La madre abandona a su familia, cuando la protagonista tiene tan solo cuatro años, para alistarse voluntaria en las SS. Sera parte activa en los campos de exterminio nazi, participara en las mayores atrocidades imaginables, con la conciencia limpia, para asombro de la protagonista.
Helga crece con un gran vacío. Es criada por una madrastra que no la quiere. Sueña con un encuentro con su madre en el que pueda encontrar una explicación a todo aquello. Busca escuchar de ella, que fue obligada a cometer semejantes barbaries. Que nada fue voluntario, ni la militancia con el régimen, ni la huida del hogar…
Al vacío que deja su abandono, se une la necesidad de buscar razones para no odiarla.
Pero la madre de Helga, con su crueldad, rompe con todas las inercias naturales del ser humano para amar, por el mero hecho de serlo, a una madre
En cincuenta y ocho años solo se ven en dos ocasiones desde aquella despedida a los cuatro años. Una,veintisiete años atras. Helga viaja con su hijo. El encuentro es vacio, frio, decepcionante…
La última visita es la materia prima de esta novela, sus pormenores, los sentimientos a flor de piel….
Una entrevista de dos desconocidas madre e hija. El pasado siendo convocado por la hija y manando de la madre, ahora en su decrepitud...
Un pasado que ya no se puede recuperar y que es… el que es.
Una novela escrita en base a sentimientos, una olla exprés de emociones.
Un encuentro paradójico en el que ambas se necesitan . La madre por la fragilidad de su salud, por su edad. Ella por sus anhelos no satisfechos. Pero nada puede acercar ya, una distancia infinita.
Una lectura que merece la pena. Me ha gustado la temática (mucho), la forma de abordarla, y la recomiendo totalmente.