Decimotercera noche

Por Malaventura

23,00   ¡Dios no ha muerto! ¡Dios no ha muerto!, gritan desabridas    en el silencio de la noche las voces de quienes lo están matando.
23,05   ¡No me defendáis! Sonaron las palabras del trueno. ¡Nunca los     guardianes de Dios pueden asumir más poder que el mismo Dios!     ¡Nunca los guardianes de Dios pueden ser más importantes que el     mismo Dios! ¡Nunca Dios necesitó más guardianes que el mismo     Dios!
23,15   ¡Una palabra de ellos, una acción de ellos bastará para condenarme!
23,20   Si en la oscuridad de la nada aparece un fulgor, me enseñaron que    todo creador paga la factura de la luz a sus criaturas creadas.
23,25   Dibujó en la pizarra un triángulo de Dios rodeado de destellos,     como si en vez de un ojo fuera un átomo iluminado.