Las condiciones y el grueso del crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI) que volverá a atar a Argentina a los designios de esa institución, se definían este viernes en su sede, mientras el potencial acuerdo suscitaba fuertes críticas en el país.
En un documento dado a conocer la víspera por el diario Página 12, un grupo de personalidades católicas identificadas como Cristianos para el Tercer Milenio afirmaba que «la decisión del Gobierno de iniciar negociaciones con el Fondo Monetario Internacional no es la consecuencia de errores o impericia en el manejo de la política económica, sino de la aplicación de la conocida, y siempre fracasada, receta neoliberal».
También la Pastoral Social se pronunció en contra, así como sectores sindicales y sociales que recuerdan los estragos que las imposiciones del Fondo ocasionaron en la sociedad argentina en los años de 1900 y principios de los 2000.
Según reportes, el directorio ejecutivo de la institución se reunió en la mañana del viernes para analizar la solicitud por Argentina del préstamo, informó el FMI a través de un comunicado.
La reunión estuvo presidida por la directora gerente Christine Lagarde, quien consideró que Argentina «ha estado dedicada a una transformación fundamental y positiva».
Eso no es lo que piensan, sin embargo, los cientos de personas que han salido a protestar las últimas semanas en ese país en rechazo al alto costo de la vida, especialmente, los servicios de primera necesidad.
Según Lagarde, el ejecutivo de Macri «ha sido consciente» de la necesidad de «mantener el consenso social, incluido el ajuste fiscal», a pesar de la rapidez con que, reconoció, ha instaurado sus impopulares medidas económicas.
El despacho recordó que Argentina había previsto un crecimiento de su PIB de 3,2 por ciento para este año, pero el propio FMI lo sitúa entre 1,5 y -2,5 por ciento.
Lagarde adjudicó a la volatilidad financiera y la sequía la constricción de la economía argentina que obliga al ejecutivo de Macri a pedir el préstamo, pero analistas locales han estado revelando el crecimiento imparable de la deuda externa lo que, en su opinión, ha solventado un desempeño económico marcado por los recortes sociales, en busca de disminuir el déficit fiscal.