Sí que cuenta el breviario de Tours, del siglo XVI, que oyendo las palabras del Evangelio: "Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío" (Lc. 14, 33) y "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme" (Mt. 19, 21), se resolvió a abandonar su vida de regalo. Dio todo a los pobres y en plena juventud se fue a un sitio solitario en Bourges, donde halló una cueva que tomó por celda y ermita. Penitencia, oración, ayunos y vigilias le ganaron pronto el reconocimiento del que huía. Tenía altísima oración, en la que siempre imploraba por los pecadores, rogando su conversión, y a esta oración añadía la instrucción y la predicación de la Palabra de Dios. Muchos le visitaban para escuchar su consejo o pedirle oraciones, alcanzando numerosas conversones curaciones. Pero no se envanecía por ello, más aún, como tenía el don de conciencias, cuando sabía que alguien le visitaba para adularle o solo por curiosidad, se hacía invisible.
La muerte de San Mariano le llegó de forma inesperada y de una manera bastante ramplona: Según San Gregorio de Tours (17 de noviembre) un día que subió a un manzano a tomar un fruto, único placer que se permitía, se cayó del árbol y se mató. Fue descubierto por unos que le visitaban, que al llegar a la ermita no le vieron y le buscaron. La leyenda le quiere muerto de rodillas, bajo el manzano, recordando a los pecadores que los primeros padres Santos Adán y Eva (24 de diciembre) nos perdieron "bajo un árbol" y que Cristo nos redimió "sobre el árbol de la cruz". Así, como Mariano hallaría la muerte a causa de un árbol, halló la Vida Eterna gracias a otro árbol.
Pues al encontrarlo los piadosos visitantes, llevaron el cuerpo santo a la iglesia de Vannes, donde fue honrado por el pueblo y todo el clero. Le sepultaron en la iglesia y su sepulcro se convirtió en meta de miles de peregrinos durante siglos. En el siglo XIII las reliquias se pasaron a una urna y altar de plata dedicados al santo. Varias veces se repartieron pequeñas reliquias por diversas iglesias del mundo. Un monasterio que se fundó junto a la cueva donde Mariano se santificó le quiere como fundador, pero lo cierto es que Gregorio le llama siempre ermitaño, y no monje ni abad.
Fuente:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Agosto. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1863.
A 19 de agosto además se celebra a San Andrés el Stratelates, mártir.