Defiende Cuba el cumplimiento de los protocolos internacionales

Publicado el 04 marzo 2019 por Santamambisa1

En más de una ocasión los procesos de negociación han resultado positivos. Se han llevado a cabo en diversas regiones del mundo respaldados por importantes organizaciones internacionales, por un Estado o por una organización civil reconocida, y realizado como resultado de conflictos internos por autodeterminación, ideología o reparto del poder político.

Estos son algunos ejemplos de mediaciones exitosas: el ex presidente finlandés Martti Ahtisaari en el conflicto de Aceh; en Sudán, el teniente general Lazaro Sumbeiywo, enviado especial de Kenia, logró que el gobierno de Jartum y el Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA) aceptaran una solución transitoria, y en El Salvador, el representante especial del secretario general de la ONU, el diplomático peruano Álvaro de Soto, ayudó a poner fin a la guerra civil en el país centroamericano.

ESTADOS UNIDOS: LA CONTRAPARTE DE LA HISTORIA

Con una actitud de aparente benefactor del mundo, la contrapartida de la paz la impone Estados Unidos, que con una actitud imponente ha informado la decisión de retirarse del Protocolo Opcional de Resolución de Disputas de la Convención de Viena que le permite a Irán y otros países demandarlo en la Corte Penal Internacional.

El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, en conferencia de prensa justificó esta acción como una forma de proteger la soberanía del país: “Estados Unidos no se va quedar sentando sin hacer nada mientras nos llegan reclamos políticos sin base”. También destacó que no era la primera vez que se tomaba una decisión como esta, pues otras administraciones republicanas se retiraron de varios tratados internacionales y organizaciones “por casos politizados”.

Por otra parte, el secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció “la cancelación de un tratado con Irán de 1955 que estableció relaciones económicas y derechos consulares entre ambas naciones”. La medida se estableció luego de que la Corte Internacional de Justicia ordenara la suspensión de las sanciones impuestas a Irán (ejemplo claro de violación del Tratado de Amistad, un acuerdo nuclear firmado entre ambos países en 2015).

CUBA: UN PAÍS GARANTE DE PAZ

Ser un país garante de una negociación de paz no solo significa que se actuará como mediador, sino que será el lugar donde se afianzará lo estipulado en los acuerdos definidos por las partes. Cuando un país asume esta responsabilidad apela a su reputación a nivel internacional y se enfrenta a un alto compromiso, pues se debe garantizar que ninguno de los bandos incurra en actos de violencia mientras dure el proceso.

Según Carlos Alberto Ruiz, quien fue uno de los asesores jurídicos de la mesa de negociaciones de La Habana, contratado por el Gobierno de Noruega, “Cuba ha representado históricamente no solo un país con una posición disidente y coherente en el marco de relaciones internacionales hegemónicas, sino que, consciente de lo que está en juego, sus instituciones y esfuerzos, han estado en el pasado, implicadas en procesos revolucionarios, y mantienen hoy una posición diplomática y política de construcción de paz mundial, regional (…)”.

Desde su posición como país garante de la paz, Cuba ha brindado seguridad, alojamiento, transporte, salud para las delegaciones y ha mediado para resolver las tensiones entre las partes implicadas en los momentos críticos de la negociación. “El Gobierno cubano ha actuado con un enorme profesionalismo, con absoluta independencia y respeto por ambas partes, y ha aportado una valiosa experiencia en este tipo de procesos”, expresó Humberto de la Calle, jefe de la parte negociadora del Gobierno colombiano, en La Habana, el 19 de noviembre del año 2012.

En el caso de que en algún momento se rompan los diálogos de paz, se establece que se cumpla el protocolo, en el cual debe estar definido el tiempo con el que cuentan las partes o países a partir de su anuncio de la ruptura del diálogo para planear y concretar el retorno de sus miembros representantes.

La convivencia armoniosa entre las naciones siempre será un buen pretexto para que sus representantes se sienten y dialogan sus diferencias. Así se evitaría la guerra y se estimularía el respeto a la diversidad en un mundo “civilizado”.

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