Año 1992, un Barça dirigido por Johan Cruyff que había roto el año anterior la hegemonía en el fútbol español de la Quinta del Buitre del Real Madrid, llegaba a la final de la Copa de Europa al mítico estadio de Wembley con el objetivo de conseguir por primera vez coronarse como campeón de Europa tras los intentos fallidos en Berna en los años 60 o más recientemente en Sevilla en los años 80.
Entonces, el Real Madrid era históricamente el claro dominador en títulos y en hegemonía en España, era de quien se decía que ganaba los títulos porque le ayudaban los árbitros, porque la Federación estaba dominada por ellos y por muchas excusas más, mientras el Barça era un equipo con ánimo de perdedor, envuelto siempre más en temas extradeportivos (el motín del Hesperia había sido cuatro años antes) que en deportivos, veía confabulaciones contra el club por todos los rincones y celebraba títulos de Copa o victorias ante el Madrid cómo si fueran los títulos más importantes del mundo.
Sólo 19 años después, esta claro que aquel gol de Koeman significó mucho más que un título. Fue el inicio de un cambio de ciclo en el fútbol español, donde en la actualidad los papeles de los dos grandes clubes se han invertido hasta un punto inimaginable entonces, pero que ahora mismo es una realidad.
Aquel mítico Dream Team marcó el camino de que jugando bien a fútbol, cambiando el espíritu perdedor por uno ganador, quitándose los complejos históricos y mirando a tu eterno rival de tú a tú, otro futuro era posible. Porque aquel día el club se liberó de una carga emocional histórica que le ha permitido crecer hasta lo que es ahora.
Porque ahora es un club solidario (UNICEF), con una filosofía clara de club y de juego, con una apuesta definitiva por la cantera, con unos valores que están por encima de la victoria y la derrota, con un entorno que ha ido madurando y asimilando el carácter ganador.
Johan Cruyff fue el precursor, Rijkaard el consolidador y Pep Guardiola la máxima expresión de este modelo. Todos han contribuido con una Copa de Europa al palmarés de este club, pero sólo Pep tiene ahora la posibilidad de repetir esta hazaña.
Porque para acabar de ser un equipo legendario es necesario conseguir más de una Copa de Europa, como el Madrid de Di Stéfano, como el Ajax de Cruyff o como el Milan de Van Basten. El próximo 28 de mayo esta generación no sólo disputará una final de Champions, sino que además jugará ante la Historia, para grabar a fuego su nombre en la misma.
En Wembley cambió el rumbo de la Historia del Barça y en el nuevo Wembley se puede consagrar. Si se consigue se cerrará un círculo, que no un ciclo. El ciclo sigue abierto, y mientras en el Barça se siguen poniendo semillas para que éste siga germinando muchos años más, en el eterno enemigo han olvidado cuál es el camino, y eso también son semillas blaugranas.
Tenía 17 años cuando estuve en Wembley en el 92, muchos kilos menos, más pelo y más negro. Realicé interminables horas de autocar para estar allí, pero no fui consciente entonces del momento histórico que viví. Ahora, con 36 años, unos cuantos kilos más, menos pelo y muchas canas, volveré a estar allí.
Espero que vuelva a ser histórico.
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