¿Debe dimitir Fernando Simón?

Publicado el 16 noviembre 2020 por Abel Ros

Según leo, en un diario local, "los médicos de España piden el cese inmediato de Simón". Sumergido en la noticia, observo que por "médicos" se entiende "los colegios de médicos del país", excepto "el de Cataluña". Luego, no son todos los médicos, tal y como reza el titular. Hecha esta aclaración, necesaria para que exista un periodismo de rigor, pasamos a la segunda cuestión. Según el escrito, emitido por 52 colegios médicos del país, se pide el cese de Simón. Y se pide: "por su incapacidad manifiesta y prolongada durante la evolución de la pandemia". Y, por sus polémicas declaraciones. Al parecer "los profesionales sanitarios - en palabras de Simón - tienen un aprendizaje con respecto a la primera ola. Los gestores hacen mejores circuitos de asistencia en los hospitales. Y obviamente, los sanitarios tienen un mejor comportamiento evitando contagiarse fuera de su espacio de trabajo".

Según la sabiduría popular: "no hay palabras mal dichas sino mal entendidas". Así las cosas, las palabras de Simón, lejos de atentar a la profesionalidad de los sanitarios, también podrían entenderse como un elogio a su labor. Un elogio, como les digo, en términos de perfeccionamiento como consecuencia del ensayo y el error. Al margen de estas manifestaciones, que son buenas o malas en función del cristal con que se miren, el objeto de su cese no es otro que su gestión. Aunque Simón no sea santo de mi devoción. Aunque haya sido víctima de sus contradicciones, lo cierto y verdad es que lo considero un hombre honesto. Y lo considero así, queridísimos amigos, porque ha rectificado cuando se ha equivocado. Porque ha pedido perdón cuando se ha equivocado. Y porque ha mantenido la calma en momentos de histeria colectiva. En momentos de crispación política, de desafección ciudadana y descrédito de los expertos, Simón ha estado ahí.

El comunicado de los médicos - de todos, menos los catalanes - debería, por la misma regla de tres, solicitar otras dimisiones. Dimisiones, por ejemplo, de algunos políticos nacionales y autonómicos. Dimisiones por sus propias contradicciones en "la evolución de la pandemia". Y dimisiones, por qué no, de algunos burócratas por la gestión de los ERTES, entre otras. Sin embargo, el comunicado peca de reduccionista. No olvidemos que Simón es un portavoz que emite comunicados. Comunicados cocinados, y condicionados - en su mayoría -, en los fogones de la política. Y comunicados basados en fuentes de datos hospitalarias. Llegados a este punto: ¿debería dimitir Simón? Difícil respuesta. Difícil, en primer lugar, porque no hay una clara imputación de "causa - efecto" sino una complejidad de razones que van más allá de "su gestión". Y difícil porque en situaciones de pandemia - de desconocimiento universal y aprendizaje urgente - es probable que políticos, ciudadanos y expertos cometan errores.

Por Abel Ros, el 16 noviembre 2020

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