Toda la música era mi favorita,
por lo menos mientras la estaba oyendo.
La música me resultaba maravillosa
por el vigor con ke se adueña de su presente,
y expulsa de él a todo lo demás.
Cualkier melodía ke escuchara
me parecía la más hermosa del mundo,
la mejor, la única.
Era el instante llevado a su máxima potencia.
Era una fascinación del presente,
un hiptonitsmo (otro!).
Me obstinaba en ponerlo a prueba cada vez,
kería pensar en otras músicas,
en otros ritmos,
comparar, recordar,
y no podía,
estaba inundada por ese presente hecho música,
presa en una cárcel de oro.
Hit Me Hard