'Debe haber un proyecto de secularización de la sociedad'

Publicado el 02 marzo 2011 por Daniela @lasdiosas


La búsqueda de una coherencia laica es, para la periodista feminista Marta Vasallo –especializada en conservadurismos religiosos-, la estrategia de fondo que debería desplegarse frente a los sectores conservadores. En un año estratégico por el posible debate de la legalización del aborto, Vasallo analiza las premisas ideológicas de estos sectores –centradas en una moral sexual-, cómo se organizan, y qué puede hacer una sociedad civil comprometida con los derechos humanos para ampliar la agenda.

En los últimos años, los sectores religiosos conservadores generaron nuevas estrategias frente al avance de la agenda de derechos humanos en los parlamentos de América Latina. Grupos minoritarios pero estratégicos en la sociedad civil, acciones judiciales e intento de permear las instituciones de justicia y salud son algunos de los recursos con los que pretenden frenar la instalación de políticas públicas acordes a estados laicos en el continente.

Después de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario en el 2010, y en un año de posible debate legislativo sobre el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, Marta Vasallo –periodista feminista especializada en conservadurismos religiosos y redactora de Le Monde Diplomatique- analiza cómo estos sectores se concentran en una moral sexual que deja de lado valores centrales al cristianismo como la justicia, la solidaridad, la compasión, y la libertad de conciencia, entre otros; qué estrategias están desplegando para frenar la ampliación de la agenda de derechos humanos; y qué se puede hacer desde una sociedad civil comprometida con estos derechos para avanzar.

-¿Qué estrategias están desarrollando los sectores conservadores después de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario y de cara a un año de debate por la legalización del aborto?

- Son sectores que se caracterizan por una innovación en las estrategias, que fundamentalmente consisten en utilizar muy bien los recursos de una sociedad plural, democrática: se convierten en un grupo de presión de base. No dan por sentado que la autoridad eclesiástica basta para presionar a los gobiernos. Y no porque no sean apoyados por esta jerarquía, lo son. Pero quieren cambiar el enfoque desde el que tradicionalmente se mira la actuación religiosa en una sociedad.

- ¿Cómo sería esto?

- En una sociedad moderna se presume que el laicismo lleva a la religión al ámbito privado y la disocia de la política. Desde el pontificado de Juan Pablo II, la Iglesia Católica ha hecho una reversión deliberada de lo que significó el Concilio Vaticano II que significó -entre muchas otras cosas-, una aceptación de la modernidad por parte de la iglesia, que no la veía como un mal sino como la prolongación natural de la civilización cristiana. En cambio, desde Juan Pablo II, y acentuado con Benedicto XVI, la iglesia lanza una ofensiva mundial de recatolización del mundo que vuelve a considerar a la modernidad, y por tanto al laicismo, como enemigos del cristianismo. No se trataría de una mera vuelta atrás, sino de un reposicionamiento en la actualidad. Y la cruzada de Juan Pablo II atacó en América Latina a fondo la Teología de la Liberación, prácticamente no dejó en manos de personas vinculadas a este grupo ningún puesto político de relevancia. Y además suplantó el asesoramiento jesuítico –los jesuitas eran los principales asesores del Vaticano- por el Opus Dei, que tiene una visión sumamente conservadora. Hoy resulta difícil hacer una distinción entre el Vaticano y estos grupos conservadores, como el Opus Dei, Legionarios de Cristo, o los que acá se llaman FASTA -Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino-, que son muy cerrados, de identidad muy fuerte.

- Además de oponerse al matrimonio igualitario y al derecho a la interrupción del embarazo, ¿cuáles son los postulados de estos grupos?

- Lo que tienen en común, con el Vaticano también, es centrarse en la moral sexual. Benedicto XVI habla de relativismo moral, refiriéndose a cualquier cosa que transgreda la defensa de la familia tradicional: un jefe varón, la mayor cantidad de hijos posible, método natural de anticoncepción, y la educación en la abstinencia –que es lo que pregonaba George W. Bush-. La idea es que la sexualidad no debe tener un fin fuera de la procreación y en eso consistiría la moral, en una forma de la sexualidad, por encima de otras formas de la moral que fueron centrales al cristianismo como la justicia, la misericordia, el amor al prójimo, la sinceridad, o la libertad de conciencia. Y además, resulta muy favorable a la cruzada de Juan Pablo II y Benedicto XVI la crisis de la modernidad, porque en un mundo muy incierto, de mucha fragmentación, hay un atractivo por una pertenencia fuerte, dada por el seguimiento de normas muy estrictas, y que eclipsa la vacilación.

- ¿Qué aceptación tiene en la feligresía esta posición de la iglesia?

- Lo que registran los estudios es que hay una tendencia de la gente a vivir la religión cada cual a su manera. Pero una característica del Vaticano es que parece no importarle ganar gente sino presentar una identidad fuerte, sin concesiones. Le interesan los grupos muy convencidos, aunque sean minoritarios.

- ¿Dónde busca hoy apoyo la iglesia católica para mantener el estatus quo? Hace unos años, por ejemplo, debutaron en la vía judicial para cuestionar tanto los abortos no punibles como los matrimonios entre personas del mismo sexo.

- Hacen lobbys muy fuertes en el Parlamento. La senadora Liliana Negre de Alonso, por ejemplo, es integrante del Opus Dei.

- ¿Y la diputada Cynthia Hotton?

- Ella es evangélica, pero una estrategia importante de la iglesia católica es la alianza con sectores conservadores de otras iglesias, como el evangelismo, el Islam y el judaísmo, que es lo que sucedió durante la Conferencia de El Cairo de 1994. Otra estrategia de los últimos años fue entrar en las instituciones de salud y en el Poder Judicial. Muchos de los jueces que rechazan las denuncias de abuso sexual que presentan las madres contra los padres abusadores, pertenecen a sectores conservadores de la iglesia. Protegen a los abusadores poniendo como argumento la importancia de la unidad familiar, y promueven la reconciliación de los chicos abusados con el padre diciendo que siempre es mejor tener padre que no tenerlo, no importa quién sea.

- ¿Cómo ves el panorama parlamentario para el 2011, con la posibilidad de que sean tratados dos proyectos de legalización del aborto?

- Mi experiencia dentro de la Campaña por el Derecho al Aborto es que hay una diferencia muy grande de cinco años a estar parte cuando se habla con las y los legisladores, hay mucha más apertura y aceptación hacia este tipo de derechos. Después, es cierto que el juego político en el Parlamento barre con las convicciones individuales. Pero hay una aceptación muy clara de la legalización del aborto en determinadas circunstancias, lo mismo que el compromiso con la anticoncepción y la educación sexual, y esto es un avance importante. Ahora, el derecho de la mujer a interrumpir el embarazo es bastante más difícil, porque también es más difícil la aceptación en el resto de la sociedad. Y es curioso, porque las mismas personas que te dicen que el aborto debe ser ilegal, son quienes te dicen que una mujer no tiene que ir presa por esta razón. Es una opinión muy maleable si se la pudiera trabajar.

- ¿Qué estrategias podrían implementarse desde la sociedad civil para seguir avanzando con la agenda de derechos?

- Yo creo que hay que hacer un trabajo muy intenso en las bases. Primero, de aclaración de qué es lo que está en discusión y de convicción básica en núcleos de gente, en ámbitos educativos, en la corporación médica. En Uruguay, por ejemplo, la situación en relación al aborto es completamente diferente a la de acá -aunque el ex presidente Vázquez haya vetado la cláusula que legalizaba el aborto-, porque la corporación médica apoya el aborto medicamentoso como estrategia para salvar vidas de mujeres. Es una argumentación muy parecida a la que tenía Ginés González García, que decía 'Yo soy ministro de Salud y tengo que salvarle la vida a la gente'. Pero acá los médicos no lo apoyaron. Otra estrategia es la defensa del laicismo, buscar una coherencia laica en la sociedad. La clase dirigente de pronto tiene encontronazos con la iglesia por razones puntuales, pero no hay un proyecto de secularización definitiva de la sociedad.

- Hay grupos virtuales que promueven la quita de la Constitución Nacional del artículo 2 , pero es cierto que esto no tiene amplia acogida social.

- Ese artículo de la Constitución hace que se deriven hacia las instituciones religiosas muchos recursos del Estado y que les da a los integrantes de la iglesia rango de funcionarios estatales. El hecho de eliminar la vicaría castrense fue un paso adelante, pero son medidas sueltas. No deberíamos tener provincias en las que la educación religiosa sea parte de la escuela pública como Salta, y recientemente se sancionó en Córdoba una ley en la misma línea que fue muy cuestionada por muchos sectores de la población, pero que salió. Habría que promover en la mentalidad general la idea de que la religión no puede determinar las leyes de un país. Y además dejar claro que la iglesia católica actual responde a una tradición que no es la totalidad del catolicismo y del cristianismo, que abarcan otro tipo de éticas y consideraciones sociales. Tenés todas la propuestas de la Teología de la Liberación, y lo que ahora es la opción por los pobres, que hablan de otro cristianismo. La fe religiosa no es incompatible con la comprensión de las situaciones ajenas y con la aceptación de que una misma situación puede tener diferentes soluciones. Que el aborto es un homicidio es una afirmación muy reciente, hecha en la modernidad contra el avance del secularismo, no está escrita en el Nuevo Testamento ni en ninguna parte. Y tiene que ver con el control de la sexualidad, que es una pieza muy importante del control de la población en general.

Por Sandra Chaher

Fuente: Artemisa Noticias