@MANIFIESTO
Mis versos son martillos en la mente que pujan por salirse de su fragua,
en manzanas convertidos, en agua; espejismos, al fin, de alma sediente.
Son piedra que arrastrar muy lentamente al Aneto, al Teide, y al Aconcagua;
para acabar siendo el niño que desagua en un hoyo la oceánica fuente.
Pero no dejaré de ser su Hefesto, Tántalo ante la manzana prohibida, Sísifo a empujarlos siempre dispuesto, Agustín que del hoyo haga medida; porque al cabo los sé mi manifiesto
del paso sin sentido por la vida.