Mientras retrata a Morán, Villegas invita a reflexionar sobre independencia artística.
Para el próximo jueves 1° de octubre está previsto el estreno del retrato cinematográfico de la cantante argentina Victoria Morán, que Juan Villegas presentó meses atrás en el 17° BAFICI. El primer documental del director de Sábado, Los suicidas, Ocio resulta una propuesta interesante porque invita, no sólo a descubrir a -o reencontrarse con- esta sucesora de la legendaria Nelly Omar, sino a (re)conocer el precio y el valor de la independencia artística en Argentina.
Natalia Jaime se llama en realidad esta intérprete, “una de las más notables de una saludable corriente que intenta recuperar un repertorio alejado del tango más difundido” según escribió Julio Nudler años atrás para Página/12. Aunque la filma inmersa en sus quehaceres diarios, Villegas nunca menciona el nombre que figura en el DNI, acaso porque la elección de la perspectiva cotidiana apunta, no a revelar detalles de la vida privada, sino a retratar una existencia “bohemia” (adjetivo que la protagonista utiliza en un diálogo con un amigo guitarrista) libre de romanticismo.
Victoria asume sus distintos roles en la pantalla: ama de casa, esposa, madre de una hija adolescente, anfitriona en reuniones sociales, profesora particular de canto, manager de su propia carrera como solista. La cámara la sigue a sol y a sombra en el hogar con los suyos, en la calle, en un geriátrico (donde también canta), en un estudio de grabación. De esta manera, retrata un presente tan hiperactivo como mundano, o muy poco estelar.
El pasado aparece menos en escena. La protagonista lo evoca en dos oportunidades: ante un periodista que la entrevista en un bar, y en el transcurso de una charla con su padre.
Además de retrato presencial, Victoria es una declaración de principios contrarios a los criterios de producción, distribución, promoción que impone la industria cultural. En este sentido, el documental también es un manifiesto autoral.
Por si cupiera alguna duda, vale contar que Villegas recurrió al sistema de micro-mecenazgo online para financiar parte de la producción de este largometraje. En la plataforma en cuestión, él mismo adelantó su intención de reflexionar sobre la “relación entre el arte y el dinero” y sobre su “propio lugar como cineasta argentino independiente”.