—¡Pues yo creo que voy a pedir un polvo enamorado! —dijo un cliente al maître. —Lo siento caballero, pero ese plato es del Restaurante Quevedo, el que está al otro lado de la calle.Texto: Rubén Gozalo
—¡Pues yo creo que voy a pedir un polvo enamorado! —dijo un cliente al maître. —Lo siento caballero, pero ese plato es del Restaurante Quevedo, el que está al otro lado de la calle.Texto: Rubén Gozalo