Título: Deja en paz al diabloAutor: John VerdonEditorial: Roca Editorial, 2012Páginas: 504.
SINOPSIS.
Han pasado seis meses. David Gurney apenas ha conseguido reincorporarse a una cierta normalidad después de haberse encontrado al borde de la muerte tras resolver el caso más peligroso al que se había enfrentado. Madeleine, su esposa, está preocupada; Gurney ha sido diagnosticado con síndrome de estrés post-traumático y nada parece alegrarle.
Días después el ex detective recibe una llamada. Connie Clark, la periodista que creó la leyenda de Súperpoli y lo catapultó a la fama quiere pedirle ayuda. Su hija Kim está realizando un documental sobre las familias de las víctimas de un asesino en serie al que nunca atraparon, el Buen Pastor, y Connie quisiera que Gurney supervisara sus investigaciones y la guiara. En parte por aburrimiento y en parte por hacerle un favor a Connie, Gurney acepta.
Sin embargo, esto no será más que el principio. Incapaz de ponerle coto a su curiosidad y a su necesidad de resolver cada una de las incógnitas que se le presentan, David Gurney se verá arrastrado a una investigación para descubrir la verdadera identidad del asesino.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Éste es el tercer libro que leo de Verdon en muy poco espacio de tiempo, muestra de que es un autor que me ha gustado mucho y su personaje principal, David Gurney, me ha encandilado hasta desear ver como va evolucionando en cada una de sus novelas. Es como si estuvieras muy cerca de él y de su familia, en su propia casa, ya que como sabéis, David Gurney está jubilado a sus cuarenta y siete años de edad después de veinticinco años de servicio en la policía y cuando trabaja en un caso es porque lo contratan como asesor o similar porque tampoco está dado de alta como detective privado, algo que seguramente quebraría su matrimonio con Madelaine. Precisamente, Gurney se ha jubilado anticipadamente para trasladarse a vivir en la tranquilidad del campo, lejos de la ciudad y lejos de todo aquello que pueda suponer un peligro para su vida o la de su familia. Sin embargo, ya sabemos por novelas anteriores que ser detective y, sobre todo, resolver enigmas va en la naturaleza de este policía retirado y que por mucho que su mujer intente que centre su atención en las tareas cotidianas tales como ocuparse de un huerto, arreglar el tractor o podar los árboles junto a ella, Gurney no puede evitar centrar su atención en la resolución de los casos que de forma ocasional le llegan, siempre consistentes en misterios por resolver dentro de un mundo lleno de mal.
Una investigación trepidante, llena de tensión y de peligro y, sobre todo, rodeada del Mal en su estado más puro lo cual te provoca en más de una ocasión un repelús y cierta tensión que a los lectores de novela negra nos gusta especialmente. Entre medias de toda la investigación esa profunda crítica hacia este tipo de medios de comunicación con minúscula que lo único que comunican es bazofia y mentiras simplemente para ganar mayores audiencias que la competencia.
En resumen, os animo a leer a este autor tardío que empezó a escribir tras jubilarse y a triunfar sin esperarlo, a conocer a Gurney, un ex-policía cerebral cuya manera de pensar y meditar a mi me encanta, me transmite muchísima tranquilidad porque es todo meditación hasta que todo encaja, y ¿por qué no? a su mujer y a su hijo. En el fondo, esa relación de lucha dialéctica con su mujer condiciona en cierto modo la manera de ser de nuestro héroe.