— Oye, ¿qué te han parecido mis amigas? Son guapas, ¿verdad?
— Sí... bueno. Sí, son guapillas.
— ¿Guapillas? Son mucho más guapas que yo.
— ¿Sí? No. Más guapa que tú no hay nadie, cariño.
— No mientas. No digo todas, pero seguro que alguna te ha parecido más guapa.
— De verdad que no.
— No me lo creo. Somos una pareja abierta. No seas tonto. No me molesta que me digas si alguna era más guapa que yo.
— Eran todas parecidas.
— ¡Di! Alguna más guapa que el resto te habrá parecido, ¿no?
— Si... No. No sé. Claudia era guapa. Sí, puede. Claudia era guapa supongo.
— ¿Claudia? ¿Pero tú has visto qué caderas? De verdad, qué gustos tienes...
— Me has pedido que dijera una. Es la primera que me ha venido a la cabeza.
— Pues Silvia es mucho más guapa que Claudia, por ejemplo. O Sara.
— ¿Sí? No sé... ya te digo que yo...
— Claudia... ¡ja, ja! ¿Te fijas en Claudia?
— No me he fijado, me has pedido que...
— Claudia no es más guapa que yo.
— No he dicho que lo sea.
— Pero te has fijado en ella. No me importa que lo digas. Estamos hablando como personas maduras.
— Que no me he fijado. Me has obligado a decirte el nombre de una. He dicho Claudia y ya está.
— Ya, pero si dices Claudia es por algo. ¿Si no estuvieras conmigo te gustaría besarla, verdad?
— ¿Pero qué estás diciendo?
— Sí, chico. No me seas infantil. La besarías si no tuvieras novia, ¿a que sí? Una noche de locura, unas copas de más...
— Y yo que sé. Estás loca. Llevo tres años contigo. Se me ha olvidado todo eso.
— Con lo ligón que tú eras... Pues esa mujer es una loba, que lo sepas. No tardaría ni cinco minutos en acabar contigo.
— ¿Qué? Yo.. pero si yo no... no... ¿Qué dices?
— En fin, que tienes unos gustos... Pues que sepas que esto es lo que tienes. Te guste o no, tendrás que conformarte. Sí, ya ves, no soy nada del otro mundo, pero sales conmigo. Así que te fastidias.
— Pero si yo no...
Imagen: Samthe8th