La estrella de esta pequeña pero florida maceta es sin lugar a dudas el Helianthus annus, más conocido por todos como girasol. Es un género que cada vez se emplea más en jardinería ornamental, debido a su belleza y facilidad de cultivo.
Este centro de mesa nos produce una sensación ibérica, nos provoca imágenes de grandes superficies onduladas de un amarillo intenso.
Esta planta que gira su capítulo siguiendo la trayectoria del sol, es feliz en lugares soleados y soporta bien las altas temperaturas, y el agua potencia su crecimiento.
Debido a su altura y el desvestimiento de la zona basal del tallo, es necesario crear un obstáculo visual para que tape esta zona. Los encargados de desempeñar este papel son la salvia farinácea, con sus espigas azuladas, el Diamthus chinensis, con pequeñas flores rosas y el Sonnenblumen, con follaje verde claro.
La 'siempreviva', Helichrysum petiolare, que vemos de forma salpicada entre las inflorescencias del girasol. Es una planta utilizada para centros y ramos de flores secas, ya que permanecen con el mismo aspecto aún cortadas.
Si queremos evitar el decaimiento de este pequeño centro, durante el periodo de floración es conveniente realizar aportaciones de abono líquido cada 15 días.