“Mi vocación era clara: ver y ver. Esa era mi agenda, mi plan, la manera como pensaba vivir mi vida. Mientras más películas veía, pensaba, mejor persona podía llegar a ser”
Alberto Fuguet / Apuntes Autistas
Siempre he hecho una defensa del cine como un espacio no excluyente, espacio para las historias, más allá de intenciones artísticas. Al cine, he escrito miles de veces (mis pocos lectores no me dejaran mentir) llegamos para ver, para escapar, no por ansias de “arte” o de “juicios” o para descubrir el significado oculto de la vida. Y aunque es verdad, que llegamos al cine buscando distracción, éste es un arte –que como todos- te provee de un plus que va mucho más allá de eso. De hecho, muchas veces, a pesar de las intenciones de sus realizadores, la película mas frívola o peor filmada esconde un tesoro, una frase o una escena que queda latiendo dentro de ti, luego de verla.
Esto sin duda tiene que ver con que, se hacen películas para contar, pero también para mostrar o explorar ciertos temas, de igual modo el público llega (llegamos) al cine buscando si, entretenimiento, escape, pero también otras cosas.
¿Qué otras cosas? ¿Respuestas, preguntas, intereses, coincidencias? Un poco de todo eso. Respuestas, a confrontaciones personales sobre algunos temas “de la vida” que nos surgen a diario, preguntas, derivadas de nuestras vacilaciones cuando calibramos posibilidades, circunstancias y opciones, intereses y coincidencias, porque nos encanta ver reflejado el universo personal afuera, quizás para espantar la alineación y la soledad.
Muchas películas se hacen con motivos “netamente comerciales”, es claro que el cine es una industria y toda industria desea “agradar” para vender, pues solo vendiendo garantizas tu perduración en ella. No veo nada de malo en eso, sin embargo cuando escuchas una historia sosa, lugar común, al igual que cuando ves una película irrefutablemente desechable (que no tiene que ser de la gran industria, hay mucho cliché y “comercio” en el cine europeo) que te entretuvo solamente, y no te “mostró” nada mas, ¿no sientes un mínimo vacío, como si la experiencia hubiese estado incompleta? ¿No sientes que te faltó algo?
De igual modo que no creo que sin al menos química –una clase de amor que nadie toma en cuenta- el sexo no seria una experiencia placentera, el cine es mejor si es “algo más” que consumir dos horas de nuestro tiempo. Con el sexo, como con el cine, para que funcione totalmente se debe encontrar en él, un olor, un roce, un aliento que te permita la nostalgia luego, como esos amantes, que aunque duraron poco, nunca olvidas aunque haya pasado el tiempo.