De voladizos y mausoleos

Publicado el 09 junio 2012 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

Eran tiempos más tranquilos, sin tanto ajetreo burocrático, de reuniones, llamadas, emails de coordinación y relucientes áreas. Eran tiempos con la misma ilusión, comenzábamos a dar los primeros pasos.

Un gusanillo que te cosquilleaba en la barriga entre periódicos viejos, que yo hace tiempo que ni huelo con tanto trajín, intentando que todo esto esté en su sitio en esta parefernalia, aunque banalmente lo consiga a duras penas.

Esto me está matando.

Ese señor que con voz aterciopelada cuenta pasajes de la ‘Historia Viva’ del grande de Andalucía, encontró, una vez más para asombro de todos, un suelto periodístico de los años veinte. Ay esos años veinte, locos, añejos, cambiantes, … de un caballero que escribió a un periódico reclamando para su club aquello a lo que se comprometió.

Spencer no tenía su monumento, arguyó, la Junta directiva sevillista no había cumplido aquello a lo que se comprometió dos años atrás y que certificó como acuerdo en un acta de un 8 de junio de 1928. Spencer había fallecido repentinamente tras una dolencia intestinal que le arrancó de cuajo a Sevilla el arte hecho fútbol ¿Cuántas veces saliste, dios del pase corto, del campo Reina Victoria a hombros de los que te admiraban, como si de una faena impecable, orejas y rabo se tratase?

Sevilla entera asistió a su entierro y le lloró. Entre la “Línea del miedo” y la de la amargura profunda tan solo hay una pequeña diferencia, donde el sentimiento por lo que quieres en vida y admiras, se convirtió en recuerdo para siempre, aunque, cosas del destino, estimado en la distancia como héroe, hoy no encontremos ni tus huesos. Al fin y al cabo el cuerpo tan solo es el abono efímero de una semilla que es el alma eterna. Demasiados años para lo físico, pero nunca para lo empírico.

Entierro de Enrique Gómez Muñoz, ‘Spencer’, 1926.

¿Cuántas veces te habrás imaginado, Antonio, la jugada de la perra perdida, o la de la primera chilena de la que se tenga constancia? ¿Cuántas veces esas bonitas combinaciones con Kinké y con Brand marcando goles de ensueño?

No podía Spencer faltar a su cita con la memoria que tú como Guardián velaste sin descanso, martilleante, donde tuviste fe justo allí donde los demás la perdimos.

Ya abordaste al presidente sevillista cuando aún no sabía de nosotros a la mínima ocasión que tuviste hace algunos años. Él ya se comprometió contigo sin dudarlo un solo instante y te retó a que encontrases el acta correspondiente y así fue, pero el acta nos trajo nuevas sorpresas.

No solo era Spencer el que debía merecer el mausoleo, sino que con él debían ser Paco Alba, uno de los  mejores presidentes sevillistas y Juan Tornero, gran capitán que nos llevó a la victoria, ambos fallecidos también de forma prematura.

1928 Se configuró como el año de cambios y gastos inmensos para el sevillismo, no en vano debió cambiar de estadio debido a que los terrenos donde se asentaban el estadio de la Reina Victoria, como a ti te gusta llamarle, debían ser ocupados por las nuevas edificaciones de la Exposición Iberoamericana de 1929.

El Sevilla FC no podía realizar el gasto al que se comprometió por tener que alquilar Nervión para el nuevo estadio y la atención sobre este asunto se dispersó.

Con el nuevo Área de Historia del Sevilla FC este asunto fue retomado ochenta y cuatro años después por el actual presidente, José María del Nido, con gran interés. Se reunió con los componentes del Área para planificar todo el asunto, y se encargó a unos escultores el diseño del mausoleo, habiendo verificado completamente y previamente toda la investigación pertinente.

Hoy el sueño se hizo realidad. Hoy el Sevilla FC saldó su deuda con la Historia.

Estos detalles son los que hacen grande a un club y este lo es hasta límites insospechados.

Como con Antonio Puerta y  Berruezo, el Sevilla FC no abandona a los suyos y les reconoce la gloria que aportaron y que nos llevó a ser los grandes de Andalucía. Esto es así.

Gracias Antonio Ramírez, gracias presidente.

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