Y una de las personas que están detrás de mi cambio de vida tiene nombre y apellidos: se llama Deborah Marín y hoy tengo el enorme placer de entrevistarla.
¿Qué hace especial a Deborah para que la destaque por encima de otros bloggers y expertos en el mundo del emprendimiento online? En primer lugar debo decir que es de las personas más auténticas y fieles a sí mismas que he conocido.
En segundo, que habla sin tapujos del mundo del emprendimiento, lo desmitifica y lo muestra como algo alcanzable para todos. De hecho, yo siempre pensé que no valía para emprender hasta que empecé a leer OyeDeb.
Esta joven emprendedora no te vende “recetas mágicas” para triunfar, ni tampoco dice que sea fácil: te cuenta sus propias batallas diarias, sus dificultades y cambios, pero también te comparte sus éxitos, sus reflexiones y su forma de entender y vivir la vida. Te ayuda, en definitiva, a construir un negocio a tu medida, sin tener que recurrir a un copia y pega de lo que está de moda o hace la mayoría. Es casi como escuchar a una amiga que te comparte su mundo, sus ideas y te inspira con ello.
Deb es para mí una filósofa de nuestro tiempo, una mujer que crece al tiempo que emprende y se busca a sí misma. Inquieta, inconformista, despierta y perfectamente imperfecta, como se define a sí misma en su renovado blog.
1) Cuéntame un poco sobre ti: tu nombre, de dónde eres, tu profesión inicial y la profesión actual, tu página web si la tienes.
Me llamo Deborah, nací en Barcelona y viví siempre allí hasta 2013, cuando me mudé a una casa de campo cerca de Girona. Tengo 34 años y estudié Comunicación Audiovisual, y trabajé en producción de tele y cine hasta que me decidí a ir por mi cuenta y emprender: primero una marca de ropa y complementos handmade (Dumbo), luego un club social para chicas creativas (El Club Handmade), luego viajes de fin de semana crafty para chicas (Craft and the City) y finalmente, después de mucho analizar, me di cuenta de que a mí lo que me gustaba más era pensar y escribir. De ahí nació www.oyedeb.com, en 2012. Y a eso me dedico desde entonces y ojalá siga hasta que me jubile. No tengo un nombre para mi profesión actual
2) ¿Qué te llevó a elegir tu carrera inicial (universidad, formación profesional, etc.) cuando decidiste escoger esa profesión para toda la vida (vocación, miedo al paro, no tenías ni idea, etc.)?
Yo creía que quería estudiar Diseño Gráfico, aunque tampoco estaba 100% segura, pero me sentía muy mal haciendo que mis padres me pagasen una universidad privada (que en su día era el único modo de estudiar Diseño en la universidad), así que lo más creativo en que podía pensar dentro del sistema público universitario era el audiovisual.
Elegí Comunicación Audiovisual un poco por descarte de las “otras peores opciones”, nunca tuve ninguna vocación en mi vida y ninguna otra carrera pública me llamaba más la atención. Siempre he sido una persona creativa y fuertemente atraída por la imagen, así que me pareció lo más apetecible en su momento.
3) ¿Has trabajado en esa área profesional hasta ahora? ¿Cómo te hacía sentir, creías que estabas en el lugar indicado?
Trabajé varios años, en varios sectores dentro del audiovisual: publicidad, documental, televisión y cine. Nunca me pareció que fuera mi sitio, nunca me pareció emocionante realmente, nunca sentí que lo que hacía tuviera valor (quizás porque formaba parte de estructuras muy grandes donde tu huella es más bien poca y tu creatividad y libertad brillan por su ausencia).
4) ¿Qué te llevó a decidir cambiar de profesión o emprender, si es tu caso? (paro, crisis, razones económicas, estrés, búsqueda de tu vocación, cambiar de aires, etc.)
Llevaba mucho tiempo pensando en montar algo por mi cuenta, toda mi familia somos autónomos y nunca me pareció arriesgado, pero mi gran problema era que no sabía qué hacer, no tenía ni idea. Tenía muchos planes pero ninguno me hacía verdadera ilusión y no los veía tampoco especialmente adecuados para mí. Finalmente en mi empresa hicieron reestructuración y me tocó irme: el día más feliz de mi vida. Eso me obligó a plantearme la búsqueda en serio.
5) ¿Con qué dificultades te encuentras cuando decides empezar de cero? (miedos, dudas, dinero invertido, etc.)
Para mí el único miedo fue siempre no saber si estaba haciendo algo que fuera a durar, algo que realmente me gustase, que fuera “lo mío”. Evidentemente, lo primero que hice me gustaba, pero no lo era, no era lo mío. Ni a la segunda ni a la tercera acerté, pero los tres intentos me dieron mucha seguridad, mucha experiencia, y mucha información sobre mí misma y sobre lo que realmente me interesaba hacer. Sin haber pasado por los tres intentos no hubiera llegado al cuarto.
Ninguno de mis negocios necesitó inversión inicial, excepto el último todos los arranqué en compañía, y todos funcionaron bien desde el principio. Mi experiencia emprendedora ha sido bastante positiva siempre y no he tenido dificultades más allá de las que me he ido poniendo a mí misma a la hora de avanzar. La típica autoexigencia, el respeto a escribir para el público, el miedo a la crítica… Siempre escollos emocionales.
6) ¿Quién o qué te inspiró o ayudó para escoger esa nueva profesión o actividad actual? ¿Has pasado por algún proceso de coaching o has contado con algún mentor?
La verdad es que hasta el momento antes de crear Oye Deb no había consultado nada con nadie (a parte de amigos y pareja), pero cuando decidí que el tercer negocio tampoco era lo que quería y no me estaba haciendo especialmente feliz, inicié un proceso de coaching de unas pocas sesiones. De ahí salió la primera semilla para un proyecto que finalmente un tiempo después se acabó convirtiendo en Oye Deb.
Todavía estoy esperando que llegue una mentora estupenda a mi vida, me encantaría. De momento me rodeo de emprendedoras y tengo un par de grupos de mastermind para mantenerme “social”, que esto que hago es muy solitario
7) ¿Has tenido que formarte en algo nuevo para poder cambiar de profesión? ¿Cuánto tiempo te llevó? ¿Invertiste dinero en ello?
No específicamente ni tampoco formalmente. He aprendido muchas cosas mientras trabajaba, según las iba necesitando, y siempre aplicadas a la práctica. He comprado bastantes cursos online, eso sí, un poco por curiosidad y por tener ejemplos de lo que se hace por ahí y otro poco por mantenerme activa. Me gusta mucho leer y aprender pero huyo de dogmas y formalismos, así que básicamente soy autodidacta.
8) ¿Has conseguido ya convertir esta nueva profesión en tu sustento de vida o estás empezando? ¿O estás compaginando la nueva profesión con tu trabajo habitual?
Desde el principio se sostuvo por sí misma, Oye Deb fue rentable desde el primer día (literalmente, el primer producto online que vendí en una semana ya había pagado la inversión en la web y demás gastos iniciales) y desde entonces no he tenido problema. Vivo de esto, y mi familia también. Arieh, mi pareja, trabaja conmigo desde hace unos meses así que todo lo que tenemos se lo debemos a nuestra empresa.
9) ¿Cómo se lo han tomado personas cercanas a ti como amigos o familiares? ¿Te apoyan y te animan desde el principio o sientes que no entienden tu decisión?
En las primeras fases, con las tres primeras empresas y sus altos y bajos, todo el mundo dudaba de si tenía sentido y si estaba haciendo lo que debía. Yo también dudaba, y eso se contagia. Algunos me animaban a que volviera a trabajar. Yo sabía que lo que hacía todavía no era lo definitivo, pero sabía que tenía que darme tiempo para conseguir llegar a ello. Encontrar mi trabajo actual ha sido la labor a la que he dedicado más tiempo y energía a lo largo de mi vida. Siento que desde adolescente he ido dando pasos hacia aquí, aunque apenas los viera entonces y siempre me sintiera perdida.
En momentos difíciles conseguí mantener la confianza en mí misma y no me di por vencida. Si necesitaba dinero, trabajaba en otra cosa, y mientras, seguía construyendo mi futuro. Pero no me di por vencida, dijeran lo que dijeran y dudasen lo que dudasen. Yo sabía que había algo más para mí que una oficina de producción.
10) ¿Qué podrías aconsejar a aquellas personas que desean reinventarse profesionalmente para que se atrevan a salir de su zona de confort y den el paso?
Creo que lo importante es que dejen de atender a su mente (razones, pros y contras, miedos, argumentos…) y atiendan a su cuerpo y a sus emociones. Normalmente estamos muy cerradas y no prestamos ninguna atención a las señales que nos manda el cuerpo. Es cuando te paras y desconectas la mente cuando notas qué es lo que hay detrás. Si lo que hay son ganas de cambiar, no hay más tu tía. Si no lo haces, sabes que estarás mal para siempre, no se va a ir esa sensación de incomodidad nunca, la arrastrarás hasta que te mueras. A mí no me parece un buen plan, me daba pánico llegar a vieja con esa misma sensación. Mejor probar y si no sale bien (a veces las cosas no salen bien, pero no es grave) volver al malo conocido, pero es que lo bueno por conocer puede que sea lo más estupendo que hayas vivido nunca, así que ¿cómo te lo vas a perder?
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