La verdad es que el Matadero no fue la mejor opción para mi gusto y cuando estás acostumbrado a ver Expocomic o Expomanga en las instalaciones del Pabellón de Cristal, pues se queda un poco corto, la verdad. A parte del caos de la señalización (sin apenas carteles y con un mapa que no se entendía), hubo que esperar una inmensa cola para comprar las entradas y otra mucho peor, congelándonos de frío, antes de entrar en el recinto. Hay que tener en cuenta que a estas ferias muchas personas van disfrazadas y muchos de esos trajes no son precisamente de invierno (para que os hagáis una idea, hay chicas que van en bragas y chicos con el torso al descubierto), así que creo que eso se podría haber organizado de otra manera.
Los trabajadores eran muy amables y te indicaban todo cuanto les preguntabas, y tenías que preguntarles todo, hasta donde había que recoger el comic que supuestamente te regalan con la entrada. La entrada cuesta cinco euros, así que el comic te cuesta cinco euros. Un comic que ni siquiera te gusta, pero bueno. Recuerdo que cuando fui al Expocomic en Granada nos dieron a escoger entre varios y estaban mejor. Aquí en Madrid los comics regalados no suelen gustarme, pero bueno.