La selección española alcanzó el brillo que le costó tener a lo largo de todo el certamen en el encuentro en el que más lo necesitaba y firmando una goleada extraordinaria e inolvidable ante Italia (4-0) alzó nuevamente la Eurocopa y se transformó en el primer equipo que logra la trilogía.
Reescribiendo su propia historia y reservándose un lugar en el olimpo de los grandes combinados de la historia de este deporte España se impuso volviendo a dejar bien en alto su inigualable estilo, el cual forjó hace cuatro años en Austria y Suiza y luego fue perfeccionando hasta transformarlo en seña e identidad.
Se esperaba un encuentro equilibrado, sin embargo y salvo en lapsos muy puntales lo que se terminó viendo fue un unipersonal. De Xavi Hernández y de Andrés Iniesta, pero también de Cesc Fábregas, David Silva y el resto de un equipo que como tal funcionó a la perfección y terminó por redondear su mejor actuación en el certamen.
Italia llegó al duelo confiada en sus posibilidades pero lejos de presentar la oposición esperada terminó por sufrir lo mismo que la Alemania del 2008 y acabó frustrada. Reducida a la minima expresión por un conjunto que lo superó de forma absolutamente clara y no le permitió dar muestras de sus nuevas y loables formas de afrontar los encuentros.
Enviando mensajes muy claros España ejerció superioridad desde el inicio, en el que se mostró ambiciosa y voraz e hizo crecer su fútbol apoderándose de la iniciativa y exhibiéndose incisivo, veloz y preciso. Llevando a cabo un dominio que aunque no estuvo acompañado de infinidad de opciones esta vez si propició peligro constante cada vez que el balón fue acercado a las cercanías del arco defendido por Gianluigi Buffon.
Los grandes propulsores del juego fueron Xavi e Iniesta, ambos en partes iguales. El nacido en Terrasa eclipsando por completo a Andrea Pirlo y alcanzando la trascendencia que hasta el momento no había tenido y que el mismo se había reclamado. Y el manchego dejando otra vez en claro su inigualable maestría y volviendo a alcanzar ese status de futbolista diferencial y sobrenatural.
De la mano de ambos brilló el resto. Y como no podía ser de otra manera tambien llegó el primer gol, con el que la superioridad comenzó a ser materializada en la red. El mismo fue a los 13 minutos y nació de los pies de Xavi, quien tras dominar jugó para un Iniesta que asistió a Cesc con un pase al vacío excepcional. El 10 llegó hasta el fondo y con clase jugó el centro atrás para Silva, que solo tuvo que poner la cabeza.
El tanto marcó tendencia pero sin embargo tranquilizó un poco más de la cuenta al once conducido por Vicente Del Bosque, que luego perdió un ápice de intensidad y permitió el adelantamiento de Italia, que progresivamente fue discutiendo más la posesión y equilibrando las acciones.
No obstante, no se trató más que de un simple momento puntal, que ante una España igualmente segura y consistente la escuadra azurra no pudo usufructuar por encontrar sin respuestas a Pirlo, sin preponderancia por obra y gracia de Sergio Busquets y Xabi Alonso, no hallar soluciones ofensivas ni en Claudio Marchisio ni en Ricardo Montolivo y tener más apagado de lo imaginado a Antonio Cassano, quien de igual forma fue el que más lo intentó.
Transcurrido dicho instante el dominio volvió a manos de España y así las cosas el envite encontró, antes de lo imaginado en la previa, su sentencia. El minuto fue el 43 y el encargado de rubricarla Jordi Alba, de maravillosas actuaciones a lo largo de la competencia, quien trazando un pique en diagonal sublime pasó de ser 3 a ser 9 y sacó máximo provecho de una asistencia notable de Xavi definiendo con suficiencia ante Buffon.
Iniciado el segundo tiempo Cesare Prandelli buscó dar un golpe de efecto haciendo ingresar a Antonio Di Natale en reemplazo de Cassano, sin embargo la variante solo sirvió para que sus dirigidos esbozen una tibia reacción en los primeros minutos, en los que un cabezazo y un mano a mano del propio goleador del Udinese casi hacen realidad el descuento. Iker Casillas, el de siempre, dijo presente para evitarlo.
Posteriormente solo hubo rendición por parte de Italia, que pasó a ser nuevamente un simple partener de una España que dedicó su tiempo a divertirse practicando interminables rondos y encima se quedó con diez al perder por lesión a Thiago Motta, quien acusó un golpe muscular minutos después de haber sido el tercer cambio.
Luego el tiempo sobró, hasta que Fábregas e Iniesta dieron lugar a Fernando Torres y Juan Mata, quienes cuando el festejo ya se había desatado en las tribunas hicieron posible la mayor goleada en la historia de las finales de Eurocopa siendo anotadores del tercero, nuevamente propiciado por Xavi, y el cuarto.
Como hace cuatro años, el trofeo lo levantó Iker Casillas. El 29 de junio de 2008 fue en Viena. Hoy, 1 de julio de 2012 en Kiev. Con el recuerdo mundialista de Sudáfrica de por medio, el ciclo se cerró de forma perfeca. España es el dominador. Su historia ya es de leyenda.