Dead to Rights: Retribution. Análisis.

Publicado el 26 febrero 2011 por Portalgameover

Es complicado escribir cualquier cosa de un juego e intentar comunicar no tanto tus impresiones, sino tus sentimientos. Veamos si me explico: ¿se deben valorar todos los videojuegos por igual? Una primera respuesta rápida sería un rotundo SÍ. Sin embargo, es cierto que en algunos videojuegos priman los gráficos, otros nos brindan una gran historia, y hay algunos cuya música es muy remarcable. Y, desde luego, los hay que son divertidos. Dead to Rights: Retribution (DTR:R) pertenece, o pretende pertenecer a esta última categoría.

Esa categoría de juegos que en muchos sitios reciben un 6 o 7 de nota, que son del montón (todos sabemos de la tendencia de las notas en la mayoría de los medios), carne de cesta de segunda mano en tus tiendas habituales. Sin embargo, este rango de juegos contiene propuestas muy interesantes que no compiten en primera línea, pero que ofrecen diversión a raudales. Es el territorio, por ejemplo, de Lost Planet 2, de Red Faction Guerrilla, y bastantes otros títulos. Videojuegos divertidos, porque la propia palabra de juego implica diversión, y muchas veces parece que el concepto se nos pasa un poco por alto.

Dead to Rights: Retribution / Volatile Games, Namco / PS3, XBOX360

DTR:R no es un juego novedoso, proviene de una saga que cuenta con cuatro entregas, incluyendo este titulo que nos ocupa, produciendo y desarrollando Namco la primera entrega, y pasando posteriormente a producir esta el resto. La primera entrega salio en XBOX con una pequeña exclusiva temporal, luego apareciendo en PS2 y GameCube; la segunda a la vez en estas tres plataformas; y la tercera, que es una precuela de la segunda, apareció para PSP. La cuarta entrega, que es la que nos ocupa hoy, la desarrolló el estudio Volatile Games, una división de Blitz Game Studios que tiene en su haber haberse encargado del controvertido juego de Reservoir Dogs. Controvertido por su violencia, factor que, por otra parte, se conserva latentente en este DTR:R.

Esta saga es del tipo de juegos que, debido a su relativa importancia y sus ventas discretas, se puede permitir los lujos de probar cosas nuevas del estilo de reformular la historia principal, probar nuevos motores gráficos o habilidades del hardware de la consola, o incluso comprobar las habilidades de los desarrolladores a los que se les encargan, por ello, no importan tanto las ventas, pese a ser un negocio, ya se sabe que no va a estar encima de las listas. Debido a esa relajación (evidente en apartados como el gráfico), el título se centra en sus puntos fuertes, como las mecánicas de juego.

Si busca tipos duros, tenga dos tazas.

Dead to Rights: Retribution vuelve a hablar de la historia de Jack Slate, un policía de Grant City, pero de los de verdad, como los de las pelis de acción americanas. No en vano, el nombre es muy, muy, pero que muy parecido al del protagonista de “El ultimo gran héroe”1. A lo que íbamos, Jack es un hombre que cree en la justicia, y tiene un sistema judicial muy particular; aplicando las normativas legales con lo que vienen siendo los nudillos y lo que contienen los casquillos de bala antes de ser disparados.

La historia del juego nos cuenta un trama de corrupción, drogas, traiciones, y, en general, cosas chungas que ocurren en ciudades sin ley, pero que cuentan con alguien que tiene voluntad de arreglarlo todo, y otros cuantos que tienen voluntad de ser los malos. Prefiero no desvelaros los giros argumentales, en pos de que alguien, algún día, se vea con fuerzas de jugarlo. De todos modos, el argumento no es nada nuevo, aunque tampoco es malo ni lo que dice, ni cómo lo cuenta. Este es uno de los apartados que diríamos que es “del montón”.

En cuanto a los gráficos, no esperéis nada brillante. Si bien es cierto que no desluce demasiado, los modelados de los personajes masculinos protagonistas son poco realistas y, digamos, un poco “abultados”. Tanto que muchos culturistas de tu gimnasio mas cercano palidecen en presencia de Jack, que parece que entrena en el mismo sitio que Chris Redfield y el doble de horas que él. Sin embargo, todo sea dicho, los modelados de los enemigos, pese a carecer de variedad, son muy interesantes, tanto los punkis secundarios de los primeros niveles como los distintos comandos del GAC de los niveles posteriores. Interesantes trabajos en los detalles como iluminación o agua, pero la interacción con ellos es simplemente nula o inexistente.

Dos balas, muchos tipos, ganas de repartir.

En el apartado sonoro, buen trabajo con los efectos de peleas y disparos, y una banda sonora bastante agradable y muy a juego con la atmósfera del juego. Debo mencionar en este apartado que todas las voces vienen en inglés con subtítulos al castellano, aunque hay un pequeño detalle que la traducción se deja en el aire, y es que cuando vencemos a los enemigos de ciertas maneras, Jack, que es todo un hombre, nos regala frases de las que me gustan a mi, y que no nos traducen: “You have the right to remain silent”, “Die, motherf*cker” y unas cuantas más que, para mi gusto, le dan un poco el picante a este juego, que, como mencionaba anteriormente, aplica varias capas de violencia.

Gráficos, sonido, historia. Ahora creo que es el momento de lo que para mi, es el punto fuerte de la saga. Allá por la aparición del primer Dead to Rights, las similitudes con la atmósfera y los protagonistas hicieron que mucha gente lo creyera un clon de mi amado Max Payne. Pero a los mandos del título se demostraba una cosa bien distinta, y es que las mecánicas de este juego son totalmente diferentes. Se puede decir que es un shooter en tercera persona, pero no se parece a ningún juego de estas características, ya que incluye un sistema de pelea a mano descubierta, el cual podemos usar en medio de la batalla, intercalando el uso de nuestra arma. Arma, que, por otro lado, tiene municiones muy limitadas, solo un cargador adicional y la propia recamara. Además, tenemos bajo nuestro control a un perro, nuestro amigo fiel, llamado Shadow, que puede ejecutar ataques e inmovilizar enemigos. Estas características son las que identifican y diferencian la saga, y se conservan, con ciertos cambios, en este DTR:R.

Cabe mencionar que tenemos una larga lista de combos para realizar con nuestros enemigos, aunque, la mayoría de veces, usemos casi siempre el mismo o dos muy parecidos, por comodidad. El sistema cuerpo a cuerpo es bastante interesante, los enemigos presentan diferencias sensibles entre el ataque y la defensa, y a nosotros se nos ofrece, entre otras, la habilidad de poder desarmar a un enemigo armado (incluso liquidarle con su propia arma posteriormente). En resumen, los combates más entretenidos en este juego se desarrollan con las manos desnudas.

Reventar tomates en las caras de la gente, un hobby poco explorado.

Lo divertido del sistema es la capacidad de creatividad a la hora de aniquilar enemigos. Hay muchísimas maneras de matar a un tipo malo, y dependen de muchos factores. Por ejemplo, lo podemos agarrar y usar como escudo, y luego darle una patada y tirarle por una cornisa. Muchas otras veces, cuando debilitamos lo suficiente a un enemigo en combate cuerpo a cuerpo, nos aparece una indicación para pulsar un botón, y realizar algo así como un “finisher”. Estos movimientos centran la cámara en nuestro personaje, y, la verdad, son sádicos de pelotas.

Desde patearle el saco de nueces y luego la cabeza, hasta clavarle el cañón del arma más larga y dispararle en el cerebro. Estos movimientos dependen del arma que lleves incorporada y de lo que le apetezca al personaje hacer, la verdad, pero son muy gratificantes. El juego incorpora, además, el conocido tiempo bala, y la posibilidad de disparar a la cabeza de los enemigos, que reciben la bala con un instante de ralentización, que te da la impresión de ser un tipo cojonudo y mazo de bueno cuando estas jugando.

El desarrollo de la acción, sin embargo, es bastante repetitivo y la IA de los enemigos no es que sea la repera: normalmente, sabiendo tres o cuatro pautas podrás adivinar fácilmente a donde van a ir los que no quieren ser tus amigos y como podrás encontrarlos de manera más eficiente. Pero no hay gusto en nuestra superioridad si hacemos que todo el juego sea un mar de lágrimas, así que muchas veces esta inutilidad notoria de los enemigos nos sirve para desquitarnos un poco de ese repetitivo diseño de niveles o de esa cantidad obscena de minutos que dura alguna pantalla hasta llegar al final.

Por último, tengo que mencionar los niveles en los que controlamos a Shadow, nuestro perro. Estos niveles se diseñan para abrir cierta puerta o conseguir cierto objeto que permita a Jack continuar con la aventura, y contaremos con las habilidades de Shadow (que parece que ha estudiado en la aldea ninja Azuma) que incluyen sentir a los enemigos y realizar muertes silenciosas. Fases que intercalarán testosterona con lo que sea que tengan los perros en la sangre, y en la que deberemos recordar que Shadow tiene la piel más blanda que Jack, y no se le da tan bien el enfrentamiento directo.

Esto pasa cuando no eres el lider de la manada, Cesar.

Está claro que no es el mejor juego, pero tampoco pretende serlo. Lo que sí está claro es que apuesta muy duro por la diversión, como tantos otros juegos de este rango. Lo que sí es cierto es que proviene de una saga interesante a nivel de jugabilidad, y que te va a durar una cantidad razonable de horas para este tipo de juegos. A mi me duró algo así como dos semanas en nivel normal. También es verdad que no soy muy buen jugador, por lo que es posible que le dure menos a cualquier otro mas avezado en el manejo de estas tecnologías. Por todo ello, Dead to Rights: Retribution es un juego recomendable para todo aquel que busque una partida de un juego que le desahogue, para desengrasar entre títulos más “profundos”.

Puntuación: Recomendable.