Una guerrilla para un día repleto de amor, envuelto entre tradiciones cristianas y paganas y donde está servida la mezcla de fieles seguidores y detractores del santo del amor: San Valentín.
Algunos dicen que es el final oficial (desde el punto de vista comercial) de la campaña de Navidad, otros dicen que es el día para quererse y en fin, hay algún otro que se divierete generando piezas tan interesantes como la que quería compartir con vosotros: una ciudad – París- repleta de unos estrafalarios cajetines de seguridad, que contienen una flor para casos de enamoramiento súbito.
Acción de marketing de guerrilla, con gancho, bien pensada y sobre todo con una ejecución bonita. Sin duda, se trata de una nueva forma de generar contenidos, en el que el consumidor recibe un adelanto que puede servir como inspiración para su propio storytelling. ¿Lograrán historias de amor?