La meritocracia es una ideología en la que las jerarquías se organizan solo y exclusivamente por el mérito. Este tipo de sociedades se basaría, en consecuencia, en el predominio de valores asociados a la valoración de la capacidad individual frente a los demás frente a la perpetuación de las jerarquías de poder asentadas en el nacimiento y la herencia. El modelo meritocrático promovería a los individuos mejores en los diferentes cuerpos sociales. Según este sistema, por tanto, daría igual dónde nacieras, tu género o tu raza; porque solo importan sus méritos. Sin embargo, todas sabemos que esto no es así. En la sociedad actual existen un sistema de desigualdades que impiden que la meritocracia sea una realidad.
Es por esto que existen diversas críticas a este sistema con argumentos más que validos. Para empezar alguien debe decidir quiénes son los mejores y lo hace desde su propio sesgo cognitivo que está tremendamente influido por las desigualdades sociales que se dan actualmente. Además, nadie nace desde el mismo punto de parte; puesto que el contexto que te rodeo y tus características biológicas y sociales condiciona los recursos de una persona para lograr sus objetivos. En definitiva la meritocracia no existe.
Este es, precisamente, el mensaje que pretende dejar esta novela. Amari es brillante en todos los sentidos. Es la mejor de su curso, es inteligente y es poderosa - la más poderosa -; pero da igual. Amari nunca será una más del grupo porque no es lo que se esperaba de ella; porque es negra; porque no es heredera de nada. Amari tiene que demostrar el doble para que le reconozcan la mitad. Me parece que la novela hace un gran uso de la historia para dejar este mensaje y, a la vez, lanzar un rayo de esperanza a las niñas de que el mundo se puede cambiar. Amari es una heroína más allá de su poderes, se puede convertir en un ejemplo para miles de niñas.
¿Habéis leído esta novela? ¿Qué opináis de este tema? Todo en comentarios y nos vemos en el próximo post.