Dejen que juegue Román

Publicado el 11 febrero 2013 por D10
Dados ya los sucesos en torno al magnífico futbolista argentino Juan Román Riquelme, mientras algunos no pueden disimular los borborigmos que la noticia del regreso del 10 les causa, la polémica se enfoca hacia otro lado: ¿Cómo está Riquelme para jugar?.
En realidad es una pregunta retórica ya que los riquelmistas aseguran que Román puede jugar parado, y los antiriquelmistas hacen la pregunta induciendo la respuesta. Aún con Riquelme entrenado como en el 2011 decían que no podía jugar, el 10 los calló a todos sacando campeón a un equipo muy flojo y llevándolo a la final de la copa Libertadores pese a no haber tenido la suerte de que alguno de sus compañeros atacantes la embocara en ese pequeño rectángulo que forman los tres palos y el césped.

Los niembristas que elogian  o critican a un futbolista por la cantidad de kilómetros que corren, analizan lo más fácil, o creerán que correr es difícil. Les recomendaría que fueran todas las mañanas a los bosques de Palermo y se fijaran la cantidad de corredores que se ejercitan en la zona, traten de imitarlos, así verán que hasta Niembro es capaz de correr un par de vueltas, así de una vez por todas empiezan a hacerse preguntas más relevantes que la de si Riquelme puede correr a la par de Clemente Rodríguez.
En concreto tendríamos que saber ya, a esta altura, que la plenitud física es lo más fácil de obtener, basta con entrenarse, y la pregunta más importante debiera ser: ¿Cómo está tal o cual jugador para darle un pase al compañero?. Algunos de los compañeros de Román no sé si pasan el exámen.
Sabemos que Román es un jugador preocupado por los entrenamientos, es que cada vez que se decide por fin a entrenar...

Por eso es entendible que prefiriera hacer cualquier cosa con tal de abstenerse de entrenar, ya fuese sentirse vacío para llenarse inmediatamente después de que las pretemporadas a las que no asistió hubiesen concluído, o fingir que el burrito Rivero no le permite entrenar con la seriedad requerida.

Es cierto que se puede especular con que todo este lío que se hizo con la vuelta o no vuelta de Riquelme tenía el único objetivo de evitar la pretemporada, sin embargo, ese argumento queda descartado ya que se conoció que Riquelme ha estado entrenando con un preparador físico personal y jugando día por medio al fútbol con los amigos. Teniendo en cuenta la calidad técnica de algunos titulares de Boca, no sé si no es preferible.

Algunos exageran, como podrán ver en el video del tano Pasman que coloco al final de este párrafo, y aseguran que Riquelme es capaz de jugar arrastrándose en el campo. Ahí hay que disentir, si bien lo físico nunca es más importante que lo futbolístico, un enganche que no es capaz de acompañar un ataque a la velocidad del delantero más lento del equipo, aportará muchas otras cosas, pero reduce las posibilidades ofensivas del equipo. Esto no quiere decir que la velocidad más importante fuese la de la carrera.

Hay quienes se quejan con indignación debido a que Riquelme sin pretemporada y con ocho meses sin tocar la pelota será titular inamovible por encima de algún compañero bien preparado. Están esperando el primer mal pase de Román para avalar sus prejuicios, o a que el 10 demostrara cansancio a los veinte del segundo tiempo, como si ningún futbolista en la historia se hubiese cansado jamás. Me gustaría preguntarles cuánto tiempo sin jugar y cuántas pretemporadas había pasado Riquelme antes del siguiente partido donde con dos tiros libres y jugando un partidazo hizo que la selección Argentina triunfara por encima de su similar ahueonao.

Nadie se indigna al ver un futbolista que habiendo hecho una pretemporada perfecta, habiendo jugado todos los días, no se le ha visto jamás darle un pase al compañero. Y esto no lo digo solamente por Leandro Zoomoza, el cínico cinco de Boca, hay unos cuantos a los que les cabe la alusión.

Admitamos que nuestro fútbol no es gran cosa y que, si basta con estar bien entrenado para ser titular en un equipo grande, significa que no hay grandes jugadores, y que algunos pocos, como BOCHINI, Maradonga, Gorosito, Ortega, y Riquelme, pueden hacer la diferencia sin llegar a la plenitud física.
Hay otras circunstancias relacionadas con el tipo de entrenamiento que influyen en el rendimiento de un jugador, pero no vale la pena exponerlas porque para entenderlas hay que saber que algunos trabajos físicos endurecen los músculos, hacen que el jugador perdiera agilidad y sensibilidad al momento de entrar en juego con la pelota, y eso no le importa a nadie. Como tampoco importa hablar del cansancio mental que suministra el calendario del fútbol más las numerosas dificultades que viven los futbolistas.      
Dejen que Riquelme juegue, que salve a Boca y a Bianchi como ya lo hiciera antes sosteniendo la pelota hasta lo impensado, dejen que se lesione la planta del pie por aguantar el peso de los rivales y por coger de parado, y dejen que el hincha de Boca vuelva a ser feliz. Si la cosa no funciona, si Román no anda, con todo lo que le dio a Boca, al fútbol, y a Bianchi, todos sabremos ser agradecidos y acompañar su triste camino hacia el retiro.
Si hay alguien en este fútbol con derecho a tener alguna coronita, sin dudas, es el rey Román.