DEJAD QUE LAS EMPRESAS SE ACERQUEN A MÍ, por Empresarios del 9 largo
Publicado el 29 septiembre 2013 por Catalega @Catalega
Hoy contamos con una nueva colaboración, la de un
gran amigo que, en este artículo, nos cuenta una de sus anécdotas en el proceso
de creación de una nueva empresa. Espero que solo sea el primero…
En esta España de provincias, ¿quién no ha oído
hablar de acercar la Universidad a la sociedad?, acercar la investigación a las
empresas, etc. Pues imagínese que se lo cree.
Después de creérselo, y tenerlo interiorizado, pues
piensa usted en hacerse empresario, bueno, empresario no, emprendedor, que es
políticamente correcto. Los empresarios son malos, no pagan impuestos,
explotan, tienen cuentas en Suiza. Los emprendedores contratan a gente con su mejor
sonrisa, piden subidas de impuestos para tener una sociedad mejor, son más
altos y más guapos.
Una vez superados los pequeños trámites
administrativos, ya saben, 10 años para crear la ventanilla única… ahí es nada.
Pues deciden implantarse en uno de esos parques científicos, tecnológicos,
cluster de I+D, Smartcity, o como haya querido denominarlo el genio de turno,
que abundan solitarios en cada rincón de esta tierra. Pues una vez decidido
acercarse, ojo con el precio que “no es cosa menor”, se encontrará con que hay
que solicitar permiso a la “Comisión de Investigación” de la Universidad, y uno
espera, claro está, que le ofrezcan en un escrito aquellos grupos de
investigación que tienen que ver con la actividad de su empresa, que le digan a
dónde dirigirse si tiene alguna idea nueva, darle la bienvenida… Pues no.
Recibes un escrito en el que te piden que aclares cómo
se va a realizar el desarrollo de los productos que piensas desarrollar, que
indiques como vas a conseguir que tus productos sean más competitivos que los
de tu competencia, que detalles el plan de investigación de cada uno de tus
productos, que detalles que mejora supone cada producto en comparación con los
de la competencia, así como indicar qué relación tienen dichas investigaciones
con la citada universidad. ¡Ahí lo llevas!
En resumen, que se atreven a pedirte, así sin
anestesia, lo que ni siquiera te pide un inversor después de firmar un acuerdo
de confidencialidad, y de establecer penalizaciones en caso de incumplimiento.
No solo quieren tener detalladito cómo es tu proceso de desarrollo, sino cómo
vas a mejorar cada producto, porque claro, veladamente eso de que un
“empresario” sea capaz de investigar nada… no señor, no, usted firme un
contrato con un investigador de esta nuestra universidad, que nosotros somos
los que investigamos.