Analizando el mapa mundial de propagación del coronavirus, se observa que la presencia del virus es mayor en los países considerados desarrollados y con un PIB elevado.
Italia, el país más afectado de Europa, concentra la zona critica en las regiones del norte: Lombardia, Veneto y Emilia Romagna, severamente afectadas pese a que representan la calidad de vida desde su organización, productividad y su marcado proteccionismo. Mientras la Italia del sur, diametralmente opuesta, ha presentado relativamente pocos casos.
Es inusual cuando estamos acostumbrados a que éste tipo de epidemias afecte solo a los países considerados de tercer mundo.
Entendiendo el origen del pánico
Hablar de virus es arriesgado cuando no se es experto en el tema. Sin embargo si puedo hablar de comunicación, su uso y sus efectos.Un reportaje del Diario ABC señala que la mortalidad por otros virus que ya son parte de la cotidianidad, es mucho mayor: MERS: 35%, SARS: 10% y el nuevo del grupo, el CORONAVIRUS: O,7 - 2% Y si se tiene en cuenta que existen otras enfermedades "socialmente aceptadas" que se cobran la vida de millones de personas en el mundo al año, el coronavirus parece un personaje secundario.Esto por supuesto no le resta importancia, existe, es una realidad. Sin embargo se le está dando una voz más fuerte de la que en realidad posee, en particular en el actual escenario político y económico mundial. Me es difícil aceptar las casualidades y las teorías de conspiración no son prácticas a mi modo de ver. Pero lo cierto es que hace su aparición oportuna en un contexto difícil: El Brexit, la migración disparada, el muro de Trump y su guerra económica con China, las protestas en Tokio, el proteccionismo de Italia del norte...Algo estamos haciendo mal para que un virus hoy sea el protagonista del caos en el escenario mundial, paradójicamente, con menor daño colateral para los países del tercer mundo. Algunos lo considerarían justicia divina dado el nivel de desigualdad social y económica frente a estos países.
El pánico y sus efectos
El pánico tiene efecto de bola de nieve: crece sin parar y se lleva todo a su paso. Parece que aceptamos con facilidad que si los demás tienen miedo, es justo que también yo lo tenga, aún más cuando el discurso socio político está orientado al proteccionismo y valiéndose del mayor temor humano: perder la vida.No obstante olvidamos que diariamente millones pierden la vida por causa del cáncer, de adicciones, de gripes comunes, de hambre (me atrevería a decir que ésta sí es una pandemia), por falta de atención médica, de depresión entre muchas más causas. Pero es suficiente un mensaje de alarma al otro lado del planeta, en el momento y al público indicado, para que comience a tomar dimensiones de pandemia, y por supuesto, creer que sí lo es. Un joven español aislado por el virus en un hospital de Barcelona, me hizo reflexionar al respecto, dice que no entiende la psicosis generada y está decidido a paliarla desde su cuarentena.
Entre tanto, la vida comienza a detenerse, la economía mundial va en caída libre. La OCDE alerta del peligro de recesión en la Eurozona, se recortan las previsiones de crecimiento en los países afectados, las empresas comienzan a tener pérdidas, y el más afectado, por supuesto: China, a quien todo el planeta señala como único culpable y responsable pese a ser el proveedor mundial del preciado consumismo occidental: tecnología, ropa, alimentos, infraestructura, etc.
Infortunadamente, ese "estado de conciencia" es temporal y por las razones equivocadas. En cuanto aparezca la vacuna mágica contra el virus, todo volverá a "la normalidad", como sucedió con el H1N1, también de origen animal (parece normal endilgarle la responsabilidad a los que no se pueden defender). Y ese es el tema en el cual debemos reflexionar: qué es normal.
Aprendamos del desastre
No hay nada más difícil que aceptar que la debilidad nos domina de cuando en cuando y entonces el miedo nos acobarda. Pero es normal, es lo que llaman instinto de supervivencia.Esto va a sonar fuerte, pero la realidad es que todos, en algún momento, vamos a morir y posiblemente no por cuenta de un virus. El tema está en cómo queremos vivir la vida y qué queremos dejarle a los que vienen detrás. Las crisis representan la oportunidad de reflexionar y corregir el rumbo, el coronavirus es una crisis que nos habla de los pésimos hábitos de consumo que tenemos.
Nos estamos comportando como depredadores, no necesitamos todo lo que consumimos, no necesitamos cambiar de teléfono cada mes, no hay que considerar alimento todo ser vivo que camina sobre la tierra. Evolucionar es considerar alternativas sostenibles a largo plazo; es beneficioso para la salud y para el planeta, significa innovación en calidad de vida, negocios sostenibles y exitosos.
La discriminación en cualquiera de sus formas es improductiva y destructiva; ya la comienzan a vivir los italianos, les están cerrando la puerta en la cara. Paradójicamente, aunque el virus viene de china, ellos, por ser el país europeo con más contagios, están siendo discriminados por los suyos: la Unión Europea, y uno que otro país que ve una oportunidad para la revancha.Causa más muertes el narcotráfico, el tráfico de personas, de armas, la corrupción, la contaminación, son pandemias en toda la extensión de la palabra. Pero económica y socialmente, no he visto el menor indicio de discriminación a las personas responsables y beneficiadas, todo lo contrario; la excusa es que la productividad económica se mantiene por sus negocios, muchas veces disfrazados de "lícitos" aun siendo los causantes de la muerte de los sueños de la juventud y de hambre y pobreza en países del tercer mundo.Sí el coronavirus y sus predecesores son causantes del pánico, es gracias a cada uno de nosotros que hemos apoyado la "psicosis" conveniente para hacer la vista gorda a la responsabilidad individual de hacer del planeta un mejor lugar para vivir. Un virus no es una cortina de humo exclusiva de las corporaciones políticas o económicas. Lo es para cada uno individualmente. Viene como anillo al dedo para culpar a otros y no asumir nuestra responsabilidad: esas corporaciones existen porque les hemos dado nuestra bendición. Cerramos los ojos a sus despropósitos si eso significa que no tenemos que abandonar nuestra zona de confort.Arriesguémonos a pensar contra corriente, usemos la creatividad, el ingenio y la experiencia para construir una nueva economía, para diseñar una calidad de vida tangible y dejemos de lamentarnos por lo que nosotros mismos hemos causado.¡Una feliz vida para todos!