Deconstructing juan de mairena

Por Sergiodelmolino

En el anterior post escribí la frase:

Don’t ask, just look.

Qué genial es el inglés. A mí me encanta precisamente lo que más parece irritar a los defensores de las esencias castellanas (¿Eau de Churre et Mérine?): su concisión, su economía expresiva, su capacidad de concentrar significados muy precisos en brevísimos monosílabos, así como su libertad para culebrear entre las cosas modernas y asimilar nuevas palabras con forma de onomatopeya con un chasquido de dedos. Fíjense en esta frase: cuatro sílabas. Precisión, rigor, sencillez.

A diferencia de las lenguas latinas, el inglés es un idioma más apegado a lo cotidiano que a los libros, y por eso sus escritores pueden componer libros que salen de la vida y vuelven a ella, sin pararse en ninguna biblioteca en el camino.

En español se puede decir también con sencillez. Una traducción apresurada y más o menos literal de esa frase sería:

No preguntes, sólo mira.

Pero esa estructura suena un poco rara en español, especialmente en el castellano escrito, que tiene una acusada tendencia formalista (como demuestra la expresión “acusada tendencia formalista”). Además, la forma imperativa del verbo mirar tiene en español un sesgo de orden que admite mal el tono de sugerencia, que es el que queremos darle a esta frase, así que lo más seguro es que el redactor prefiriera un verbo más culto y aparentemente más preciso, como observar:

No preguntes, sólo observa.

Ahí se ha complicado muchísimo la frase. Observar es una palabra que ha pasado del latín al español casi intacta, manteniendo la bs, de pronunciación difícil, lo que indica que su incorporación al idioma es tardía. Es, por tanto, un cultismo, un rasgo atenuado de pedantería. Ya nos hemos alejado mucho del directo y eficaz don’t ask, just look.

Además, es muy probable que, en una redacción normal en castellano, ese “no preguntes” suene cojo. Cualquier redactor despistado estaría tentado de usar la doble negación, muy habitual en el idioma que usted y yo compartimos:

No preguntes nada, sólo observa.

La estructura está ya a varios años luz de la original inglesa. Le hemos quitado toda su gracia. Hemos hecho como los franceses con la comida: embadurnarla de salsas espesas e hipercalóricas que camuflan el producto principal hasta el punto de no poder distinguir si es carne o pescado.

Y eso, siendo sencillos, haciendo lo que normalmente hacemos al hablar o al escribir en un registro no excesivamente culto ni elevado.

Veamos qué pasa ahora si esta frase la escribiera un periodista del siglo XXI, entrenado en el arte de la concreción y la frase impactante, con ganas de epatar a su redactor-jefe con su dominio de las oraciones subordinadas:

Y es que, resulta conveniente no realizar cuestiones, siendo preferible la opción de limitarse a observar el tema.

Si el periodista acaba de volver de un congreso sobre Nuevos Retos Metacomunicacionales en la Era del Manager Devolopement Integrado en Partículas Morfológicas de Twitter, Facebook y Fraggel Rock y, además, da clases en la universidad, probablemente su traducción de “don’t ask, just look” se parecería a esto:

En las actuales circunstancias, creo aconsejable apostillar, sin ánimo de ser exhaustivo, y cediéndole de inmediato la palabra a Su Alteza el Príncipe de Asturias, que nos hace el honor de presidir este modesto cónclave y alumbrarnos con la luz cegadora de su preparación académica y su vocación democrática, que hay factores de riesgo inherentes al problema que desaconsejan realizar una actividad interrogativa en estos momentos de desarrollo de la coyuntura. Citando a Maynard, en su ya clásico estudio Approaching Asskissing: A Hipster Prospective, las acciones más adecuadas que resultaría procedente -y, aún diría más, pertinente- emprender para no dañar el cash flow implicarían acceder a una profundización dinámica en los procesos de sinergia entre observante y observado, buscando puntos de encuentro para un posterior crecimiento exponencial de los mercados.

¿Y tú, cómo traducirías la frase?