Debut de Beatriz Díaz en La Fenice

Publicado el 04 noviembre 2010 por Pablosiana @pablosiana
Sábado 30 de octubre, 15:30 horas. Teatro La Fenice, Venecia. L'Elisir d'amore (Donizetti). Turno C (estreno segundo reparto): Beatriz Díaz (Adina), Enrico Iviglia (Nemorino), Marco Filippo Romano (Belcore), Elia Fabbian (Dulcamara), Oriana Kurteshi (Giannetta). Director: Matteo Beltrami. Escenografía: Bepi Morassi. Vestuario: Gianmaurizio Fercioni. Orquesta y Coro del Teatro La Fenice; Claudio Marino Moretti (maestro de coro). Entrada Platea: 150 € // Segunda función fuera de abono: miércoles 3 de noviembre, 19:00 horas //.
En mi vida hay óperas, sopranos e incluso teatros que marcan épocas: así el primer L'Elisir fue en el Teatro Campoamor de Oviedo un 23 de septiembre 1974 con Mirella Freni, Ernesto Palacio, Vicente Sardinero y Paolo Montarsolo dirigidos por Leone Magiera. Una de mis grabaciones de cabecera es de 1960 con un reparto de auténtico lujo: Sutherland, Pavarotti, Dominic Cossa, Spiro Malas y dirigiendo Bonynge a la English Chamber Orchestra y los Ambrosian Opera Chorus. La Fenice me deslumbró en 1979 sindo estudiante de Magisterio en viaje de estudios con un Barbero cuyo cartellone conservo y tengo puesto en el Aula de Música del instituto, reparto que incluía al gran Leo Nucci y Ferruccio Furlanetto entre otros. Y relacionando todo lo anterior con un misterioso hilo conductor, mi querida Beatriz Díaz, que ha estudiado con "la Freni" hacía su debut en La Fenice precisamente con L'Elisir, por lo que programando el evento desde el pasado verano fuimos ahorrando para ser testigos en vivo de un día histórico. El cartel hará compañía al de hace 31 años.
El segundo reparto no era el de Désirée Rancatore, Celso Albelo, Roberto De Candia y Bruno de Simone, pues hubiera encumbrado aún más a nuestra soprano ya que sus jóvenes compañeros de reparto no estuvieron a su altura (y lo digo sin segundas intenciones), irregulares e inseguros a lo largo de la representación. Sumemos una puesta en escena que la tenía por momentos en el fondo del escenario con el coro delante y una orquesta que no está en foso sino en el patio de butacas poniendo otro obstaculo más en un debut incómodo pero solventado con profesionalidad, musicalidad y buen hacer para una Adina "rica y capriciosa" como bien indica el entretenido libreto de Felice Romani. El momento vocal de nuestra soprano es perfecto para roles como este donizettiano con arias y dúos que alternan la delicadeza -el "Prendi per me sei libero" resultó realmente emocionante- con el poderío (el final del primer acto mereció todavía más aplausos) más la musicalidad y gracejo natural en ella, pero que sus desiguales acompañantes en escena la obligaron a retener volumen e incluso contención expresiva en más de una ocasión (la "Barcaruola a due voci" pudimos disfrutarla aunque no tanto "Una parole, o Adina") así como intentar mantener la afinación pese a los "desvaríos" de sus contrincantes amigos sobre las tablas. Fue la triunfadora de la noche y aún le quedaban tres funciones más, antes de su Mussetta en Sevilla y su vuelta a Venecia.
 También quiero destacar la Giannetta de Orianna Kurteshi que resultó no sólo creíble sino merecedora de papeles de más enjundia porque tiene capacidad y voz para ello, siendo de lo mejor tras nuestra soprano y decantando lo positivo de las voces femeninas que brillaron sobre el resto. 
El Belcore de Romano tuvo momentos peligrosos de afinación, sobre todo en la escena segunda (Tran, tran), aunque salvó el papel más como actor que cantante. Tampoco ayudó un vestuario algo ceñido para sus kilos que pudo resultarle incómodo...
Un escalón por encima el Dulcamara de Fabian, algo exagerado no ya de potencia en momentos que no se le exige ("Udite, udite, o rustici" no resultó mal del todo aunque le faltó más riqueza dinámica y expresiva) pero personaje siempre agradecido por su comicidad y ayudado con una entrada final por el pasillo central preparó los aplausos tras bajarse el telón.
Dejo para el final el sufrimiento ocasionado por un Nemorino que no estaba previsto (desconozco qué pasó con Shi Yijie, pero hubiéramos salido ganando todos). Su técnica deja mucho que desear cambiando continuamente el color (no es de extrañar por cómo abre la boca), confunde expresividad con vibratos horribles, carece de la mínima proyección y por tanto de volumen más allá de la quinta fila, tampoco gusto interpretativo ni al inicio del famoso "Quanto è bella, quanto è cara" ni al final del acto ("Adina credimi") o la siempre esperada "Una furtiva lágrima" que casi consigue en mí pero por lo "apretado" de su emisión y la afinación al límite por momentos. Si siempre canta así (?) no aprueba en ningún conservatorio de cierto prestigio. En el "Voglio dire, lo stuendo elisir" Fabbian tuvo que contenerse (como Beatriz anteriormente) para no "aplastar" a Enrico Iviglia, dejando nuevamente en evidencia sus carencias, por lo que le bauticé como Tenorino. Realmente una lástima cómo dejó coja la pareja protagonista.
Bien el coro y orquesta titulares, con el televisivo y joven maestro Beltrami que supo llevar los tempi correctos para las voces, "tirando del coro" cuando tendía a rezagarse, incluso mimando la dinámica para no entorpecer la corta emisión de algunos cantantes. Me gustó la idea de colocar realmente la banda de música de la "Marcha" en el escenario, que por una vez ayudó y logró mayor veracidad musical.

La puesta en escena, salvo lo comentado de colocar a la protagonista al fondo, era conocida del teatro (data de 2003), bastante fiel al libreto así como un vestuario apropiado (excepto el traje salmón que luce Adina finalizando el primer acto cuando tontea con Nemorino) y con aire de cuento infantil en unos soldados que parecían de plomo.Un día para el recuerdo y la esperanza de seguir viendo triunfar a Beatriz. Las gracias siempre nuestras, con unos seguidores fieles que también la acompañarán este martes.