Fuimos gratamente sorprendidos, pero cada uno tendrá su impresión, con la incursión en el cine del noruego Tommy Wirkola. Dos de sus tres largometrajes, "Dead Snow" (2009) y "Dead Snow 2″ (2014), son filmes fantásticos y están cargados de esperanza para el cine violento, extremo, gore y cachondo. Una mezcla explosiva y eficaz si se cuenta y dirige igual de bien que lo ha hecho el director, también, de , su aporte cinematográfico a Hollywood hasta ahora. Si Wirkola no se tuerce mucho para el lado de la pasta, dejándole de importar lo que hasta ahora le ha abierto un camino más que bueno en el fantástico, tendremos goce, risas y vísceras para rato. El hecho de leer solamente "Zombies Nazis", el gesto de tu cara ya cambia. Cuanto más, viendo lo que se esconde en su interior.
Esta segunda parte continúa donde terminó la predecesora. Martin, nuestro único superviviente, se despierta en un hospital después de estrellar su coche mientras intentaba escapar del Coronel Herzog y de que éste, encontrara una de las monedas de su tesoro en el coche de Martin. Nuestro automutilabrazos, está arrestado puesto la policía sospecha que él mató a sus amigos, ya que no creen de ninguna manera la historia ocurrida sobre los zombies nazis. En el hospital donde se encuentra arrestado y hospitalizado dará comienzo la nueva ola de sangre, hostias y situaciones surrealistas. Lo bueno de la película, es que el guión, escrito por el propio Wirkola, Stig Frode Henriksen y Vegar Hoel, es llevado en buena sintonía junto a la dirección y actuaciones, creando así un trabajo bastante digno. Lejos de atacar esos surrealismos que comento, pero para eso vale también el fantástico, es una segunda parte bestia y tronchante. Muy disfrutable y que, seguidores de estos géneros, la tendrán como buen referente. Prosigo, Martin despierta y se encuentra que le han cosido "su brazo" perfectamente para poder continuar con una vida más fácil. El problema, es que ese brazo...
Para "Dead Snow 2″, Wirkola tiene el búnker repleto de armamento -personajes variopintos, más gore, más tramas, una policía noruega..., risas, muchas risas- y nos seduce con una continuación donde Martin y un comando norteamericano especializado en exterminar muertos vivientes, se las verán con el coronel Herzog para impedir que lleve acabo su propósito final, que no es otro que acabar con la ciudad de Talvik. Tarea que en la Segunda Guerra Mundial se le quedó pendiente.
Diversión de principio a fin. Una película que hace que sigamos viviendo en contaste vibración goreana. Un Tommy Wirkola acertando muchísimo en su propuesta y del que espero -esperamos, imagino- más trabajos así. Cine sin escrúpulos.