió aquello que te enseñaron en la facultad. Yo, sinceramente, pasaría a todo el mundo por una facultad, sea de lo que sea. Y si puede ser de Psicología, mucho mejor. Bueno, tiene que haber algún médico.

    Jeroen: ¿Cómo se titularía tu biografía?

    Manuel: ¿Mi biografía? Pues un tonto que supo engañar a todo el mundo. Ahí estoy sacando mi lado malo. Pero bueno, lo tomo con humor.

    Jeroen: ¿Cuál es el libro que más has regalado? Y obviamente sin contar con tus propios libros.

    Manuel: Pues la verdad es que no lo sé, pero no he regalado muchos libros. He recomendado mucho uno de un premio Nobel que se llama Una casa para el señor Biswas, que no me acuerdo ahora del autor. Es de origen indio. Ese libro me encantó, sinceramente.

    Jeroen: Lo vamos a buscar. ¿A quién te gustaría o te hubiera gustado conocer?

    Manuel: Buena pregunta. Pues no lo sé. Porque he conocido a mucha gente, además. Muy importante y muy interesante. Y estoy muy satisfecho con ello. Yo creo que a alguna mujer espectacular en tiempos… En mis tiempos era Claudia Schiffer. Siempre me hubiera gustado haber coincidido con ella. Sí. Sí, sí.

    Jeroen: ¿Qué canción pones a todo volumen para subir el ánimo?

    Manuel: Ah, cualquiera de heavy metal. Eso lo tengo super claro. Y si es de AC/DC, mucho mejor.

    Jeroen: Muy bien. Genial. Y desde los nuestros. ¿Cómo ha sido la pregunta más interesante que te han hecho?

    Manuel: Pues no sé. Muchas de las que me habéis hecho hoy han sido de las más interesantes que me han hecho nunca. De hecho, en cada entrevista aprendo mucho sobre mí mismo y sobre la realidad en general. Y muchas son realmente difíciles, ¿no? Pero no lo sé en concreto, no sabía decirte. Me han hecho muchas preguntas. Y yo he visto que algunas de las que me habéis hecho me han resultado muy aportadoras.

    Jeroen: ¿Qué se te viene a la cabeza cuando piensas en la felicidad?

    Manuel: Pues, soy muy simple. Una sonrisa. Sin sonrisa no estás bien.

    Jeroen: ¿Qué película volverías a ver cada año?

    Manuel: No sé, cualquiera de estas épicas y de batallas. Alejandro Magno, ¿cómo se llama? Gladiator, por ejemplo. Muchas de este estilo a mí me encantan.

    Jeroen: Y la última pregunta que tenemos para ti es, si tuvieras que dejar un mensaje en una cápsula para tu yo del futuro, ¿qué te dirías?

    Manuel: Nada tiene tanta importancia. Así de fácil.

    Resumen y despedidas

    Jeroen: Genial. Pues solo nos queda la última cosa que es compartir contigo y con todos los oyentes nuestras notas de esta entrevista, todo lo que hemos aprendido de ti.

    Quique: Manuel de pequeño se imaginaba con barba, con bata, exploraba los cerebros de las personas a su alrededor conectándoles cables a la televisión. Y tomó decisiones, no sabía por qué, pero desde ellas afloró una determinación, la imagen de ser un médico científico. Y de ahí la importancia de la visualización, porque mucho de lo que maquina nuestro cerebro, nos ha explicado Manuel, escapa a nuestra consciencia. Y es ahí donde aparece tu intuición. No sabemos por qué creemos lo que creemos y nos inventamos una razón para justificarlo. cuando ha sido tu cerebro el que ha tomado la decisión. Y quizá puede que incluso todas las decisiones. Manuel nos ha explicado que la inteligencia es la capacidad para solucionar problemas nuevos. Aquello que utilizas cuando no sabes qué es lo que hay que hacer y ver si despliegas comportamientos diferentes. Y se aplica a todos los seres vivos. Eso sí, nosotros somos los más inteligentes porque somos los más capaces de solucionar problemas. Eso sí, también recuerda que el ser humano tiende al mínimo esfuerzo para ahorrar energía. Hacemos muchas cosas para poder hacer más con menos esfuerzo. Y en la medida en la que ejercites, superas retos y dificultades, eso sí, de manera equilibrada, vas a desarrollar tu inteligencia. Así que ya sabes, aquí tienes un reto mental que lo puedes elevar también si lo quieres llevar a un carácter social. Manuel ha compartido con nosotros la importancia de la dotación genética con la que vengas al mundo para saber tu nivel y tu factor de inteligencia. Pero esto no es nada si no le sumas el ambiente del desarrollo vital, de la infancia y de la juventud. Nos ha explicado cómo las inteligencias y las emociones trabajan de la mano y están conectadas. Las emociones son las que nos mueven, son el motor de todo. Y la inteligencia es una esclava para conseguir esas emociones positivas de orgullo y evitar las negativas. Si quieres desarrollarlo, realiza un ejercicio de reflexión para hacer explícito aquello que te mueve, para descubrir el verdadero valor de tus causas. Pregúntate quién eres, de dónde vienes, a dónde quieres ir, qué quieres y por qué lo quieres conseguir. descubre tus verdaderas razones. Y si las respuestas no te van bien, ya sabes, busca alternativas. Y recuerda que la memoria, cuando accedas a ella, a tus recuerdos y tus narrativas, va a tender a inventarse cosas, a ignorar otras, a olvidar o a focalizarse en determinados datos para dejarte en buen lugar y dar sentido a tu vida. y es que los recuerdos determinan quiénes somos. Manuel, muchas gracias por ayudarnos a responder una pregunta tan importante, que es para qué queremos ser más listos. Y que sepas que nos has ayudado, además, con una sonrisa que nos ha gustado y esperamos que a ti también te hayas satisfecho. Muchísimas gracias, Manuel.

    Manuel: Gracias a vosotros. La verdad es que soy muy bueno. Me habéis sorprendido de la entrevista tan dinámica, profunda, y equilibrada que hemos tenido. La verdad es que gracias y chapó, enhorabuena. Sinceramente.

    Quique: Al contrario, todo el mérito es tuyo que tienes esa capacidad de sacar lo mejor y compartirlo, Manuel.

    Manuel: Bueno, bueno, me vas a sacar los colores, pero vosotros sois muy buenos, de verdad, sinceramente. Te lo agradecemos. Muchas gracias.

    Outro: Muchas gracias por escuchar el podcast de Kenso. Si te ha gustado, te agradeceríamos que te suscribas al podcast, lo compartas en tus redes sociales o dejes tu reseña de 5 estrellas para ayudarnos a llegar a más oyentes. Y si quieres conocer más sobre Kenso y cómo podemos acompañarte a ti, tu equipo o tu organización en el camino hacia la efectividad personal, puedes visitar nuestra web, Kenso.es. Te esperamos la semana que viene en el próximo episodio del Podcast de Kenso, donde Quique y Jeroen buscarán más pistas sobre cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Y hasta entonces, ahora es un buen momento para poner en práctica un nuevo hábito Kenso.

    Quique: Date cuenta de los errores, para ser más inteligente.

 

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