Hola! Quería compartir este balance sobre el negocio de las universidades que brinda la Agencia Prensa Latina, interesante para reflexionar sobre la realidad latinoamericana y defender nuestra educación pública. Leemos, por ejemplo, que los rectores afirman que como se consideran "de baja calidad" hace más dificultoso insertarse adecuadamente en el mercado laboral. ¿La estrategia? Aumentar la demanda en las universidades privadas, fiel al sueño americano donde los padres apenas nace la creatura empiezan a ahorrar para que ingrese a la universidad. El menosprecio hacia la universidad pública tenemos la suerte que en nuestro país no suceda (de hecho la UBA mantiene el prestigio de antaño) pero sí conviene reflexionar la nota en torno a la educación inicial, primaria y secundaria donde ahí sí podemos notar la decadencia en la calidad de enseñanza, una responsabilidad estructural más que de los docentes. Sin más podemos referirnos a la vergüenza tan vilmente desestimada por los medios de comunicación como es lo de la inscripción por internet a los colegios que realiza el Gobierno de la Ciudad donde las numerosas irregularidades apuestan a la migración de muchas familias a la educación privada. Un plan de mejoras en la educación pública que recupere la excelencia es una tareas pendientes del gobierno nacional, sumamente importante como estrategia de planificación a largo plazo.
Vamos a la nota:
Las universidades en el mundo, además de constituir ejes de conocimiento y desarrollo económico de los países, significan hoy un negocio que pone barreras al progreso de muchas naciones, sobre todo al cierre de 2013.Existe una paradoja complicada referente a las universidades en el orbe, en particular las latinoamericanas, y se refiere a que por una parte deben ser ejes de cultura, conocimiento y desarrollo de los países, cuando en la actualidad cada vez más son un negocio.
En particular en Latinoamérica los estudios superiores se constatan como tradicionalmente elitistas, lo que admiten rectorados de muchas de ellas, y un buen ejemplo aparece ahora en Chile y Colombia.
Los principales impactos dolorosos para los estudiantes, los que logran terminar estudios a ese nivel, está en las deudas acumuladas y el desempleo profesional, mientras los claustros constituyen cada vez más un jugoso negocio por las altas cifras a pagar, tanto en el tema de los ingresos, como en libros.
Estos problemas llevan a muchos economistas a preocuparse por el tema de si la educación debe ser gratuita o continuar por la senda del dinero, tal y como lo reconoce BBC Mundo en una de sus ediciones digitales, luego de encuestar a algunas autoridades, tanto en el Reino Unido como en otras partes del Planeta.
Y la primera respuesta recibida por este medio alude a que depende cada vez más de que los estudiantes actúen como consumidores, muy bien informados para escoger el lugar donde cursar estudios y la especialidad para su futuro.
Sin embargo, tal consideración pone en el tapete otro problema acuciante, como es el caso del derecho de los seres humanos a la educación desde los niveles primarios hasta los superiores, de ahí los reclamos mediante manifestaciones de una universidad gratuita y de calidad.
Pero este reclamo no solo aparece en Chile y Colombia, sino en muchas otras partes del mundo, sobre todo de cara a una sociedad más necesitada de información y cultura.
Algunas rectorías reconocen que ahora es más fácil entrar a las universidades públicas, pero (aquí está el debate adicional) la educación de esos centros es de baja calidad y, por lo tanto, sus egresados jamás serán recompensados con altos sueldos, aspiración principal de los graduados y sus familias.
Endeudados y sin trabajo, son dos categorías que pululan en la actualidad y, por lo tanto, pone a la universidad en una balanza de mercados, con precios altos si de una buena enseñanza se trata.
Un graduado de ingeniería en Chile, Oscar Cortés, consultado por la prensa señaló que su deuda es mucho más alta frente a la de quienes compran un auto o una casa, y este es un buen ejemplo de la causa que puso en el tapete en ese país las protestas estudiantiles, desde mayo de 2011.
Los medios tde difusión también sitúan a Paola Vergez, una periodista colombiana que tiene un crédito pendiente de nada menos que de 10 mil dólares, luego de graduarse, y estar sin empleo.
Y es el caso que durante años enviar a un hijo a la universidad solo estaba en manos de elites latinoamericanas.
Tal sueño, se logra a costa de un fuerte ahorro en cuanto incluso a familias de clase media obligadas a cifras bastante elevadas, pero al final, esos estudiantes -en algunos casos debido a sus procedencias-, pueden encontrar con más facilidad empleo, y empleo a gusto.
Para volver al tema colombiano, en 1970 la cantidad de estudiantes en el nivel superior llegaba a 85 mil jóvenes, solo el tres por ciento de la cobertura posible, y en 2011 era de un millón 850 mil, para el 39 por ciento.
Sin embargo, esas cifras no engañan, por un lado existe realmente una mayor necesidad de profesionales en el mundo, crear potencialidades a partir del intelecto y permitir un amplio margen a toda la sociedad, mientras por otro aparecen barreras financieras, para ver, simple y llanamente, un negocio.