Esmeralda García Ramírez
El comandante Hugo Chávez, en su período presidencial fue uno de los más duros críticos de las fallas o problemas comunicacionales que tenía el proceso revolucionario. Según él, debido a la poca coordinación existente entre los distintos componentes que integran el Sistema Nacional de Medios Públicos, actuando cada cual por separado. Sin embargo, agrego yo a esta falla los ineficientes ministros de comunicación que pasaron desde Chávez y ahora con el presidente Maduro. El más inepto, traidor y oportunista fue Andrés Izarra. Si bien es cierto que la política comunicacional del sector gubernamental estuvo en manos de los medios privados durante la IV República, hoy día, a pesar del apoyo de los medios comunitarios alternos, ésta la sigue dirigiendo los grandes medios privados solo que ahora se fortalecen con los grandes medios internacionales y las redes sociales. Si observamos en las gobernaciones y alcaldías afectas al proceso, éstas no tienen peso comunicacional en sus regiones o municipios, lo cual permite que los medios privados de su área perimetral sea controlada por los medios privados, a tal punto que algunas hacen caso omiso a las cadenas presidenciales (caso TAM de Mérida, cuyo dueño Baltazar Porras, las prohíbe), pero CONATEL no hace nada al respecto. Si esto pasa en un pequeño municipio, la realidad es más grave a nivel internacional.
El Estado venezolano no cuenta con una política revolucionaria en materia de Comunicación a nivel internacional: ni sus cancilleres, ni los embajadores, han podido consensuar o diseñar una estrategia política internacional que destrone la campaña mediática de guerra sucia que se tiene contra el país a nivel mundial, ni contra el ataque permanente del imperio norteamericano contra el pueblo de Bolívar. Aún hoy, por ejemplo, estamos esperando una respuesta del gobierno nacional de la renuncia del Dr. Isaías Rodríguez, como embajador en Italia. Por las redes circuló las causas que lo motivaron a renunciar y el gobierno no aprovechó —en el buen sentido de la palabra— tal circunstancia para explicar las razones de la misma, la cual fue producto del bloqueo económico contra el camarada, que no soportó la crisis económica en la que estaba sumergiéndose él y su familia. Informar al mundo las políticas migratorias discriminatorias que aplican algunos países contra los venezolanos que buscan otras oportunidades de vida producto de la crisis actual. El ataque de Colombia y otros países de la región contra nuestro país por sus intereses económicos y geopolíticos.
Si persiste la deficiencia comunicacional se debilita la revolución Bolivariana, coyuntura que los enemigos capitalizan, ya que infiltran a sus agentes espías por todas partes, nos invaden con noticias benévolas como la ayuda humanitaria, crean falsos positivos para confundir a la población, utilizan hábilmente las redes sociales para bombardear nuestra psiquis, nos alienan nuestro cerebro y damos por sentado todo como cierto, sin capacidad de razonar, de discernir; crean la penetración del dólar como un éxito en la economía, cuando esta divisa más temprano que tarde se desmoronará por su falta de confianza en el mundo. Ellos estudian minuciosamente las debilidades del gobierno para luego, en contraposición con esta situación, utilizar esta coyuntura para la creación de otro escenario contrarevolucionario, desde sus madrigueras comunicacionales; mientras que el gobierno revolucionario no es capaz de ventilar abiertamente la crítica y la autocrítica; o de silenciar o sacar fuera del aire a camaradas que se detractan de algunas posturas erradas de algunos funcionarios corruptos. Como ha sido el caso del portal web de Aporrea, por sus críticas a funcionarios del gobierno, o a algunas políticas erradas del gobierno; o como Vanessa Davies, cuando hizo una pregunta incómoda, en el canal VTV, a Rafael Ramírez (el más corrupto que estos dos gobiernos ha tenido), o Miguel Pérez Pirela por las denuncias que hizo. Pero, extrañamente dejan al aire, en el canal del Estado, a un ministro que propicia desde su programa la burguesía revolucionaria, totalmente contrario al pensamiento Bolivariano, al proyecto de Chávez y al principio de nuestra Revolución. Igualmente no se exigen cambios al canal TVES, el cual perdió el norte desde hace tiempo, no se regula su programa de basura de chismes de farándulas, por decir lo menos. ¿Por qué no se sancionan este tipo de programas que van en contraposición a una eficiente Comunicación Social Revolucionaria?, ya que quedó atrapada en los vicios burocrátios, en la corrupción, en la traición, en los esquemas de una televisión mayamera, colombiana y mexicana.
El gobierno del presidente Maduro debe profundizar más los ataques de los gobiernos de EE.UU., informarlo de manera constante, con los elementos nuevos que surjan. Aún estamos esperando por una transmisión en cadena del documental del Golpe de Estado de 2002, los daños causados a la nación del paro petrolero, la guerra económica que está siendo llevada contra el país, los ataques por el petróleo contra los países orientales y sus causas, los orígenes de la hiperinflación (con grupo de expertos economistas), la realidad del dólar frente a otras monedas y la nuestra, las dificultades económicas que tenemos producto de los bloqueos y sanciones contra funcionarios y empresas del Estado, las razones de las fallas en el suministro de la gasolina, del gas, del internet y servicios básicos; explicar el problema de la ausencia de papel moneda en el país; expresar la corrupción existente en el programa de alimentos CLAP. Debe generar junto a todos los ministerios políticas de acción inmediata frente a los ataques del gobierno estadounidense, no esperar a que ocurra el hecho para después actuar, esto sigue siendo un error, ya que Chávez nos advirtió en este sentido acerca de los peligros por venir. Debe revelar los detalles de cómo la guerra está siendo ejecutada, sus cómplices y su modus operandi, caiga quien caiga.
A los fines de ir desarrollando nuevos paradigmas, es necesario crear un Centro de Estudios Nacional Revolucionario para la Comunicación que forme una nueva generación de comunicadores para ir a la batalla en su localidad, en cada región, desde las escuelas, universidades, con los campesinos, hacedores de cultura, movimientos obreros y sociales, también a nivel internacional; armados con una plan comunicacional según el espacio que le corresponda, para la transformación política a fondo de la consciencia comunicacional revolucionaria, del servicio de ésta al socialismo en todo el mundo, como un sistema de vida humanista que dignifica al hombre. Cambiar las distintas maneras de comunicación social impuestas por la globalización tecnológica en formas de comunicación para las élites por otras maneras de comunicación social alternas, direccionadas por las bases populares, de lo contrario se seguirá en el mismo fondo sin salida. El medidor final lo dará el pueblo en la calle, en función de dos corrientes distintas de pensamiento (capitalismo y socialismo), solo que la derecha gana terreno por el descuido comunicacional en que se ha incurrido y la enfermedad es política e institucional. No podemos quedarnos dormidos. La guerra mediática es todos los días y el más afectado es nuestro cerebro, no podemos ser más ingenuos ni tampoco seguir errando. Necesario es vencer para ir hacia la victoria final.
El comandante Hugo Chávez, en su período presidencial fue uno de los más duros críticos de las fallas o problemas comunicacionales que tenía el proceso revolucionario. Según él, debido a la poca coordinación existente entre los distintos componentes que integran el Sistema Nacional de Medios Públicos, actuando cada cual por separado. Sin embargo, agrego yo a esta falla los ineficientes ministros de comunicación que pasaron desde Chávez y ahora con el presidente Maduro. El más inepto, traidor y oportunista fue Andrés Izarra. Si bien es cierto que la política comunicacional del sector gubernamental estuvo en manos de los medios privados durante la IV República, hoy día, a pesar del apoyo de los medios comunitarios alternos, ésta la sigue dirigiendo los grandes medios privados solo que ahora se fortalecen con los grandes medios internacionales y las redes sociales. Si observamos en las gobernaciones y alcaldías afectas al proceso, éstas no tienen peso comunicacional en sus regiones o municipios, lo cual permite que los medios privados de su área perimetral sea controlada por los medios privados, a tal punto que algunas hacen caso omiso a las cadenas presidenciales (caso TAM de Mérida, cuyo dueño Baltazar Porras, las prohíbe), pero CONATEL no hace nada al respecto. Si esto pasa en un pequeño municipio, la realidad es más grave a nivel internacional.
El Estado venezolano no cuenta con una política revolucionaria en materia de Comunicación a nivel internacional: ni sus cancilleres, ni los embajadores, han podido consensuar o diseñar una estrategia política internacional que destrone la campaña mediática de guerra sucia que se tiene contra el país a nivel mundial, ni contra el ataque permanente del imperio norteamericano contra el pueblo de Bolívar. Aún hoy, por ejemplo, estamos esperando una respuesta del gobierno nacional de la renuncia del Dr. Isaías Rodríguez, como embajador en Italia. Por las redes circuló las causas que lo motivaron a renunciar y el gobierno no aprovechó —en el buen sentido de la palabra— tal circunstancia para explicar las razones de la misma, la cual fue producto del bloqueo económico contra el camarada, que no soportó la crisis económica en la que estaba sumergiéndose él y su familia. Informar al mundo las políticas migratorias discriminatorias que aplican algunos países contra los venezolanos que buscan otras oportunidades de vida producto de la crisis actual. El ataque de Colombia y otros países de la región contra nuestro país por sus intereses económicos y geopolíticos.
Si persiste la deficiencia comunicacional se debilita la revolución Bolivariana, coyuntura que los enemigos capitalizan, ya que infiltran a sus agentes espías por todas partes, nos invaden con noticias benévolas como la ayuda humanitaria, crean falsos positivos para confundir a la población, utilizan hábilmente las redes sociales para bombardear nuestra psiquis, nos alienan nuestro cerebro y damos por sentado todo como cierto, sin capacidad de razonar, de discernir; crean la penetración del dólar como un éxito en la economía, cuando esta divisa más temprano que tarde se desmoronará por su falta de confianza en el mundo. Ellos estudian minuciosamente las debilidades del gobierno para luego, en contraposición con esta situación, utilizar esta coyuntura para la creación de otro escenario contrarevolucionario, desde sus madrigueras comunicacionales; mientras que el gobierno revolucionario no es capaz de ventilar abiertamente la crítica y la autocrítica; o de silenciar o sacar fuera del aire a camaradas que se detractan de algunas posturas erradas de algunos funcionarios corruptos. Como ha sido el caso del portal web de Aporrea, por sus críticas a funcionarios del gobierno, o a algunas políticas erradas del gobierno; o como Vanessa Davies, cuando hizo una pregunta incómoda, en el canal VTV, a Rafael Ramírez (el más corrupto que estos dos gobiernos ha tenido), o Miguel Pérez Pirela por las denuncias que hizo. Pero, extrañamente dejan al aire, en el canal del Estado, a un ministro que propicia desde su programa la burguesía revolucionaria, totalmente contrario al pensamiento Bolivariano, al proyecto de Chávez y al principio de nuestra Revolución. Igualmente no se exigen cambios al canal TVES, el cual perdió el norte desde hace tiempo, no se regula su programa de basura de chismes de farándulas, por decir lo menos. ¿Por qué no se sancionan este tipo de programas que van en contraposición a una eficiente Comunicación Social Revolucionaria?, ya que quedó atrapada en los vicios burocrátios, en la corrupción, en la traición, en los esquemas de una televisión mayamera, colombiana y mexicana.
El gobierno del presidente Maduro debe profundizar más los ataques de los gobiernos de EE.UU., informarlo de manera constante, con los elementos nuevos que surjan. Aún estamos esperando por una transmisión en cadena del documental del Golpe de Estado de 2002, los daños causados a la nación del paro petrolero, la guerra económica que está siendo llevada contra el país, los ataques por el petróleo contra los países orientales y sus causas, los orígenes de la hiperinflación (con grupo de expertos economistas), la realidad del dólar frente a otras monedas y la nuestra, las dificultades económicas que tenemos producto de los bloqueos y sanciones contra funcionarios y empresas del Estado, las razones de las fallas en el suministro de la gasolina, del gas, del internet y servicios básicos; explicar el problema de la ausencia de papel moneda en el país; expresar la corrupción existente en el programa de alimentos CLAP. Debe generar junto a todos los ministerios políticas de acción inmediata frente a los ataques del gobierno estadounidense, no esperar a que ocurra el hecho para después actuar, esto sigue siendo un error, ya que Chávez nos advirtió en este sentido acerca de los peligros por venir. Debe revelar los detalles de cómo la guerra está siendo ejecutada, sus cómplices y su modus operandi, caiga quien caiga.
A los fines de ir desarrollando nuevos paradigmas, es necesario crear un Centro de Estudios Nacional Revolucionario para la Comunicación que forme una nueva generación de comunicadores para ir a la batalla en su localidad, en cada región, desde las escuelas, universidades, con los campesinos, hacedores de cultura, movimientos obreros y sociales, también a nivel internacional; armados con una plan comunicacional según el espacio que le corresponda, para la transformación política a fondo de la consciencia comunicacional revolucionaria, del servicio de ésta al socialismo en todo el mundo, como un sistema de vida humanista que dignifica al hombre. Cambiar las distintas maneras de comunicación social impuestas por la globalización tecnológica en formas de comunicación para las élites por otras maneras de comunicación social alternas, direccionadas por las bases populares, de lo contrario se seguirá en el mismo fondo sin salida. El medidor final lo dará el pueblo en la calle, en función de dos corrientes distintas de pensamiento (capitalismo y socialismo), solo que la derecha gana terreno por el descuido comunicacional en que se ha incurrido y la enfermedad es política e institucional. No podemos quedarnos dormidos. La guerra mediática es todos los días y el más afectado es nuestro cerebro, no podemos ser más ingenuos ni tampoco seguir errando. Necesario es vencer para ir hacia la victoria final.
Licenciada en Administración
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