El grande, sepresentó en la plaza más importante desu país, al tiempo que confirmó su doctorado español, el pasado 4 de diciembre, mismo que recibió del mítico José Tomás. El pequeño vivió su estreno en ese escenario en el 2010 en la temporada de novilladas.
Ayer domingo 11 de diciembre en señalada fecha de celebraciones a la Virgen deGuadalupe, el mayor escribiótempranamente una página histórica en su carrera. Hizo honor a su dinastía al cortar un rabo enesa plaza, en fecha que su fallecido padre, Rey del arte torero en México, cortara su última orejaen vida por el año1994.
El menor, sin serdoctor en Tauromaquia todavía, halaureado su arte
El mayor, aún cuando el triunfo de hoy trae recuerdos del pasado, personifica el presente más auténtico del toreomexicano. Con forja a la antigua escuela, nutriéndose de su propia historia, a través desu abuelo, su tío y su padre a quien tiene siempre presente. Y eso le aporta a su toreo un especialsabor, amén de naturalidad y frescura, personalidad fraguada en la cuna del toreo poraquello de la competitividad.
El pequeño acaso lovive en sentido inverso, al haber bebidode fuentes europeas su afición, a través de su mapa genético, pero con unmarcado y personalísimo toreo metido en la cabeza, y desarrollado y maduradohoy, en casa y tempranamente por un don especial, talento o genialidad, llevaconsigo técnica y concepto, naturalidad,facilidad y personalidad inusuales para tan corta edad. Es el presente y seguro que será el futuroinmediato.
Los conocí en el momento que vinieron a torear a la Bicentenaria plaza detoros de Acho en Lima.
Vinculo sus historias,relaciono sus vidas, porque los dos tienen algo en común desde equidistantes puntos taurinos yvivenciales. Aunque debo decir Silveti y Michelito, me gusta másdecir Diego y Miguel. Ellos son ya una realidad del toreo mexicano,americano. Y eso es importante para la Fiesta.