La capital del Principado de Asturias sigue siendo parada obligatoria de las grandes orquestas y batutas en gira por España, y en este frío final de enero desembarcaba todo un ejército sonoro con un general al mando (que tiene su placa en una de las columnas del hall inaugurada en su anterior visita) al que faltaría espacio en su casaca para tantas condecoraciones. Y la batalla iba a ser de las buenas con dos obras de figuras de la orquestación como son los dos rusos para una orquesta acostumbrada al foso.
La expectación era grande, con el auditorio al completo (igual que el lunes en Madrid o el miércoles en Valladolid aunque programa distinto al de estas capitales) y ciertamente no defraudó a nadie director ni orquesta pese a unos inicios titubeantes en ambas partes del concierto, primero por una entrada "poco ajustada" del tutti y después con un fagot solista que falló nada más comenzar, meras anécdotas en una velada con menos toses de lo habitual pese a la adversa climatología.
Claro que no nos iban a dejar "muertos" aunque sea "La fuerza del destino", cuya obertura nos trajo un Verdi plenamente sinfónico trascendiendo la ópera, como queriendo recordarnos que a los italianos se la debemos y en Asturias entendemos algo del tema. Como si la lucha Wagner-Verdi siguiese vigente en pleno siglo XXI.
Espero que estos conciertos sigan trayendo a Oviedo auténticos ejércitos y no guerra de guerrillas. Si además tienen mando en plaza como "El General Mehta", la batalla será un placer.