Degaña: pueblo maldito

Publicado el 31 diciembre 2015 por Orlok @afriasangre
Sheila Barrero, de 22 años y vecina de Degaña fue asesinada el 24 de enero de 2004 en el alto de La Collada, entre Asturias y la provincia de León, mientras regresaba a su casa con su vehículo después de una noche de trabajo y diversión. Al parecer alguien adelantó el vehículo de Sheila para que se detuviera y ella paró. Tenía que ser algún conocido de la muchacha para que en ese paraje solitario, se decidiera detenerse. Bajó la ventanilla, pero le autor prefirió entrar en la parte posterior del vehículo y dispararle a quemarropa en la nuca para después huir del lugar. Hubo un acusado, su exnovio Borja V.G., pero por falta de pruebas fue absuelto y el caso archivado posteriormente. A día de hoy el caso sigue sin resolverse.
   El 22 de mayo de 2011, Silvia Brugos celebraba junto a sus compañeros su elección como concejala de la pequeña localidad asturiana de Degaña. De pronto su móvil sonó. Su exmarido, José Manuel Álvarez Fernández le lanzó un amenazante mensaje: “Ya eres concejala, seguro que estás muy contenta, pero lo vas a pagar”. El lunes 23 de mayo, a las 6 de la mañana irrumpió José Manuel Álvarez en casa de Silvia. Portaba un machete con el que mató al padre, hermano y novio de su exesposa, además de herir a ésta y a su madre. La propia Silvia avisó a la Guardia Civil. En el lugar de los hechos también se encontraban los dos hijos de la agredida y su exmarido, de 6 y 11 años de edad, que presenciaron los hechos sin recibir ningún tipo de agresión física. El acusado fue detenido dos horas después de los hechos en el municipio leonés de Toreno, cuando pretendió embestir con su vehículo a otro de la benemérita en su huida. El 20 de febrero de 2014, José Manuel fue condenado  a 89 años y 2 meses de prisión.
Degaña es una población de apenas unos 1000 habitantes. Se conocen todos los vecinos. Incluso el que fuera acusado y absuelto en el crimen de Sheila Barrero, Borja V.G. con su familia y la de Sheila viven en el mismo municipio. Es imposible evitar cruzarse por la calle, ni tan siquiera esquivar las miradas de sospecha que aún recaen sobre ellos, sobre todo de los parientes de Sheila, que creen que el autor del crimen fue Borja con la ayuda de alguna otra persona.