Decepcionante recreación de la Guerra de las Rosas en ‘The White Queen’
Alberto Galisteo 21 agosto, 2013 0
Ambición, arrogancia, traiciones, intrigas, superstición, fanatismo religioso, melodrama… Son los principales ingredientes de The White Queen, el drama histórico de la BBC de este verano, que relata lo que podríamos llamar la segunda mitad de la Guerra de las Rosas. Finalizó el pasado domingo 18 con la emisión del décimo capítulo de su única temporada y está basada en las novelas de Philippa Gregory The White Queen, The Red Queen y The Kingmaker’s Daughter.
La serie comienza con Elizabeth Woodville (Rebecca Ferguson), una hermosa viuda hija del Barón de Rivers, seduciendo al rey Edward. El monarca no tarda en caer bajo sus encantos y decide casarse en secreto con la mujer. Este hecho desencadena el alza de la familia Woodville en la corte y múltiples enemistades hacia la familia real. El Conde de Warwick, apodado el “Hacedor de Reyes”, había planeado la boda del rey con una princesa de Francia, y este matrimonio arruinaba tal alianza, debilitando así la posición de Edward, quien prácticamente acababa de conseguir la corona tras la guerra con los Lancasters. A partir de aquí, las tensiones no paran de crecer. Los amigos se convierten en enemigos, la familia es un pozo de traición y nadie puede permitirse el lujo de confiar en nadie.
Esta poderosa historia se ve empañada por la falta de personajes carismáticos, dificultando la simpatía del espectador hacia ellos. Los intérpretes hacen un trabajo sensacional, siendo muchos de ellos rostros conocidos de las series de la BBC: Amanda Hale (Ripper Street), Arthur Darvill (Doctor Who) o Dominic Graves (Sherlock). Pero el tener actores y actrices brillantes no es suficiente para involucrarse con los personajes, el guion y la historia debe acompañar. Aquí tenemos un puñado de avariciosos, egoístas, asesinos, traidores, ricos y privilegiados que no consiguen dar pena cuando sus intrigas de palacio (fruto de la ambición, la arrogancia y desprecio por sus semejantes) se vuelven contra ellos.
A todo ello, hay que sumarle las escenas melodramáticas resueltas de manera fácil, con llantos y una bonita fotografía. Son recursos vistos mil y una veces que ya hace tiempo han dejado de transmitir lo que pretenden, como el dolor de una persona tan cercana como un marido o un hijo.
Quizá lo más interesante de la serie sea la perspectiva femenina, la lucha de varias mujeres en un ambiente dirigido por hombres para abrirse paso y escalar hacia el poder. Por lo demás, quizá sea del gusto de los amantes de los dramas históricos, pero, tristemente, tiene pocas virtudes más que resaltar.
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