Hoy se cumplen 120 años del nacimiento de uno de los grandes poetas argentinos, el genial Oliverio Girondo. En el muy buen sitio de poesía “A media voz” hay una antología de su obra a la que remitimos:
http://amediavoz.com/girondo.htm
y en Google Books se puede consultar sus obras completas en:
http://books.google.com.ar/books?id=iLpS_nXEl8EC&printsec=frontcover&dq=inauthor:%22Oliverio+Girondo%22&hl=es&ei=2dxLTsTcI8ycgQeW0oxz&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CCkQ6AEwAA
A modo de homenaje chatarra, rescatamos del archivo de "Super Chatarra Special" una nota de mayo de 2002, de nuestra sección “palito, bombón, helado”, en la que enlazábamos su figura con la de Groucho Marx, en una selecciones de sus ingeniosas frases reunidas en “Membretes”. Quien quiera ver la nota original puede visitar este link:
http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/mayo2002/pabh0205.htm
Olivroucho Marxondo
Frente a todos los espejos de la ciudad, las mujeres ensayan su mirada "Smith Wesson"; pues, como las vírgenes, sólo salen de casa esta semana, y no si no cazan nada, seguirán siéndolo...
Semana Santa, Sevilla, mayo de 1923.
Los únicos brazos entre los cuales nos resignaríamos a pasar la vida, son los brazos de las Venus que han perdido los brazos.
Renán es un hombre tan bien educado que hasta cuando cree tener razón, pretende demostrarnos que no la tiene.
Las Venus griegas tienen cuarenta y siete pulsaciones.
Las Vírgenes españolas, ciento tres.
El ombligo no es un órgano tan importante como imaginan ustedes ... ¡Señores poetas!
¡La opinión que se tendrá de nosotros cuando sólo quede de nosotros lo que perdura de la vieja China o del viejo Egipto!
¡Impongámosnos ciertas normas para volver a experimentar la complacencia ingenua de violarlas! La rehabilitación de la infidelidad reclama de nosotros un candor semejante. ¡Ruboricémosnos de no poder ruborizarnos reinventemos las prohibiciones que nos convenga, antes de que la libertad alcance a esclavizarnos completamente!
El cemento armado nos proporciona una satisfacción semejante a la de pasarnos la mano por al cara, después de habernos afeitado.
"La Maja Vestida" está más desnuda que la "maja desnuda".
No hay que confundir poesía con vaselina; vigor, con camiseta sucia
Lo único que nos impide creer que Saint Saens haya sido un gran músico, es haber escuchado la música de Saint Saens.
¿Las Vírgenes de Murillo?
Como vírgenes, demasiado mujeres.
Como mujeres, demasiado vírgenes.
La Gioconda es la única mujer viviente que sonríe como algunas mujeres después de muertas.
¡Cuidado con las nuevas recetas y con los nuevos boticarios! ¡Cuidado con las decoraciones y "la couleur locale"! ¡Cuidado con los anacronismos que se disfrazan de aviador! ¡Cuidado con el excesivo dandysmo de la industria londinense! ¡Cuidado -sobre todo- con los que gritan: "¡Cuidado!" cada cinco minutos!
Así como un estilo maduro nos instruye -a través de una descripción de Jerusalén- del gesto con que el autor se anuda la corbata, no existirá un arte nacional mientras no sepamos pintar un paisaje noruego con un inconfundible sabor a carbonada.
Rodin confundió caricia con modelado; espasmo con inspiración; "atelier" con alcoba.
Con la poesía sucede lo mismo que con las mujeres: llega un momento en que la única actitud respetuosa consiste en levantarles la pollera.
Trasladar al plano de la creación la fervorosa voluptuosidad con que, durante nuestra infancia, rompimos a pedradas todos los faroles del vecindario.
¡Si buena parte de nuestros poetas se convenciera de que la tartamudez es preferible al plagio!
¡Cómo dejar de admirar la prodigalidad y la perfección con que la mayoría de nuestros poetas logra el prestigio de realizar el vacío absoluto?
A fuerza de gritar socorro se corre el riesgo de perder la voz.
Estamos tan pervertidos que la inhabilidad de lo ingenuo nos parece el "sumun" del arte.
Las mujeres modernas olvidan que para desvestirse y desvestirlas se requiere un mínimo de indumentaria.
Ningún Stradivarius comparable en forma, ni en resonancia, a las caderas de ciertas colegialas.
Ante la exquisitez del idioma francés, es comprensible la atracción que ejerce la palabra "merde".
Lo prodigioso no es que Van Gogh se haya cortado una oreja, sino que conservara la otra.
Aspiramos a ser lo que auténticamente somos, pero a medida que creemos lograrlo, nos invade el hartazgo de lo que realmente somos.
Ambicionamos no plagiarnos ni a nosotros mismos, a ser siempre distintos, a renovarnos en cada poema, pero a medida que se acumulan y forman nuestra escueta o frondosa producción, debemos reconocer que a lo largo de nuestra existencia hemos escrito un solo y único poema.