Muy interesante la reflexión sobre la Comunidad imposible de Arias Maldonado, el otro día en Revista de Libros, a vueltas con las debilidades afectivas del liberalismo. Pero no sólo eso. También, en qué medida, el incremento exponencial de identidades acaba volviendo imposibles los consensos. Porque una cosa es la fragmentación que trae consigo la modernidad, y otra la atomización a la que nos encaminamos.
PS: Señala Arias: "Resentimiento social, desigualdades económicas, orgullos
nacionalistas e ingenierías sociales a la búsqueda de una sociedad: un cóctel
demasiado indigesto para las entonces jóvenes democracias liberales"