En los conciertos que realizó Milanés en República Dominicana, por ejemplo, el pionero del movimiento llamado la Nueva Trova dedicó la parte final a unos cuantos temas que el público esperaba oír desde el comienzo.
Pero él se enfocó mayormente en los conciertos de cerca de dos horas a cantar composiciones poco conocidas para los no iniciados y a estrenar otras que formarán parte de su próximo disco.El resultado de este desatino fue que recibiera aplausos tibios a lo largo de sus presentaciones, lo que se notó claramente cuando decidió al final cantar Yolanda y El breve espacio, para citar sólo un par de sus temas clásicos, y recibió estruendosos y prolongados aplausos, aparte de que el público lo acompañó en un espontáneo coro masivo.
¿Cuál es la solución, entonces, para que el público no se sienta estafado escuchando canciones nuevas, mientras sus ídolos dejan en el baúl de los recuerdos sus temas más famosos?
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