Comenzamos año. Algunos nos sentimos melancólicos, otros con ilusión, otros con desesperanza… pero, fuera de las connotaciones religiosas y comerciales, repasamos lo que ha sido el año que termina y lo que será el año que empieza. En estas reflexiones nos proponemos dejar de fumar, adelgazar, comer mejor, aprender, hacer más ejercicio, etc… Está claro que dejar de fumar nos proporciona salud, hacer ejercicio o llevar una buena alimentación también.
ABANDONO LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS. Los pensamientos negativos nos introducen un una espiral que va creciendo y de la que después es difícil salir. A la larga deforman la realidad y van restando nuestra energía y entusiamo, produciendo un desgaste mental y físico que nos influye negativamente en nuestra vida. Vamos a dejar de pensar en cosas negativas o enfrascarnos en problemas potenciales. Vamos a enseñar a nuestra imaginación a visualizar pensamientos positivos, a vernos en situaciones agradables, a imaginarnos fuera de los problemas una vez superados. Muy pronto nuestro subconsciente responderá a los pensamientos positivos cargándonos de energía positiva.
ABANDONO EL ABURRIMIENTO. El aburrimiento agota nuestra energía. Seguir las rutinas de manera demasiado estricta nos hace sentir más cómodos, pero a la larga nos vuelve apáticos y perezosos. Afrontar nuevos retos, experimentar nuevas situaciones y ocuparnos en algo que nos guste, aunque solo sea un rato, es el motor de nuestra energía. Las nuevas experiencias además favorecen la aparición de ideas y la creatividad.
ABANDONO EL SENDENTARISMO. Puedo hacer ejercicio moderado, de forma regular, adaptado a mis necesidades. Puedo caminar 30 minutos al día o practicar ejercico moderado tres veces en semana. En la medida de lo posible mantendré el máximo contacto con la luz solar, ya que favorece la producción de endorfinas, relacionadas con el bienestar. Siempre que tengamos oportunidad, el contacto con la naturaleza nos recarga las energías. Los iones negativos que desprenden las hojas de los árboles favorecen la dilatación de los vasos sanguíneos y mejoran la oxigenación de los tejidos.
ABANDONO EL CANSANCIO. Dormir pocas horas es un mal hábito que a la larga nos pasa factura. La falta de sueño dificulta al concentración y la memoria, haciendo también que estemos más irritables. Cuando me despierte, lo haré de forma suave y dedico un tiempo a estirarme. Con el estiramiento se mejoran los niveles de energía, se aumenta el riego sanguíneo y se tiene más oxígeno. Mejor no tirarse de la cama cuando suene el despertador y darnos un tiempo para ver cómo amanece otro día.
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