Debate sin debate

Espero ansiosamente, ni siquiera sé si podré dormir esta noche, el debate de mañana entre Rajoy y Rubalcaba. Y digo debate para que se me entienda, por utilizar una palabra consensuada para denominar esos dos monólogos que van a ser. Debate, según la RAE, es controversia, discusión y también contienda, lucha, combate. Dudo de que veamos ni oigamos algo que se le parezca, cuando la única diferencia entre ambos candidatos será el color de la corbata y los analistas y estetas se apresurarán, esa misma noche, a analizar su simbología y qué han querido decir en realidad los candidatos. Los que lo escuchen a través de la radio pueden encontrarse con serias dificultades para distinguir uno de otro si se dejan llevar por los discursos. Un debate sin debate para unas elecciones sin alternativas, unos políticos sin la confianza de sus propios votantes para un Gobierno que no gobierna, sino que acata el dictado del mercado. Habrá que buscar nuestros sueños en el contenedor de la basura, donde alguien los tiró algún día sin que nos diéramos cuenta, igual que tiras el juguete a un niño con el que no juega hace tiempo y que sólo estorba. La imagen, del diario Público, pone de manifiesto el peligro de colocar los carteles electorales junto a contenedores de basura, que luego se te llenan de pobres y de esas clases medias idiotas que no te votan y de las más idiotas todavía que sí te votan, y te lo dejan todo perdido.