Creo que no me equivoco si digo que la habitación de nuestro futuro bebé es uno de los proyectos más importantes que, una mujer que ha pasado por la infertilidad, tiene más ganas de empezar.
El motivo es sencillo. Empezar con el proyecto de la habitación del bebé significa que hemos conseguido el embarazo, algo que desgraciadamente a unas les cuesta mucho, mucho, muchísimo más que a otras, y que hemos llegado a un punto en el que, dejando atrás los miedos, empezamos a creernos que por fin algo bueno va a llegar a nuestras vidas.
Desde el momento en el que tomé la decisión de que quería ser madre, empecé a soñar con la futura habitación de mi hijo. Ese espacio que hacemos que sea personal e intransferible, que se convertiría en su fortaleza durante muchos años.
Por fin ha llegado mi momento y lo estoy enfocando con muchísima ilusión, ya que nos propusimos empezar con ello a finales de agosto, cuando el embarazo estuviese bastante avanzado (pero sin pasarse). Aunque soy consciente de que pasará poco tiempo en su habitación porque estará en la nuestra, pero bueno, quiero hacer una serie de entradas en las que hablaré de diferentes aspectos de la habitación de Bichito.
La que será la habitación de Bichito es una habitación de unos 6m2, que a raíz de la reforma que hicimos hace año y medio, está toda pintada de blanco, y en el techo tiene 4 ojos de buey con leds (realmente tenemos ojos de buey con leds en toda la casa… fue la mejor decisión que tomamos, ¡nada de lámparas!).
Es una habitación interior, y la ventana da al lavadero. Es lo que menos me gusta, pero es lo que hay. También tiene un hueco estupendo para un futuro armario empotrado, pero de momento será uno normal.
Hemos empezado por la pintura, y ambos coincidíamos en que no queríamos colores estridentes que nos acabasen cansando. Además, somos muy fans del diseño nórdico, y queríamos que el color lo aportasen los complementos. Decidimos que únicamente pintaríamos una pared (en la que irá la cuna y el cambiador) y sería de color gris.
En un principio pensé en ceñirme a una paleta de colores, pero luego pensé que eso solo podría traerme restricciones a la hora de darle vida a la habitación, y no quiero que algo que tiene que resultar placentero, se vuelva un trabajo arduo.
El gris que hemos elegido es Gris Ceniza:
Creo que es un color de base muy acertado porque combina con absolutamente todo. No decidimos pintar toda la habitación porque nos daba miedo que quedase muy apagada, y tampoco tenemos previsto llenar las paredes de cuadros y/o estanterías.
Desde el principio he tenido muy claro que quería una habitación muy minimalista, sin ningún tipo de cenefa o motivo infantil. Quiero hacer algo que sea moderno-pero-cuqui-sin-llegar-a-la-ñoñería. Creo que entendéis lo que quiero decir.
Y el sábado pasado, mientras yo trabajaba, maridín me envió una foto. ¡Había empezado a pintar esa pared!
Cuando vi la foto, algo se me encendió por dentro. Sonreí muchísimo y empecé a visualizarlo todo. ¡Qué emocionante! Cuesta explicarlo con palabras, pero a veces sigo sin creerme que por fin nos esté pasando esto. Es alucinante, y me siento muy, pero que muy afortunada por ello.
Iré compartiendo poco a poco los avances que vayamos haciendo en la habitación de Bichito. Mientras tanto, contadme, ¿cómo es la habitación de vuestros sueños? y si ya tenéis hijos, ¿cómo es la suya?